LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

El secreto del crimen de John List: "una enfermedad contagiosa"

Mató a su madre, esposa y tres hijos y desapareció durente 18 años hasta que fue detenido gracias a un programa de televisión

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Pedro González

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Esta semana, se cumplen 51 años de un parricidio que conmocionó a Estados Unidos. John List, un contable educado y trabajador, asesinaba a toda su familia tras averiguar un secreto… Un secreto que terminó trastornándolo. Mató a su madre, a su esposa y a sus tres hijos. Un caso que conmocionó incluso a los investigadores.

UN FAVOR

Mónica González Álvarez es periodista y escritora, autora del libro ‘Las caras del mal’ y lo primero que le hemos preguntado en La Noche de Adolfo Arjona es porque John List pensaba que había hecho un favor a su familia. ‘Una de las cosas que lo torturaba eran las creencias que sus padres le había inculcado desde pequeño’ asegura Mónica; ‘su padre esta un estricto creyente luterano y le condujo a pensar que cualquier persona que cometiese una infracción en su vida, cualquier pecado, debía ser castigado y eso le atormentaba.

John List se casa con una mujer que no tenía nada que ver con él y después de tener tres hijos descubre un secreto; que su mujer tenía sífilis y por lo tanto el también se había contagiado y además esta mujer comenzaba a tener una demencia avanzada; ‘eso fue algo que trastornó poderosamente a John y además a nivel económico su familia estaba en bancarrota’ dice Mónica González; ‘lo despidieron de la empresa en la que trabajaba y por lo tanto se unen su situación económica al la repugnancia que le causa la enfermedad que su mujer le ha contagiado'.

EL PLAN

John List lo planificó todo, eligió y organizó el día en el que acabaría con su esposa, su madre y sus tres hijos. ‘Era un hombre muy organizado, lo planificó al milímetro sin ningún tipo de empatía ni remordimiento alguno’ cuenta Mónica; ‘lo primero que hizo fue cerra todas las cuentas bancarias incluyendo la de su madre y con el dinero se compró una pistola además de arreglar la de su padre. Unos días antes del crimen telefoneó al colegio de sus hijos para decir que se iban a ir de viaje unos días y así tener una coartada'.

EL DÍA DEL CRIMEN

Esa mañana List estaba desayunando con su mujer y de repente le dispara por la espalda con una de las pistolas. Uno de los disparos fue en la cabeza y ella no tuvo tiempo de reaccionar. ‘Luego subió las escaleras de la casa donde se encontraba su madre de 84 años, le pega otro tiro en la cabeza y muere en el acto’ cuenta Mónica; ‘luego esperó a que dos de sus hijos llegaran del colegio y cuando entran a casa les dispara por la espalda y los mata. Luego prepara la comida para el mayor, va a recogerlo al partido de fútbol, regresan a la casa y al entrar lo acribilla a tiros’.

La familia vivía en una casa solitaria y nadie escuchó nada.

SIN RASTRO

John List consiguió despistar a la policía durante 18 años hasta que finalmente descubren el parricidio. ‘List limpió bien la sangre, dejó una nota al sacerdote de su iglesia diciendo que tenía que irse y durante esos 18 años lo que hizo fue cambiar de vida’ dice Mónica González; ‘cambió de identidad, se puso el nombre de Robert Peter Clark, se compró un trailer y vivió en varias ciudades, se casó nuevamente con una segunda mujer hasta que un programa de televisión que se llama “Los más buscados de América” saca a la luz este caso’.

La policía pidió colaboración ciudadana y en el programa presentan un busto de arcilla con la cara de John List y un amigo del matrimonio reconoce a su amigo Robert, llama a la policía y poco después lo detienen, tras comprobar su verdadera identidad.

EL JUICIO

John List tuvo la sangre fría de matar a su madre, esposa y tres hijos, limpió la escena del crimen y desapareció durante 18 años. Todos esos momentos tuvieron que salir durante el juicio. ‘Él nunca se arrepintió de los crímenes’ asegura Mónica; ‘él confiesa, sigue diciendo que fue para salvar sus almas y como es muy creyente dice que sigue viviendo por que si se suicida no iría al cielo y por lo tanto quitarse la vida no le hubiese servido de nada. El juicio fue lamentable desde mi punto de vista porque cuando alguien reconoce los crímenes, pero no se arrepiente, los familiares de esas personas que dan tocados para toda la vida’.

John List falleció en prisión con 82 años y hasta ese momento su vida pasó sin pena ni gloria. No fue condenado a pena de muerte por su estado, pero él esperaba morirse de viejo para reunirse con su familia.

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