El consejo de un psicólogo para establecer la hora de volver a casa de los hijos: "Hay que ser un poco listos"
El experto señala que el horario de llegada no puede convertirse en una negociación entre padres e hijos, e incluso que poner límites puede ser conveniente para los adolescentes
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“Pues para eso no salgo, si me tengo que volver tan pronto...” o “ninguno de mis amigos se tiene que volver tan temprano a casa, no tienen hora”. Seguramente a muchos padres les suenan bastante estas frases o similares si sus hijos ya están en edad de salir por su cuenta con sus amigos. La eterna riña del horario de vuelta a casa entre los adolescentes y los padres se ve algo agravada ahora en verano, ya que los jóvenes usan la excusa del buen tiempo y que están de vacaciones para intentar conseguir que los padres relajen un poco los normas.
Un tira y afloja constante, ya no solo en fin de semana, sino que ahora que ya no tienen clases, puede darse casi cada día. “Cada día quiere llegar más tarde. Ahora su excusa es que como es verano, tiene que salir de casa más tarde, así que negociamos la hora de llegada casi a diario”, cuenta Gema de su hija de 15 años, Noelia. Eso sí, el horario del día siguiente depende de si ha cumplido lo acordado el día anterior.
Otro ejemplo es el de Silvia, que tiene una hija de 16 años. “Teniendo en cuenta que vivimos en un pueblo a 30 minutos de la capital y que no llega el metro, todo va en función de con quien salga y de los padres que estén dispuestos a recogerlas”. En su caso, el límite está fijado entre las doce y la una, salvo excepción de que vayan a algún concierto o festival, pero en ningún momento existe negociación.
Entonces, ¿hasta qué punto es recomendable que haya cierta negociación entre ambas partes para acordar la hora de llegada a casa? El psicólogo Marc Masip reconoce la dificultad de poner límites a los adolescentes que están en plena efervescencia, especialmente ahora que tienen acceso a todo a través de Internet y las redes sociales y a la falta de normas por parte de algunos progenitores, pero admite que pueden ser bastante beneficiosos. “En general, creo que las normas y el orden a nivel cognitivo y a nivel conductual funcionan muy bien. Pone como ejemplo que la única vez que ha bajado el consumo de tabaco entre los adolescentes fue cuando se aprobó la ley antitabaco.
Aún así, Masip precisa que los límites sirven, pero no para todos los niños por igual. Es decir, no hay una norma escrita que diga a qué hora deben volver a casa según cada edad. Además, advierte de los riesgos si empiezan desde edades tempranas a adelantarse a hacer cosas más propias de adultos: ”Cuanto antes quemen etapas, antes van a necesitar hacer otras cosas más raras o más negativas”.
¿Cómo es la mejor manera de establecer la hora de llegada de nuestros hijos?
Ahora que ya tenemos claro que poner límites es lo más conveniente, e incluso beneficioso para nuestros hijos, llega el momento de fijar esa hora de vuelta a casa. Marc Masip destaca que en esa decisión tiene que haber un acuerdo de los padres, “que haya siempre un mensaje común”. Especialmente tiene que existir este consenso en padres separados, dice el psicólogo. “No puede decir papá una hora y mamá otra”.
También hay que “ser un poco listos” y jugar al mismo juego que ellos, según Masip: “Si quieres que lleguen a las tres, les dices dos y media”. Sin embargo, es aconsejable tener cierta tolerancia a algún pequeño retraso.
En cualquier caso, eso sí, no debe hacer una negociación o regateo, como comenta el psicólogo.“Esto no es el fichaje de Mbappé, somos los adultos los que ponemos las normas”. En este sentido, señala que los jóvenes no están preparados para enfrentar ciertas situaciones que pueden darse en la noche, ya que a esas edades “el cerebro no está desarrollado madurativamente para atender los peligros o saber decir que no”.
En el caso de que los hijos terminen llegando más tarde de lo que se había acordado, Marc Masip ve oportuno optar por algún castigo, como quedarse sin salir algún día, para que aprendan que sus actos tienen consecuencias. También advierte a los padres de que tengan cuidado con algunas excusas que sus hijos pueden poner por haber vuelto tarde. “Que los padres sean conscientes de que los buses y los taxis funcionan, y que los móviles tienen cobertura y batería. No seamos inocentes”, recomienda el psicólogo.