Pilar Aranda dueña del bar de Castejón: "Me da temor cerrar el bar porque en el pueblo no quedaría nada"
Pilar Aranda es dueña del bar de un pueblo de Zaragoza llamado Castejón, que pertenece a la España vaciada.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Ese sonido estridente de grupos de personas que hablan muy alto mientras se toman unas cervezas, unos vinos o unos cafés es una escena típicamente española y es verdad que es un sonido molesto, escandaloso, insoportable a veces, pero este ruido es también el sonido de la vida, sobre todo, si hablamos de pequeños pueblos de la España vaciada. Porque los pueblos de la España vaciada mueren por la despoblación y porque no nacen niños, porque los jóvenes se van y el efecto de bola de nieve lleva a la desaparición de los médicos, de las farmacias y de las escuelas. Todo un drama... pero la puntilla definitiva sucede cuando cierra el bar del pueblo.
En España desaparecen 2400 bares al año desde 2010 y la mayoría son de pequeños pueblos. Pueblos de la España Vaciada. Así queda reflejado en el Anuario de la Patronal Hostelera. Y es que ¿Con 20 o 30 vecinos, cómo se mantiene un bar? A 1 euro el café o la cerveza ¿Cómo se mantiene un bar? Con 10 o 20 clientes al día ¿Cómo se mantiene un Bar? Con el gasto en electricidad, impuestos, canal plus bar para poder ver el fútbol, wifi que acaban usando todos los clientes como es lógico ¿Cómo se mantiene un bar?
Pero el problema es que para la España vaciada un bar no es solo un negocio para mantener a una familia, es el centro social y de reunión de la gente del pueblo, es un servicio público. Muchos lo piensan, pocos lo dicen: “el que día que cierre el bar, se acabó el pueblo” Eso podría ocurrir en Castejón de Alarba un municipio de Zaragoza donde ahora mismo, en inverno, solo viven 35 personas.
Pilar Aranda aguanta al frente del bar en el que nació y donde ha pasado toda su vida, viviendo y trabajando. Pilar tiene 69 años y se resiste a cerrar.
“Un café con leche en mi bar cuesta 1 euro. Cuando puse la primera cafetera que fue hace 50 años, una cafetera de brazo que hacía muy buen café. Ahora el café bueno es caro, ha subido pero no hay que comprar el café malo”, ha comentado Pilar.
Pilar ha contado a La Tarde de COPE: “El bar es mi casa. Yo vivo en ella, me levanto por la mañana abro mi puerta para limpiar. Si viene alguien les atiendo, no tengo que salir de mi casa para atender a la gente. Yo cierro cuando nos vamos acostar, yo estoy todo el santo día en el bar. Yo no le digo nunca que se marchen a los clientes, cuando quieran ellos”.
Pilar comenta que siempre se gana algo con el bar pero dice que si lo cierra no habría nada en el pueblo. “Tengo temor de cerrar el bar porque no quedaría nada en el pueblo. Nadie de mi familia va a continuar y esto si fuese un establecimiento del pueblo todavía lo podría coger una persona pero como es mi casa particular es imposible”, explica la dueña del bar de Castejón.
En este pueblo no hay escuelas, los médicos vienen 2 veces a la semana y las enfermerías están cerca pero no hay ninguna en el pueblo. “Ya son años con el bar, pero bueno yo estoy muy agusto. Mis padres lo cogieron en 1943, ya son años”, concluye Pilar Aranda.