"Si se trata de negociar con dinero, Trump sabe muy bien jugar las cartas y a lo mejor, con lo de Groenlandia, no va de farol"

Al ver el repentino interés de Donald Trump por Groenlandia lo cierto es que me sorprendí bastante. Como la mayoría, lo primero que pensé fue en que se trata de una basta isla de hielo donde podría caber 5 veces España y, sin embargo, tiene apenas 60.000 habitantes. 

Creo que, la mayoría, de Groenlandia sabemos lo justo. Es un territorio que pertenece a Dinamarca, aunque el estado danés solo controla la política exterior y la defensa. Vive fundamentalmente de la pesca y es un paraíso natural. ¿Por qué ese interés de Trump? Porque debajo del hielo hay mucho más. Y ese es el primer motivo.

Groenlandia tiene una de las mayores reservas del mundo de tierras raras. Tierras de las que se extraen minerales muy apreciados en el ámbito de la tecnología y sector armamentístico. Eso lo sabe Estados Unidos y lo sabe China, que ha intentado explotar esos recursos hasta que la población votó en contra en un referéndum porque estaba afectando a la pesca local, su modo de vida.

Estados Unidos también tiene ese interés y otros. Por ejemplo, el control de las rutas marítimas que se están empezando a abrir como consecuencia del deshielo y que ahorran miles de kilómetros al comercio mundial.

Y luego está la posición estratégica de Groelandia que tiene un peso militar esencial para controlar los movimientos de Rusia. Desde el final de la segunda Guerra Mundial, Estados Unidos siempre ha intentado mantener su presencia militar en Groenlandia y por eso, en esa isla tiene una de sus bases aéreas más importantes.

De hecho, Trump no es el primer presidente, ni el segundo que intenta hacerse con el control de Groenlandia. A finales del siglo XIX, se planteó la idea de comprar la isla a Dinamarca y en 1946 la Casa Blanca hizo una oferta formal de 100 millones en oro. Dinamarca dijo que no. En los años 60 se planteó otra vez la idea y en pleno siglo XXI, Trump vuelve a la carga. Lo hizo en 2019 y ahora también.

La idea es que sean los propios groenlandeses los que opten por acercarse a Estados Unidos. ¿Cómo? Lo primero que tendría que pasar es que Groenlandia se tendría que independizar completamente de Dinamarca y eso lo puede hacer con un referéndum que tiene contemplado en su autonomía.

Esta idea no es tan descabellada, como ha contado en Mediodía COPE José Trejo, un español que pasa varios meses al año en Groenlandia.

Una vez independiente, Groenlandia podría negociar lo que quisiera con Estados Unidos y por eso Trump ha mandado a su hijo a sondear el ambiente y a mover la idea entre la población local. Me imagino que con todo tipo de promesas.

Si se trata de negociar con dinero, Trump sabe muy bien jugar las cartas y a lo mejor, en esto, no va de farol.