Chef’s voice, la aplicación que lee los menús de los restaurantes a los invidentes

Los pintxos, las tapas, el cachopo, el marisco gallego, la paella, el jamón, los torreznos o los bocadillos de calamares... Y sólo estamos nombrando algunos de los platos típicos de nuestro país, porque en España se come bien, se come muy bien. Y los españoles, lo sabemos. Pocas cosas nos gustan más que, cuando llega el fin de semana, echarnos a la calle con la familia o los amigos, y acabar picando algo en un bar o restaurante. Sin embargo, eso de llegar al bar, abrir la carta y elegir qué vamos a tomar... no es tan fácil para todos los clientes. ¿Alguna vez te has planteado lo difícil que es para los invidentes ir a comer fuera... si no van acompañados?

Una pregunta que sí se hicieron los creadores de la aplicación para móviles Chef's Voice (La Voz del Chef). Una aplicación que lee los menús (las cartas de los bares y restaurantes) a las personas con problemas de ceguera para que puedan salir a comer fuera sin ningún tipo de problema.

Su director ejecutivo, Jon Ibarra, explicaba en La Noche que “su funcionamiento es muy sencillo, sólo tienen que pulsar un botón y escuchar qué hay en la carta”. Es a través de un ‘código QR’, que se escanea y ya se puede acceder a los menús, configurados en entrantes, carnes, pescados o postres.

Además, esta aplicación permite saber qué ingredientes tiene cada uno de los platos para que no haya ningún problema con los clientes alérgicos. Inclusive, se puede filtrar qué alergias se tienen para que no aparezcan los platos que el cliente no puede comer.

Un servicio dirigido a invidentes, a personas alérgicas y también para turistas, porque cuenta con 12 idiomas. “Siempre tuvimos claro que la aplicación iba dirigida a todos los clientes, incluidos, por su puesto, los invidentes”, comentaba Jon Ibarra.

“Los restaurantes que quieran empezar a utilizarlo, sólo tienen que pasarse por nuestra página web (www.chefs-voice.com) y nosotros nos ponemos de acuerdo con ellos para darles el mejor servicios”, concluía Ibarra.