"Ahora sabemos que una trama mafiosa se infiltró en el corazón del partido, del Gobierno y del Estado al poco de llegar Sánchez a Moncloa"

Jorge Bustos analiza las novedades del caso Koldo que ponen el foco sobre José Luis Ábalos

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No damos abasto para seguir los escándalos del Gobierno. Si parpadeamos nos perdemos una nueva noticia de corrupción económica o de corrupción moral del Gobierno. 

En la misma semana hemos pasado del caso Begoña, avalado por la Audiencia de Madrid, a la rebaja de penas para etarras pactada con Bildu, y al día siguiente conocemos un nuevo informe policial del caso Koldo después de la detención del conseguidor Aldama. 

Y quizá el caso de la mujer del presidente sea más mediático, y ya nadie se atreve a descartar que Begoña Gómez acabe sentada en el banquillo, pero el caso Koldo-Aldama-Ábalos es bastante más grave en términos penales. Por eso el juez acaba de preguntar al Congreso si Ábalos es diputado y por tanto aforado: lo pregunta no porque no lo sepa, sino porque es el paso previo a mandar la imputación de Ábalos al Supremo.

TRAMA MAFIOSA EN EL PARTIDO, GOBIERNO Y ESTADO

Ahora sabemos que una trama mafiosa se infiltró en el corazón mismo del partido, del Gobierno y del Estado al poco de llegar Pedro Sánchez a La Moncloa. 

Del partido porque José Luis Ábalos era el secretario de Organización, el hombre fuerte del PSOE, el muñidor de las primarias que entronizaron a Pedro en Ferraz, y el negociador y defensor parlamentario de la moción de censura que elevó a Pedro a La Moncloa. 

Del Gobierno porque Ábalos era el ministro de Fomento, el que manejaba el mayor presupuesto de todo el Ejecutivo, pieza clave del mando único que Sánchez decretó durante la pandemia, cuando todos los controles para la contratación pública se relajaron, ofreciendo una jugosa oportunidad de negocio a los corruptos con nuestro dinero. 

Y del Estado porque la trama tenía en nómina nada menos que a un comandante de la Guardia Civil, al que sobornaba a cambio de móviles black, teléfonos blindados para que no pudieran ser pinchados. Uno de esos móviles lo usaba Ábalos. Y el propio Koldo preguntó a un guardia civil corrompido si el móvil del mismísimo presidente del Gobierno estaba pinchado.

¿Qué sabía Koldo de Sánchez para que le preocupara que sus comunicaciones quedaran expuestas? ¿Qué relación tenía el “nexo corruptor”, como llama la UCO a Aldama, con Begoña Gómez, Delcy Rodríguez y el rescate de Globalia? 

Porque Aldama, además de ser detenido por el fraude de 180 millones en una trama de hidrocarburos, aparece en los patrocinios del Africa Center que dirigía Begoña, en el ministerio de Ábalos, en la madrugada de Barajas con Delcy y sus maletas... En todas partes donde huela a cerrado, allí está Aldama.

Pero es que nada de esto es cosa del pasado. Es que hace un mes Santos Cerdán, actual secretario de Organización del PSOE, al que por cierto se le están rebelando los barones, se reunió discretamente con Koldo para hacer control de daños. 

La verdad es que Cerdán podría escribir un libro -si supiera escribir- sobre sus reuniones: en Suiza con un prófugo, en reservados con un imputado. Y todo para que al final Pedro, si quiere, se lo cargue en el congreso como un fusible fundido, alguien que se ha manchado demasiado y podría salpicar al señorito.

La Moncloa es un búnker rodeado por una escombrera que cada día crece un poco más y amenaza con tragárselo. Pero el problema de su inquilino es que la inmundicia no la lanzan desde fuera. El problema es que viene de dentro.

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