Encuentran un documento de 1780 en un pueblo de Navarra y descubren que su iglesia es única: "Los vecinos se turnan"

Es uno de los pocos relojes mecánicos que queda en nuestro país y Judith Zalba, presidenta del Concejo de Orrio, desvela su curiosa historia

Iglesia de San Juan Bautista de Orrio
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Poniendo las Calles

Judith Zalba, presidenta del Concejo de Orrio, Navarra, le revela a Carlos Moreno 'El Pulpo' cómo es el reloj mecánico de la iglesia parroquial de San Juan Bautista

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

Un pequeño pueblo de Navarra, Orrio, ha sido el escenario de un hallazgo histórico que ha dejado sorprendidos tanto a vecinos como a expertos. En la iglesia parroquial de San Juan Bautista, ubicada en este encantador rincón navarro, se encuentra uno de los pocos relojes mecánicos que quedan en España. Y es que, tras encontrar un documento de compra datado el 25 de noviembre de 1780, se ha confirmado que este reloj tiene una historia que lo convierte en un tesoro único.

La presidenta del Concejo de Orrio, Judith Zalba, compartió en Poniendo las Calles detalles sobre este peculiar reloj. En una entrevista con Carlos Moreno ‘El Pulpo’, Judith desveló una serie de curiosidades sobre este dispositivo histórico, cuyo mantenimiento y funcionamiento sigue siendo una tradición viva en el pueblo.

El descubrimiento más reciente ha sido la localización de un documento que databa de 1780, que revela el precio y las condiciones de compra del reloj. Según Zalba, el reloj fue adquirido por el pueblo en esa fecha por un precio que se pagó en "ducados" y "robos de trigo", una forma de moneda usada en aquella época. El acuerdo también dejaba claro que el pueblo debía encargarse de darle cuerda al reloj, y en caso de necesitar reparaciones, el maestro relojero debía ser alimentado durante su trabajo.

La iglesia de San Juan Bautista de Orrio, Navarra

Navarchivo

La iglesia de San Juan Bautista de Orrio, Navarra

Este reloj, además de su valor histórico, tiene un funcionamiento muy especial. A diferencia de los relojes actuales, que son pequeños y fáciles de llevar, este es una maquinaria monumental que ocupa un espacio considerable dentro de la torre de la iglesia. Según Zalba, el reloj mide aproximadamente un metro cúbico y está lleno de engranajes, poleas y ruedas que lo hacen funcionar gracias a un sistema de pesas que se deben subir cada día.

Un mantenimiento diario

La tradición de dar cuerda al reloj es una de las responsabilidades más antiguas del pueblo. Cada día, los vecinos se turnan para subir las pesas y garantizar que el reloj siga funcionando correctamente. Este mantenimiento se realiza con dedicación y es una actividad muy apreciada por la comunidad, aunque cada vez resulta más complicado debido a las exigencias físicas del proceso y la antigüedad del reloj.

Como explicó Judith Zalba en la entrevista, la maquinaria del reloj está hecha principalmente de hierro y bronce, con cuñas en lugar de tornillos, lo que la hace especialmente difícil de reparar. Aunque el reloj sigue funcionando, con el paso del tiempo algunas piezas se desgastan y requieren ajustes constantes. Además, los engranajes deben ser limpiados y revisados con regularidad para evitar fallos.

Uno de los mayores retos que enfrentan en Orrio es la dificultad de acceso al reloj, que se encuentra en lo alto de la torre de la iglesia. La escalera empinada y los espacios reducidos hacen que el mantenimiento sea complicado, lo que ha llevado a la comunidad a buscar ayuda de expertos en relojes de torre.

El mecanismo del reloj de la iglesia de Orrio

El mecanismo del reloj de la iglesia de Orrio

La comunidad de Orrio es consciente del valor histórico de este reloj, y están trabajando para garantizar su conservación a largo plazo. La presidenta del Concejo indicó que están buscando financiación para llevar a cabo una restauración adecuada y, de esta forma, preservar este patrimonio para futuras generaciones.

Un símbolo de identidad y orgullo para Orrio

Aunque el pueblo es pequeño y no está especialmente orientado al turismo, el reloj ha despertado el interés de algunas personas fuera de la localidad. A pesar de las dificultades de acceso, Judith Zalba ha manifestado su deseo de mostrar el reloj a quienes deseen conocerlo, siempre y cuando se adecuen las condiciones para su visita. Además, Zalba mencionó que están en contacto con una asociación de amigos de los relojes de torre que les está asesorando sobre cómo conservar el mecanismo de forma óptima.

Para los habitantes de Orrio, el reloj es mucho más que una simple maquinaria; es un símbolo de la identidad del pueblo, un elemento que une a los vecinos a través de una tradición que perdura desde hace siglos. Judith Zalba destacó la importancia de esta joya histórica para la comunidad, ya que, además de su valor patrimonial, es un punto de encuentro y colaboración entre los residentes.

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