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"La última gala de los Goya ha servido para algo muy bueno: para demostrar que el cine español es tan plural como la sociedad"
Escucha la reflexión de Bustos de este lunes 10 de febrero
- 2 MIN
Son las dos, la una en Canarias.
Qué tal, bienvenido si te incorporas a este Mediodía Cope. La última gala de los Goya ha servido para algo muy bueno: para demostrar que el cine español es tan plural como la sociedad española. La anomalía es que durante años la propia gala de los Goya se ha empeñado de forma suicida en aparentar lo contrario: que todo el mundo del cine es monolíticamente progresista, según lo que el Gobierno de Pedro entiende por progresismo, que es un fenómeno cambiante y a menudo contradictorio. Pues bien, este año se han aplaudido discursos en favor de la libertad de expresión y la dignidad de las víctimas de ETA y el reconocimiento a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Me dirás: qué mal tenemos que estar para que todo eso, que es de puro sentido común y de primero de democracia, sea noticia. Y tienes razón. Pero algo es algo. Estamos en deuda con los responsables de La infiltrada, que se alzó con el premio a mejor película, por haber devuelto cierta cordura moral al discurso público. La intervención de la productora de la película, María Luisa Gutiérrez, se ha viralizado por encadenar reflexiones que hace no tanto eran de curso ordinario. Escucha:
La anomalía es que durante años la propia gala de los Goya se ha empeñado, de forma suicida, en aparentar lo contrario"
Copresentador de 'Mediodía COPE'
Qué alivio oír estas sencillas verdades en la gran noche del cine español, ¿verdad? Pero ¿por qué experimentamos ese alivio al oírlas? Pues porque compruebas que no estás loco. Que no estás solo. Que no es ningún disparate aborrecer la alianza entre el Gobierno y Bildu, el partido de los herederos de ETA que sigue sin pedir perdón por sus crímenes. Que lo lógico y lo sano sigue siendo escandalizarse por esa alianza. Que no puede ser que el 60% de los jóvenes no sepa quién fue Miguel Ángel Blanco, o que más de la mitad de los españoles ignore cómo murió el ministro socialista Ernest Lluch. Y que es necesario hacer memoria histórica de ETA, que es un horror mucho más reciente que la guerra civil. En fin todas estas verdades que los españoles abrazábamos como sociedad azotada por el terrorismo hasta que alguien pensó que romper esos consensos básicos era rentable políticamente, para poder sumar más votos en el Parlamento si el PSOE se quedaba corto de escaños.
Por eso me alegro mucho de que La infiltrada haya sido premiada, más allá de que sea un thriller perfecto. Y celebro además que esté siendo un éxito de taquilla. Porque eso demuestra que los españoles están deseando conocer, compartir y recordar la historia tal como fue, no como algunos políticos quieren deformarla en beneficio propio. Así que sí: ¡viva el buen cine español!