¿Es una buena decisión dejar salir a los niños en breve?
Estanislao Nistal, virólogo de la Universidad San Pablo CEU, explica en 'Mediodía' COPE cómo afectará estas salidas a los niños
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El sábado pasado Pedro Sánchez adelantó la posibilidad de que los niños pudieran salir a la calle desde el 27 de abril. Y desde ese momento todo son especulaciones. La noticia quizá suponga el inicio del “final del túnel” del que tanto se ha elucubrado. Pero no va a ser tan fácil, porque esta información llega acompañada de una serie de condiciones que, según el presidente, se considerarán por zonas o autonomías.
Y mientras se ultiman los detalles, hay opiniones para todo. Unos encantados con la idea, y otros radicalmente en contra de que comience la permisividad con este virus que es implacable.
Estamos de acuerdo en el gran cambio que puede suponer en la rutina de un niño la preparación para la excursión diaria: la salida, la novedad de las calles sin gente, y la vuelta a casa con el buen sabor de boca...así que ese sector está expectante.
Pero las cifras de fallecidos y contagiados no son un juego, siguen siendo terribles aunque, como hemos visto hoy, disminuyen. Además se ha comprobado que el confinamiento ha surtido efecto.
Hemos entrevistado a un experto sobre la idoneidad o no de que esta excepción se ponga en marcha.
Estanislao Nistal, virólogo y profesor de microbiología de la Universidad San Pablo CEU. Nos comenta: “Desde mi punto de vista es necesario que los niños tengan buena salud física y salud psíquica, con lo cual para ellos es favorable, y también para aquellas personas que necesiten caminar; pero todo esto en un contexto de mucha responsabilidad”. Respecto al riesgo, añade que “viene asociado a la transmisión del virus, y sabemos que la transmisión del virus ocurre de dos maneras, entre personas y a través de fómites; entre personas está derivado del contacto cercano entre dos, una portadora y otra que se va a infectar, y si evitamos el contacto de personas, evitamos un nuevo brote; en el caso de los fómites, va asociado a restos de nuestra saliva, con lo cual, si somos conscientes de los lugares donde puedan estar depositados estos fómites con virus, pues no nos vamos a infectar”. Apela a la responsabilidad individual.
En relación a la facilidad de transmisión de los niños, nos ha confirmado que “tiene que ver con la vida diaria de un niño, que está mucho más en contacto físico con otros, están todo el rato jugando con cosas que se llevan a la boca o a la nariz; por eso un niño es un buen vector y es propagador del virus cuando se lo lleva a casa”. El virólogo concreta que si no hay ese contacto y se tiene cuidado no se produce contagio,y la posibilidad se iguala a la de los adultos. Con lo cual recomienda tomar distancias como norma indispensable entre todas las personas.
Es preciso y claro ante las medidas que deben tomar los más pequeños cuando puedan pasear por la calle. El virólogo resume: “No deben tener contacto con columpios o zonas comunes que puedan haber tocado otros niños o adultos, así que tienen que evitarlos. El segundo punto sería evitar el contacto entre niños en la medida de lo posible, que sea salir a tomar el aire, a dar un paseito, y ya. Y el tercero no coger a los niños y llevarles a ver a los abuelos. Osea, salir y dar un paseo, que el niño se desahogue y que vuelva a casa”.