La fe que atraviesa los escombros

Esta mañana he buscado rápidamente algún eco de la ansiada noticia del alto el fuego en la única parroquia de la Franja de Gaza… ¡y la he encontrado! La revista Mundo y Misión, del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, ha conseguido hablar con el padre Gabriel Romanelli: “¡el alto el fuego no es la solución al conflicto, pero es un paso absolutamente necesario!”, y añade que cada día, cada hora, es necesario rezar por la paz. No oculta que la situación "¡sigue siendo muy, muy, muy mala!", tres veces muy. El paisaje lo componen “escombros sobre escombros, no queda nada, solo desolación, hambre y enfermedad”. En el recinto de la Sagrada Familia permanecen unos quinientos cristianos. Han tenido que transformar las aulas del colegio en habitaciones, pero aun así intentan garantizar la enseñanza para que los niños no pierdan el curso escolar.

“Estamos muy cansados , confiesa el padre Romanelli, pero intentamos salir adelante; con la ayuda que recibimos logramos preparar comida dos o tres veces por semana, y luego nos organizamos con pequeños fogones donde la gente se turna para cocinar lo que nos llega del Patriarcado Latino de Jerusalén” Con eso ayudan también a miles de habitantes del barrio. Cada mañana, después de la oración, el párroco comienza el día visitando a los enfermos, algunos muy mayores y postrados en cama. Reconoce que el sufrimiento es grande, “pero intentamos resistir y mantener viva nuestra vida de fe porque es el motor más profundo que tiene el ser humano”. Celebra la misa todos los días y gracias a las monjas organiza actividades para los niños. “Oramos mucho y seguimos esperando en el Señor, las esperanzas humanas pueden fracasar, pero la esperanza en Dios nunca falla”. Hoy escuchamos muchos análisis interesantes y necesarios. Pero es bueno, imprescindible, escuchar esta voz: la voz de la fe que atraviesa los escombros, que siembra la esperanza.