La dura decisión de José, un jubilado de Catarroja, para poder salvarse de las inundaciones tras la DANA: “Durante tres días”

Él le contaba a Pilar García Muñiz, en 'La Tarde', su historia y cómo ha salvado su vida pero ha perdido su casa y todo lo que tenía

Catarroja tras la DANA
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Ana Rumí

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3 min lectura

A poco de que se cumpla una semana desde que la DANA arrasase con miles de casas, municipios, y vecinos, seguimos consternados con las noticias que nos llegan desde allí y, sobre todo, con las incipientes consecuencias que estamos viendo. 

Mientras los servicios de emergencia, militares y policía y Guardia Civil continúan ayudando en los pueblos y buscando a los desaparecidos, son miles de voluntarios los que están yendo a todos esos municipios a abastecer a los vecinos y a ayudarles a limpiar sus calles y casas.

El equipo de 'La Tarde', con Pilar García Muñiz al mando, se ha desplazado a la zona cero de esta catástrofe para conocer de primera mano lo que ocurre ahí, cómo está el lugar a casi una semana de la tragedia, y conocer los testimonios de los vecinos.

Pilar García Muñiz con uno de los afectados por la DANA

Pilar García Muñiz con uno de los afectados por la DANA

Testimonios que, en su mayoría, son desgarradores. Y en las calles de Catarroja, desde donde hoy está haciendo el programa en riguroso directo, se ha encontrado a José. Él tiene 66 años, está jubilado, y el paso de la DANA ha arrasado con todo lo que tenía.

Y cuando decimos todo lo que tenía, es, por desgracia, literal.

La dura decisión de José para salvar su vida por la DANA

Mientras conocía, de primera mano, los testimonios de miles de vecinos en las zonas más afectadas, Pilar García Muñiz se encontraba con José en la calle. 

A él es a uno de los que han tenido que atender los cientos de voluntarios que han ido hasta allí. Y es que, al perderlo todo, se ha quedado sin ropa, sin comida, y sin un lugar donde vivir.

Por eso, cuando lo ha visto en la calle, estaba sentado en una silla de plástico, quitándose los zapatos que tenía calados de barro de todos estos días, y tirándolos a la basura. Enseguida, se probaba otros que le han traído unos voluntarios, y lo hacía entre lágrimas.

“He perdido todo lo de la casa...” y, enseguida, se emocionaba sin poder continuar apenas con sus palabras. “Vivía ahí, tengo 66 años, iba a arreglar la casa para cuando estuviéramos más mayores y lo he perdido todo, todo me lo ha destrozado”.

Él contaba que, hasta que llegó la DANA, vivía en su piso con su pareja. Ahora, ella se ha ido a casa de sus nietas y, por el día, va a visitarlo a él.

Lo que sí que quería recalcar es la decisión que ha tenido que tomar para salvar su vida tras el paso de la DANA. “He estado durmiendo en el rellano de las escaleras por si acaso venía otra ola. En tres días he comido tres galletas, no me entra la comida, esto es para vivirlo. Cuando lo vives tú, madre mía...” expresaba.

Las pequeñas acciones de los vecinos de la zona cero que suponen todo

Por las calles de esta zona cero, el equipo de 'La Tarde' ha visto cómo cientos de vecinos y voluntarios hacen, lo que pueden con lo que pueden, todo para ayudar a aquellos que lo han perdido todo. 

“Con palas, cubos, cepillos, todos manchados hasta las cejas. Hay tantos voluntarios que para no entorpecer el trabajo de los servicios de emergencia se había restringido su acceso a algunas zonas afectadas. Pero ellos quieren ayudar y muchos hoy han sorteado esas restricciones y han llegado hasta aquí por caminos paralelos, algunos andando por las vías del tren” recalcaba Pilar García Muñiz.

Y entre esos voluntarios está Ahmed, un taxista marroquí de Valencia, que se dedica a llevar medicinas al centro de Paiporta en su taxi teñido de marrón por el barro.

DANA Valencia

DANA Valencia

“He traído medicamentos para una señora que está aquí aislada, que no puede bajar ni está aislada. Llevo 28 años. Y he recibido la llamada esta mañana, a medio día, de una señora que le hacía falta medicamentos. Y compré medicamentos y los traje. Eso es la humanidad. Es que tiene que ser humano para hacer eso” decía este taxista.

“Aquí no debe pensar ni musulmán, ni cristiano, ni negro, ni rojo, ni blanco. Esto hay que poner, arrimar el hombro y a trabajar todo. Gobierno, ciudadanos, extranjeros, todo, todo el mundo” sentenciaba.

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