Fernando de Haro: "Todo hubiera sido mucho más fácil sin el dislate de la marcha del emérito"
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Janet Parker fue una médico de Birmingham que murió muy joven. Murió de viruela, de hecho fue la penúltima persona que murió de esta enfermedad. La viruela ya estaba presente en el antiguo Egipto y a lo largo de los últimos milenios ha hecho mucho daño. Solo el pasado siglo mató a 300 millones de personas. Pero a partir de 1967 se inició una campaña mundial de vacunación que en 1979 permitió dar por erradicada la enfermedad.
Antes de que este anuncio se produjera, la doctora Parker se infectó y murió semanas después. ¿Cómo se había podido infectar de viruela una británica cuando la enfermedad estaba a punto de desaparecer? En la misma facultad de Medicina donde trabaja la doctora Parker, había un centro de investigación dedicado al estudio de la viruela. Estaba a cargo de ese centro el doctor Bedson. Bedson se dio cuenta de que Parker se había infectado por una fuga en su laboratorio. Poco después se suicidó. Bedson fue realmente el último fallecido por viruela, no por haber sido infectado sino por desesperación. Contra los virus se pueden desarrollar vacunas. El sentimiento de culpa y la desesperanza son mucho más difíciles de curar.
A estas horas todavía no ha terminado el almuerzo que el Rey emérito ha compartido con su hijo, Felipe VI, y con parte de su familia. No parece que la comida haya sido demasiado amistosa. En cuanto termine volará directamente a Emiratos Árabes. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo hemos llegado a que una comida del que fue Jefe de Estado y favoreció la llegada de la democracia con su hijo sea una noticia muy importante? ¿Cómo hemos llegado a que de ese encuentro no se distribuyan fotos después de dos años?
¿Cómo hemos llegado a una situación en la que la portavoz del Gobierno crítica al anterior Jefe del Estado por no dar explicaciones? Desde luego en todo esto tiene mucho que ver que Sánchez gobierne con un partido que quiera derrocar a la monarquía. En el origen de todo hayuna conducta poco ejemplar de Juan Carlos I que, jurídicamente, no ha tenido consecuencias.
El conocimiento de esa conducta provoca que el hijo se distancia del padre. En junio de hace tres años el emérito deja de tener actividad institucional, en marzo de hace dos años el hijo retira la asignación al padre porque no parece conveniente que quien ha ganado dinero de forma irregular reciba dinero de todos los españoles. Y en el verano de hace dos años se produce el dislate, un auténtico dislate: el emérito acabe en Abu Dabi donde fija su residencia. No había ningún motivo para ese exilio.
Cuando el emérito anuncia que quiere volver, ni la Casa Real ni el Gobierno le dejan dormir en Zarzuela donde ha vivido 40 años. La regulación que se aprobó cuando el Emérito abdicó en 2014 no estableció nada sobre la residencia del anterior Jefe de Estado. No dejarle dormir en la Zarzuela es otro dislate. El actual Rey, Felipe VI, ha hecho saber que está enfadado porque su padre le dijo en una carta que sus visitas tendrían un carácter privado y Felipe VI no considera nada privado lo que ha sucedido en Sanxenxo. En abril se aprobó el decreto que regula la Casa y la Familia Real y dice claro que no se aceptarán regalos. Felipe VI considera que su padre ha sido demasiado regalado. Todo hubiera sido mucho más fácil sin el dislate de la marcha del Emérito y sin el dislate de prohibir que durmiera en Zarzuela.