El milagro cotidiano del matrimonio
La carta que el Papa Francisco ha dirigido a los matrimonios con motivo del Año de la Familia es para leer sin saltar una línea
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La carta que el Papa Francisco ha dirigido a los matrimonios con motivo del Año de la Familia es para leer sin saltar una línea. Es clave la imagen del matrimonio como “salir de tu tierra”, lo mismo que Abrahán. Como dice el Papa, desde el noviazgo, y a través de la llegada de los hijos, del trabajo o las enfermedades, los esposos tienen que abandonar las propias inercias y costumbres y salir hacia la tierra que Dios les promete: “ser dos en Cristo, dos en uno”. Eso que parece imposible y que hoy se nos dice que es absurdo intentar.
En otro pasaje Francisco dice que “la vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto en un mar a veces agitado… pero no olvidemos que, a través del sacramento del matrimonio, Jesús está presente en esa barca”. Por eso, mejor que tantas fórmulas huecas, es decisivo que los esposos “mantengan juntos la mirada fija en Jesús”, que no hace desaparecer los problemas, pero da la fuerza y la luz para afrontarlos desde otra perspectiva. Nuestro amor humano es débil, reconoce el Papa, por eso necesita de la fuerza del amor fiel de Jesús para construir sobre roca la casa del matrimonio.
Mi último apunte se refiere a los novios que, hoy más que nunca, representan la valentía creativa, la confianza en Dios y en el propio corazón humano que espera una unidad indestructible. El Papa les invita a apoyarse en sus propias familias y en sus amigos, en la comunidad eclesial, para que aprendan del testimonio vivo de quienes ya han transitado el camino que ellos comienzan. Sí, el matrimonio es un gran milagro cotidiano que muestra cómo Cristo sigue presente en medio de los avatares del m mundo. Es por eso, también, clave para la evangelización en esta hora.