"El Congreso debería ser ese lugar donde el interés público esté por encima del interés partidista y en esta ocasión ha sido totalmente al revés"

Hoy me he planteado esta cuestión: ¿cuántas personas utilizan el transporte público en España? El último dato del INE, habla de 483 millones de pasajeros en noviembre de 2024. Para entendernos, podemos decir, los ciudadanos picamos 483 millones de billetes con diferentes trayectos. 

Cada uno de esos billetes son dinero y hasta ayer era algo que a los ciudadanos les salía bastante rentable y por eso, en los últimos 2 años el número de usuarios de transporte público no ha parado de crecer.

Enseguida vamos a ver cómo queda el precio de los billetes y abonos tras la caída del decreto que debía de prolongar las ayudas, pero más allá de esto y de la lectura política que tiene el asunto, ahora me gustaría centrarme en quienes veo como verdaderos protagonistas y “paganinis” de esta situación. Cualquiera de nosotros.

Lo que ha pasado es la demostración directa de que las decisiones políticas pueden tener un reflejo inmediato en la vida de los ciudadanos. Por eso, precisamente, el Congreso debería ser ese lugar donde el interés público esté por encima del interés partidista y en esta ocasión ha sido totalmente al revés.

Si el Gobierno quería prolongar estas ayudas al transporte, bastaba con aprobarlas de manera individual y no meterlas en un decreto con un montón de medidas, un cajón de sastre. Algo que estaba destinado al fracaso, porque se pretendían colar cosas que interesan al Gobierno con la excusa de aprobar también la bonificación al transporte o ayudas a la Dana.

En resumen, el gobierno pretendía forzar a PP, Vox o Junts a votar a favor poniéndoles entre la espada y la pared: o me apoyas en todo, o no me apoyas en nada. Y esta vez ha salido nada. Esto no convierte automáticamente al PP en los héroes de esta historia porque también tienen sus intereses y lo que falla es el conjunto del sistema.

Pero, no perdamos de vista que el origen de todo el follón está en una triquiñuela parlamentaria que esta vez al Gobierno le ha salido mal. Si ese decreto del trasporte se hubiera votado de manera independiente, hubiera salido, pero el Gobierno no quiso hacerlo así.

Esto no tienen por qué saberlo, o entenderlo así, los casi 500 millones de pasajeros del transporte público en España. Bastante tienen con aclararse con cuánto van a pagar a partir de ahora cuando suban al tren o al autobús.

Lo cierto es que hoy los billetes cuestan un poco más en muchas regiones y en otras tratan de mantener la bonificación mientras la clase política se tira los abonos a la cabeza.

La solución puede pasar por volver a votar las ayudas en el congreso pero de manera independiente. Lo que se pudo hacer desde el principio. Y esto nos lleva al refranero popular: “para este viaje no hacían falta alforjas” o mejor dicho, “para estos viajes lo que hacen falta, son abonos” y si es posible, a buen precio.