Fernando de Haro: "Lo de abastecerse de aceite de girasol se parece a lo de hace dos años de papel higiénico"

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Así ha sonado esta mañana la orquesta de Kiev, la capital de Ucrania. A menos dos grados, y con las tropas de Putin a menos de 20 kilómetros, los músicos han interpretado, entre otras cosas, el himno de la alegría de Beethoven, que es el himno de la UE. Cuando se van a cumplir dos semanas del comienzo de la invasión y de la guerra parece que, por desgracia, también empezamos a acostumbrarnos a esto. De las tres horas al día que solemos pasar al día colgados al teléfono cada vez nos interesan menos las noticias de Ucrania. Pero la tragedia es ahora más acusada que hace dos semanas.

En la ciudad de Mariupol la situación es apocalíptica. No hay especiales novedades militares. Kiev y Moscú han acordado establecer seis corredores humanitarios para la salida de civiles en varias ciudades durante 12 horas. Siempre que Putin acepta corredores humanitarios acaba incumpliendo su palabra o permitiendo una salida, como ayer, muy reducida de civiles. Borrell en una intervención vibrante en el Parlamento Europeo nos ha pedido a los europeos que nos despertemos de nuestro sopor de bienestar y seamos protagonistas consumiendo menos. Durante los próximos días va a seguir haciendo frío en el norte de Europa. Borrell pide menos consumo de gas y el lehendakari Iñigo Urkullu habla de economía de guerra.

Urkullu dice esto porque a las acerías y las industrias metalúrgicas le sale más rentable, con el precio que tenemos de la luz, parar que seguir produciendo. ¿Estamos en economía de guerra? En los últimos días algunos consumidores se han lanzado a los supermercados, temiendo que el aceite de girasol se acabe. Es verdad que compramos ese aceite en Ucrania. Pero lo de abastecerse de aceite de girasol se parece a lo de abastecerse hace dos años de papel higiénico.

No estamos en una economía de guerra. Es verdad que en una economía de guerra se dispara la inflación y eso obliga a intervenir la política monetaria. Ahora tenemos la inflación muy alta. La ministra de Economía ha reconocido la espiral de precios. Es verdad que en una economía de guerra se hace necesario la intervención del Estado en muchos sectores, y que el Gobierno va a intervenir en el mercado eléctrico para frenar la subida del precio de la luz. Pero una economía de guerra es una economía con racionamiento, sin intercambios comerciales y con todos los medios de producción al servicio del ejército.

No podemos tener una economía de guerra porque no estamos en guerra. El pánico no tiene fundamento alguno. Otra cosa es que la factura de las pensiones se vaya a disparar, o que la recuperación y la creación de empleo peligren. Por eso es difícil de calificar el oportunismo de Sánchez en el Congreso al echarle a Putin la culpa de la subida de la inflación no solo en los últimos meses y semanas. Según Sánchez, Putin también es responsable de la subida de la luz en 2021.

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