El duro viaje de Leire tras decidir abortar: "Tomé conciencia de que llevaba dentro la vida de mi hijo"
Tiene 40 años y tres hijos, "uno vivo y dos muertos". En 'La Tarde', ha contado cómo su segundo embarazo pasó de ser "un marrón a una ilusión"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El dato es escalofriante. Desde 2010, cada año, se producen en España una media de 100.000 abortos. Más de un millón de vidas perdidas en una década.
En 'La Tarde', conocemos a una de esas madres que decidió, en su momento, abortar. Es Leire Navaridas. Tiene 40 años. Cuando tenía 26, se quedó embarazada y decidió no seguir adelante. Era un “marrón”, explica.
“El aborto es una consecuencia. En mi cultura adquirida, ser madre es una condena porque te limita, te condiciona y te coloca en una subordinación con respecto al hombre, al padre que te va a dejar tirada”, razona en primer lugar. “Yo tenía muchas ambiciones y vives ese embarazo como un marrón y, a la vez, te cuentan que el aborto es una solución, como un trámite administrativo”, define.
En aquel momento, decidió abortar, pero al año siguiente volvió a quedarse embarazada. “Había empezado con un terapeuta por unos vértigos. Cuando le comuniqué que me había quedado embarazada, el me respondió con la enhorabuena”, expone, “aunque para mí era otro marrón”.
La terapia fue clave
"En la consulta, tomé conciencia de que lo que llevaba dentro era la vida de mi hijo y, por otro lado, me dijo una frase que me impactó, que fue: Leire deja de destruir y ponte a construir”, asegura.
"De pronto, entendí la deriva destructiva que llevaba y, por otro lado, se me abrió la perspectiva de la construcción. Fue una cuestión de una hora. Mi conexión con respecto al embarazo pasó de ser un marrón, a una ilusión muy grande”, cuenta. Pero no todo fue deseado. “El problema fue que fruto del aborto anterior, este hijo con tres meses, lo perdí”, dice resignada.
Leire habla de esos momentos como difíciles. “Fue un viaje a los hondos profundos que me permitió ir recolocando todo y darme una oportunidad en la vida", expone, aunque tardó mucho en ser consciente de ello.
"Una vez, comenté que había abortado y me preguntó alguien si habia sanado la herida. No sabía de qué me hablaban. El nivel de desconexión conmigo misma era importante”, resume.
Ahora, Leire tiene un niño de 5 años. Pero ella siempre habla de tres. Uno vivo y dos muertos. “La experiencia no es la misma. Pero el amor de madre es el mismo”, cuenta.
El desconocimiento del aborto
La manifestación del Día de la Mujer de 2018 fue un punto de inflexión para Leire. “Cuando ví todas esas pancartas reclamando el aborto como un derecho, yo ahí ví que hay un desconocimiento de lo que supone el aborto para las mujeres. Lejos de ser algo feminista, es un acto súper machista. No tiene en cuenta a la mujer ni a su naturaleza", asegura.
Desde entonces, Leire ayuda a mujeres que están pasando por una situación similar. Su experiencia es que “por lo general, hay siempre un sentimiento de estar solas y desamparadas, y un factor ausencia de amor y compromiso por parte del hombre. Una soledad de la que no eres consciente. La vulnerabilidad es máxima", justifica.
"Cuando quedas embarazadas con muchas carencias, la llegada de ese hijo puede llegar a suponer una amenaza de que todo eso se vea multiplicado. Es un sacrificio. Amenaza la libertad y la independecia", cuenta, ejemplificando. "La realidad es que hay mujeres que pierden su trabajo. Si ya son mayores, son señaladas socialmente. No solo es mental o de un miedo, sino que también es real", manifiesta.