Fernando de Haro: "Si el Gobierno comprase los test en el Mercadona de Portugal, saldrían más baratos"

2,94. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha anunciado que se fija el precio máximo como quien anuncia la ganga en una rebajas, por debajo de los 3 euros.

Han pasado cinco meses desde que la misma ministra anunciase que los test de antígenos se podían dispensar en las farmacias sin receta. En estos cinco meses los españoles hemos estado pagando por los test casi un 300 por ciento más que en la media de la UE. Estos 2,94 euros a los que se van a vender ahora los test, por debajo de tres euros como dice la ministra, están todavía por encima de los países de nuestro entorno.

En Francia y Alemania están por debajo de los dos euros y en Portugal a 2,10 euros. El Gobierno llega tarde y otra vez, llega mal. Después de que anunciase Sánchez que se iba a limitar el precio de los test, el Gobierno se lanzó al mercado internacional a comprar un gran lote de test para facilitar la rebaja del precio. El Gobierno ha comprado 5 millones de test con un contrato de emergencia, negociado sin publicidad, adjudicado a la internacional Abbott Rapid Diagnostics Healthcare. Y los ha comprado a 3,1 euros.

Si el Gobierno se hubiese ido a Portugal y hubiese comprado los test en Mercadona, les hubieran salido más baratos, les hubieran salido a 2,1 euros. La Comunidad de Madrid en el mes de diciembre la Comunidad de Madrid también compró test a la empresa Abbott Rapid Diagnostics Healthcare. Los compró a 2,5 euros, un 20 por ciento más baratos. Ya lo decía Rato, con una gran dosis de cinismo, es el mercado amigo.

Si quieres comprar cuando todo el mundo sabe que necesitas comprar porque llegas tarde, es fácil que te cobren más.

Si hubiese mercado realmente en España, si los test se pudieran vender en los supermercados bajarían. Tarde y mal para los test y tarde y mal para resolver el problema de las bajas. Lo venimos contando desde el inicio de la semana: los médicos no dan abasto porque se dedican a dar bajas y altas. La legislación no permite dar una baja al tiempo que una alta si es para más de cuatro días. Y cada una de las Comunidades Autónomas está tirando por su cuenta para agilizar el sistema. La idea de gestionar la infección como una gripe, impulsada por el Gobierno, cada vez se muestra más descabellada.

En las últimas 24 horas hemos tenido 125 muertos, descansen en paz, récord de contagios, y estamos casi a punto de llegar a lo que se considera al riesgo muy alto por ocupación de UCIs. La buena noticia es que parece que en Madrid se ha llegado a la fase de meseta, o sea que se ha superado el pico. Tendrá que superarse. A pesar de todo el Gobierno sigue amarrado a su optimismo bobo. El ministro de presidencia, Bolaños, ha admitido que hay incertidumbre.

Pero en seguida se ha corregido: la incertidumbre no va a impedir una recuperación sólida. Optimismo ingenuo que aumenta el desencanto.