Soy pediatra y esto es lo que hago para evitar que mis hijos sean adictos a las pantallas: "Niños de cero a tres años"

Cristina García de Ribera es miembro del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría y hace esta recomendación a los que deciden ser padres

José Manuel Nieto

Publicado el

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En un mundo donde los niños están cada vez más expuestos a las pantallas desde edades muy tempranas, los pediatras, como Cristina García de Ribera, miembro del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría, se enfrentan a un reto fundamental: proteger el desarrollo de los más pequeños frente a los efectos negativos de la sobreexposición digital. En su intervención en el programa Poniendo las Calles, Cristina ofreció recomendaciones claras y prácticas para los padres que quieren evitar que sus hijos se conviertan en adictos a las pantallas.

Cristina García de Ribera comenzó su intervención subrayando que la educación digital debe empezar incluso antes de que el niño nazca. "Los pediatras ya estamos planteándonos que los padres deben pensar en el impacto que las pantallas tendrán en su hijo desde el momento en que deciden tenerlo", explicó. A su juicio, los futuros padres deben planificar el tipo de educación digital que desean para su familia, como si de una elección sobre la alimentación o la educación se tratara.

Es decir, la exposición a las pantallas no debe ser algo aleatorio o decidido por el azar; los padres deben ser conscientes de las consecuencias de una mala gestión de la tecnología en la vida familiar. Esto implica anticiparse a los posibles peligros y pensar en cómo, cuándo y por qué sus hijos estarán expuestos a las pantallas.

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Niños usando el teléfono celular juntos

En particular, los niños de cero a tres años son especialmente vulnerables a los efectos de las pantallas. Durante estos primeros años de vida, el cerebro infantil experimenta un proceso de desarrollo neuronal intensivo. Según la pediatra, la exposición a las pantallas durante esta etapa puede tener efectos perjudiciales, como el retraso en el lenguaje, dificultades en la socialización y problemas de atención.

mis hijos sean adictos a las pantallas

"Cada vez hay más literatura que demuestra cómo la sobreexposición a las pantallas afecta al volumen cerebral de los niños y cómo interfiere en su neurodesarrollo", advirtió Cristina. En palabras sencillas, los niños pequeños necesitan interacciones en el mundo real: jugar, manipular objetos, y relacionarse cara a cara con otras personas. Este tipo de estímulos es crucial para su desarrollo cognitivo y emocional. Las pantallas, por el contrario, ofrecen interacciones pasivas que no estimulan de la misma manera.

Cristina también mencionó un fenómeno reciente, el llamado "baby-hasting", que consiste en el uso de aplicaciones y dispositivos electrónicos diseñados específicamente para bebés, con la idea de que ayudan a su estimulación temprana. Sin embargo, según la pediatra, este tipo de tecnología no solo es innecesaria, sino que puede ser perjudicial. "Yo también he sido víctima del baby-hasting", confesó, "me llegó un regalo que pensaba que ayudaría, pero ahora está demostrado que el uso de pantallas de forma tan temprana es pasivo para el cerebro de los niños".

      
             
      

En lugar de ofrecer dispositivos electrónicos a los bebés, Cristina recomienda que los padres se centren en el juego analógico, que fomente las habilidades motoras, la creatividad y la interacción social. El contacto con la realidad es mucho más beneficioso para el desarrollo de los niños pequeños que la estimulación virtual.

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Hermosas niñas jóvenes que usan una computadora portátil para ver videos divertidos en línea se sienten alegres cuando terminan de estudiar los libros de texto de la escuela

Un aspecto clave de la intervención de Cristina fue la propuesta de un "plan digital familiar". No se trata solo de poner límites a los niños, sino de involucrar a toda la familia en la gestión del tiempo frente a las pantallas. La pediatra subrayó que el tiempo que los adultos pasan con los dispositivos influye directamente en los hábitos digitales de los niños.

"Niños de cero a tres años"

"Está demostrado cómo influye el tiempo que nosotros, los padres, pasamos con las pantallas en el uso que nuestros hijos hacen de ellas", indicó. Por lo tanto, el ejemplo es crucial. Si los padres pasan muchas horas al día mirando sus teléfonos, es probable que los niños imiten este comportamiento.

      
             
      

El plan digital familiar debe incluir reglas claras sobre el uso de las pantallas en el hogar, como establecer horarios de desconexión y asegurarse de que los niños puedan disfrutar de actividades que fomenten su desarrollo sin la mediación de la tecnología. Por ejemplo, Cristina propuso que los padres hagan un esfuerzo por dedicar tiempo de calidad a sus hijos, sin interrupciones tecnológicas, incluso si esto implica organizar el día de manera que se puedan atender las necesidades laborales y familiares sin recurrir constantemente al móvil o la tableta.