"Los motivos del absentismo de Sánchez: los del cobarde para no enfrentarse a los abucheos y los del cínico que insiste en que todo es cosa de Mazón"

Escucha el monólogo de Jorge Bustos del lunes 9 de diciembre

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Bienvenido al mediodía de este lunes de diciembre, día en el que se celebrará el solemne funeral de Estado por las víctimas de la dana en la catedral de Valencia. Lo va a oficiar el arzobispo Enrique Benavent, va a contar con la presencia de Don Felipe y Doña Letizia y hasta bien entrada la mañana no hemos sabido si Moncloa pensaba mandar a alguien en representación del Gobierno de España. En un país normal, en una democracia laica, pero respetuosa de la institucionalidad, el presidente del país que acaba de sufrir la peor catástrofe del siglo acude a su funeral de Estado. No por fe, sino por respeto al primer funeral colectivo que se dedica a las víctimas. Se trata de confortar a las familias. El momento pide estar al lado de los que sufren, no buscarse excusas ideológicas para disfrazar la cobardía o el cinismo.

Porque estos son los verdaderos motivos del absentismo de Sánchez esta tarde en la catedral de Valencia: los del cobarde que no quiere enfrentarse a otro probable abucheo del pueblo valenciano, y los del cínico que quiere insistir en el relatito de que lo de la DANA es todo cosa de Mazón. Que Pedro no quiere saber nada de lo que pasó en Valencia, y mucho menos del dolor de las víctimas y de las ayudas que no llegan. Que si quieren ayuda, que se la pidan, pero al funeral no va. No vaya a parecer que Pedro tiene tanta culpa como Mazón en la pésima gestión inicial de este desastre. Yo recuerdo cuando Pedro Sánchez era jefe de la oposición y propuso un funeral de Estado por cada víctima de violencia de género. ¿Te acuerdas? Yo sí. Pero claro, Pedro no se acuerda ni de lo que propuso ayer. Ahora que tiene la oportunidad de ir a un funeral de Estado por 230 compatriotas, no va. ¿Es que una víctima de la violencia de género, una lacra infame que hay que erradicar, merece más atención que una víctima de la violencia de la naturaleza y de los errores del Estado?

Bien está, ojo, que manden a María Jesús Montero, a Diana Morant y a Ángel Víctor Torres. Tres ministros, vale. ¿Pero por qué no va el presidente? ¿Y por qué no hubo ninguna representación española en el acto de reapertura de Notre Dame en París, al que acudieron más de 40 mandatarios de todo el mundo? Sabemos que el ministro de Cultura, ese hombre que siente verdadera pasión por la descolonización y que se llama Ernest Urtasun, estaba invitado, pero prefirió ir al circo, como cualquier payaso. Sabemos también que los Reyes de España estaban invitados, pero sin el visto bueno del Gobierno no pueden viajar a ninguna parte. El ministerio de Albares culpa al de Urtasun, pero me da igual que la ausencia se deba a la incompetencia en la coordinación o al sectarismo ideológico. Quizá a la reapertura de unas ruinas aztecas sí habría ido don Urtasun, el descolonizador. Pero hace falta ser muy necio para ignorar que Notre Dame es algo más que un templo católico: es un símbolo fundacional de la cultura europea. Y que eso no lo sepa un ministro de Cultura da la idea del nivel intelectual y moral del Gobierno. Tenemos un Gobierno que confunde la aconfesionalidad con la insensibilidad, y la laicidad con el analfabetismo.

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