Una psicóloga enseña el truco a los padres para que sus hijos no se frustren con el futuro: "Nos ha hecho fracasar"

Macu Gortázar Ibáñez-de la Cadiniere habla sobre esos momentos en los que preguntas a los mayores cómo vivieron una etapa de su vida o cómo afrontaron un problema

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En un mundo que cambia rápidamente, los padres a menudo se sienten abrumados por la responsabilidad de preparar a sus hijos para un futuro incierto. La psicóloga Macu Gortázar Ibáñez-de la Cadiniere, que recientemente compartió sus ideas en Poniendo las Calles, ofrece un enfoque refrescante sobre cómo ayudar a los jóvenes a lidiar con la frustración y la toma de decisiones. 

Según Gortázar, uno de los elementos clave en la crianza de los hijos es compartir experiencias personales con ellos. Hablar sobre cómo los adultos han enfrentado diferentes etapas de su vida y los problemas que han superado no solo les proporciona a los jóvenes un modelo a seguir, sino que también les ayuda a entender que el fracaso es una parte natural del crecimiento.

Gortázar enfatiza que, en lugar de dictar un camino a seguir, los padres deben actuar como guías que invitan a sus hijos a reflexionar sobre sus propias decisiones. "No es tanto marcarles un camino que tienen que seguir, sino ayudarles a que reflexionen acerca de las decisiones que ellos van tomando", explica.

Alamy Stock Photo

Chica adolescente aburrida navegando en las redes sociales en una computadora portátil tirada en el suelo en casa

Este enfoque permite a los jóvenes cultivar un sentido de autoeficacia y autonomía, lo que es crucial en un mundo donde las decisiones a menudo tienen consecuencias significativas. Un aspecto importante que Gortázar menciona es el desarrollo del "autocriterio", la capacidad crítica de los jóvenes para comprender que cada decisión que toman tendrá sus propias consecuencias.

El truco

Este proceso de reflexión es fundamental para que aprendan a diferenciar entre lo que les motiva a actuar, ya sea un desafío que desean enfrentar o un miedo que desean evitar. Preguntas como "¿Para qué estás estudiando esto?" o "¿Cuál es el fin que persigues?" son herramientas que los padres pueden utilizar para fomentar esta reflexión.

La psicóloga también aborda el miedo al fracaso, que es una de las principales preocupaciones de los jóvenes y de los padres. Al normalizar las historias de fracaso, Gortázar ayuda a desmitificar la idea de que el éxito es la única opción. Al contar sus propias historias de error y superación, los padres pueden demostrar que el fracaso no es el final del camino, sino una oportunidad de aprendizaje que puede llevar a un crecimiento personal significativo.

      
             
      

Gortázar subraya que, al ofrecer su experiencia como información valiosa, los padres pueden nutrir el proceso de toma de decisiones de sus hijos. Este enfoque se basa en la idea de que el papel de los padres no es simplemente dictar lo que deben hacer, sino más bien inspirar una conversación que fomente la reflexión.

Alamy Stock Photo

Mujer joven sentada en la cama

La comunicación abierta sobre las decisiones y sus resultados puede ayudar a los jóvenes a desarrollar una mentalidad más crítica y a sentirse más seguros en sus elecciones. El impacto de este enfoque es evidente. Los jóvenes que son alentados a reflexionar sobre sus decisiones están más preparados para enfrentar la incertidumbre y la complejidad del mundo que les rodea.

No se frustren con el futuro

No solo se convierten en tomadores de decisiones más informados, sino que también desarrollan una mayor resiliencia emocional, lo que les permite afrontar los altibajos de la vida con mayor confianza. Macu Gortázar Ibáñez-de la Cadiniere ofrece a los padres una estrategia efectiva para preparar a sus hijos para el futuro.

      
             
      

Al fomentar la reflexión y compartir experiencias personales, los padres pueden ayudar a los jóvenes a cultivar el autocriterio y a entender que cada decisión tiene sus consecuencias. Este enfoque no solo reduce la frustración ante el futuro, sino que también empodera a los jóvenes para que se conviertan en los arquitectos de sus propias vidas.