"Pedro nunca ha tenido ningún plan porque va cambiando de opinión según lo que le exigen los que lo pusieron en Moncloa"

Jorge Bustos analiza la situación actual a la que se enfrenta el Gobierno tras retirar la votación del techo de gasto

- 3 MIN

Ya sabemos quién ganó el partido en Suiza entre Santos Cerdán y el partido de Puigdemont. Ganó por paliza el de siempre, Puigdemont, y perdimos todos los demás. Incluido Óscar Puente, que dijo que no es ningún drama no aprobar unos presupuestos. 

Pero a su jefe (el puto amo en palabras del propio ministro de Transportes) sí le debió de parecer un drama perder la votación del techo de gasto, que es la antesala de los presupuestos. Por eso ordenó retirar la votación de mañana, para abrir ahora un periodo de cesiones, extorsiones y genuflexiones ante Junts.

Porque Pedro no negocia con Puigdemont: no podemos llamar negociación al proceso por el cual siempre cede el Estado y siempre gana el enemigo de ese Estado. El juego consiste en que un presidente suplica a un golpista buscado por la Justicia y se abre a ceder cualquier cosa con tal de prorrogar su vida en Moncloa.

Por eso insistimos en que la debilidad de Pedro Sánchez es mucho más peligrosa que su fortaleza. Porque una psicología dominada por un apetito enfermizo de poder hará lo que sea con tal de satisfacer ese apetito. 

Y lo que sea, en este caso, incluye nuestro dinero y nuestras instituciones. Hoy los periódicos cuentan que Sánchez ha ordenado ceder “en todos los frentes”. En el frente económico, permitiendo a Cataluña gastar mucho más, aunque eso quiebre la senda de déficit de todo el país. En el frente institucional, abriendo en canal lo poco que queda del CNI para que el separatismo conozca los secretos del servicio secreto. 

En el frente cultural, dando la batalla por el catalán en Bruselas, que no tiene otra cosa que hacer que promover lenguas minoritarias y elevar el gasto en pinganillos. Y en el frente político, Puigdemont reclama las competencias en inmigración para ejercer su soberana xenofobia: es decir, que a los senegaleses que se hacinan en Canarias los atiendan el resto de comunidades, pero Cataluña no, que allí ya tienen suficiente con los charnegos. 

Y si consigue todo esto, todavía a última hora la portavoz Nogueras amagará con tumbar las cuentas públicas si no se compromete un calendario para el referéndum. Y lo hará porque puede hacerlo. Porque tiene a Pedro en sus manos. Porque Pedro prefiere vender el Estado cacho a cacho antes de jugarse el poder en unas elecciones.

Y ojo, si todo esto falla y al final Junts no apoya los presupuestos, Moncloa y sus palmeros mediáticos culparán al PP por no entregar sus votos gratis para sacarle las cuentas al Gobierno. Porque ya sabes que la historia de la filosofía se fundamenta en esta máxima: si te engañan una vez la culpa es del que te engaña; si te engañan dos veces, la culpa es tuya; y si te engañan tres, la culpa es del PP.

El gran engaño del sanchismo, el que resume estos seis años de política bastarda, es la teoría de la concordia. Es esa mentira monumental que dice que Pedro tenía un plan para pacificar Cataluña y lo ha ejecutado paso a paso y que gracias a él Cataluña está mejor que nunca. 

Qué patraña infame. Pedro nunca ha tenido ningún plan, porque va cambiando de opinión en función de lo que le van exigiendo los que lo pusieron en Moncloa desde la moción de censura. Acusó de rebelión a Puigdemont y prometió traerlo para juzgarlo, y ahora le suplica en Suiza a cambio de indultos, amnistías y cuponazos. 

Y Cataluña no está mejor con Salvador Illa porque su poder depende de que ejecute la ruptura de la solidaridad fiscal con España, y eso es justo lo que inició el procés con Artur Mas. Está todo mucho peor que entonces, y lo está por una única razón. Una sola: el desordenado apetito de poder de un hombre aterrado ante la posibilidad, cada vez más cercana, de volver a ser como el resto de los mortales.

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Último boletín

12:00H | 25 SEP 2024 | BOLETÍN