"Frente a los casos de escapismo de Ribera y Sánchez, el Rey regresa a Valencia para estar con los soldados"

Jorge Bustos analiza el examen al que se somete la ministra de Transición Ecológica y el viaje de Sánchez para evitar dar explicaciones 

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Esta tarde el Parlamento europeo examina los méritos de Teresa Ribera para ser comisaria. La verdad es que no es el mejor momento para examinar la idoneidad y la capacidad gestora de la responsable de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que no avisó de la crecida letal en el barranco del Poyo ni permitió las obras de su adecuación y drenaje en 2021. 

Pero aunque es probable que Ribera pase un mal rato durante el examen, no es probable que sus responsabilidades en la gestión de la dana hagan descarrilar finalmente su nombramiento.

Ya sabes que las instituciones europeas se gobiernan mediante pactos genéricos entre partidos, mediante negociaciones de cuotas entre país y mediante cuidadosos equilibrios de poder que son ajenos a la coyuntura política de un estado miembro en concreto. 

Así que, aunque sea con el voto en contra de los eurodiputados españoles del PP, todo apunta a que Teresa Ribera cumplirá su deseo de salir ya del Gobierno de Pedro Sánchez y recalar en Bruselas, lejos de esta legislatura estancada por la debilidad parlamentaria y marcada por los casos de corrupción.

Mientras Ribera se va a Bruselas, Pedro Sánchez se encuentra ya en Bakú, en la cumbre del clima. Ya sabes que Pedro es un presidente intermitente: para los marrones se escuda en la cogobernanza, y para el reparto de ayudas y pagas varias reclama el foco en primera persona, aunque luego las ayudas tarden en llegar o las pague el sector privado o haya que devolverlas o no lleguen nunca.

Tenemos a un presidente Houdini, maestro del escapismo, que siempre sabe cuándo salir por la tele y cuándo poner tierra de por medio en su oportunísimo avión. Por ejemplo, cuando vuelven arreciar las noticias sobre la corrupción de Ábalos o sobre la citación judicial de Begoña Gómez, asuntos desagradables que vuelven tan inhóspitas las sesiones de control; sesiones como la que Pedro se fumará mañana. 

Que se queme Mazón, que sí va a ir al Parlamento valenciano, mientras él descarboniza a tope en Azerbaiyán. Por cierto que viene otra dana: la anterior le pilló en la India, a ver si se va a convertir en tradición que las tormentas siempre le sorprendan fuera del país que en teoría gobierna.

Frente a los casos de escapismo de Ribera y de Sánchez, ya conocido en los ambientes como la anguila de Paiporta, el Rey Felipe regresa hoy a Valencia para estar con los soldados que llevan días desplegados en la zona catastrófica. 

El Estado somos todos, dijo Pedro; pero el aplauso de las ocho que propone debería ir para quienes aguantan sobre el terreno a pesar de las dificultades. Empezando por el Jefe del Estado. El Rey aguantó a pie firme en Paiporta para escuchar a los vecinos desesperados, y regresa hoy para apoyar a los militares, y regresará la semana que viene con la Reina Letizia. Porque él sí se ha hecho cargo del estado de ánimo de los

valencianos. Y porque él no está en el cálculo político sino en predicar con el ejemplo. El Estado somos todos, sí, pero algunos lo son bastante más que otros.

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