"La espada de Damocles más afilada que Sánchez tiene sobre su cabeza es la de Puigdemont y si se decide a dejarla caer, a lo mejor la espada ya no le sirve de nada"

Pues ahora sí damos carpetazo a la Navidad y comenzamos a navegar de lleno el 2025. 

Lo hacemos con varios retos y con muchas incógnitas por delante. Esto no tiene por qué ser necesariamente malo y hay cosas que pueden evolucionar a mejor, aunque no creo que, por ejemplo, en Venezuela o en Ucrania vayamos a tener un año tranquilo y son dos de los asuntos que, ya mismo, van a empezar a ocupar portadas.

Quedan menos de 3 días para que Edmundo González intente tomar posesión como presidente de Venezuela. Nadie puede garantizar que pueda hacerlo y si lo consigue no será nada fácil. El régimen mantiene sobre él una orden de arresto y en las últimas horas, el gobierno de Maduro ha comenzado a detener a centenares de ciudadanos extranjeros, al menos 125, a quienes están acusando de terrorismo vinculado a la oposición. Ojo a Venezuela y lo que puede pasar en los próximos días.

Y tampoco podemos apartar la vista de otro conflicto que puede alcanzar un punto de inflexión inminente. Rusia avanza en la región ucraniana de Donesk y Ucrania avanza en la región rusa de Kurks. Ambos países tratan de ganar posiciones de última hora ante una hipotética negociación.

Y ese punto de inflexión tiene nombre y apellidos, Donald Trump, que tomará de nuevo posesión como presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero. Su posición con Ucrania es bastante menos comprometida de la que ha tenido Biden.

Lo que puede pasar en las próximas semanas en Ucrania o Venezuela no sale en ninguna bola de cristal que tenga a mi alcance. Si tuviera una, estaría mirando el gordo de la lotería del año que viene, la verdad. Por eso tampoco sé cómo puede evolucionar otra de las claves que puede tener este 2025 en España: ¿habrá elecciones?

Creo que ni siquiera Pedro Sánchez tiene una respuesta. No porque no quiera, sino porque no depende de él. Judicialmente, depende de 4 procesos abiertos. Desde el caso Koldo-Ábalos, hasta el de su mujer Begoña Gómez, pasando por el caso del Fiscal General del Estado y el de su hermano, David Sánchez.

Fuera de los juzgados, políticamente, Sánchez tampoco está libre de ataduras. Depende de la voluntad de Carles Puigdemont y hacia el mes de marzo o abril podríamos ver si el independentista sigue adelante con su idea de una Cuestión de Confianza si el gobierno no cede en todo lo que ha pedido.

Esa es la espada de Damocles más afilada que Sánchez tiene sobre su cabeza, la de Puigdemont. Otra cosa es que si Puigdemont se decide a dejarla caer, a lo mejor la espada ya no le sirve de nada. Y con eso también juega Sánchez.

En fin, así comenzamos 2025. Menos mal que no tenemos una bola de cristal porque si no, esto perdería mucha emoción.