El pueblo de Asturias donde un pirata se enamoró de la hija del dueño de la plaza y un beso marcó el nombre de su puente
La leyenda que cuenta el experto en viajes y gastronomía, Pedro Madera, explica que el padre se enteró de este amor prohibido, y ni cortó, ni perezoso, les cortó la cabeza
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Una localidad asturiana está teñida por una historia de amor, tragedia y una buena dosis de leyenda. El escenario, un pintoresco rincón asturiano conocido como Luarca, se convierte en el epicentro de un relato que une la pasión y la muerte en una curiosa mezcla. Y es que, más allá de su belleza natural y su gastronomía de altura, este pequeño pueblo tiene una historia de amor prohibido que ha quedado inmortalizada en el conocido Puente del Beso.
La leyenda, transmitida por el experto en viajes y gastronomía Pedro Madera en Poniendo las Calles con Carlos Moreno 'El Pulpo', nos cuenta cómo un pirata, el Pirata Cambaral, llegó a las costas de Luarca, en la costa norte de Asturias. Pero no venía como un héroe en busca de riquezas ni aventuras, sino como un hombre cautivo, apresado tras su incursión en la zona.
Con la destreza que solo un hombre de mar y aventurero podía tener, el Pirata Cambaral comenzó a cautivar a la hija del dueño de la plaza de Luarca. Aunque la leyenda no ahonda en los detalles de cómo ocurrió, podemos imaginar que la fascinación de la joven por este hombre de mirada atrevida, que quizás venía con historias de mares lejanos, se vio reflejada en un romance furtivo. Los erizos de mar, el pechin y el buen comer asturiano tal vez contribuyeron a que, de alguna manera, ambos se sintieran atraídos por un amor que desbordaba los límites de la razón.
Sin embargo, este amor no podía ser. El padre, dueño de la plaza y hombre de honor, pronto descubrió la relación prohibida y, según cuenta la leyenda, no dudó ni un segundo en poner fin a todo: "les cortó la cabeza", como bien afirma Pedro Madera en su relato.
El beso que inmortalizó el puente
Antes de que la tragedia se consumara, hubo tiempo para el último encuentro, un instante cargado de emoción y despedida. En el Puente del Beso, los amantes se despidieron con un beso que, a pesar de la violencia del destino, perduró a través de los siglos. Es en este mismo puente donde, según la tradición local, muchas parejas de enamorados siguen acudiendo a sellar su amor, marcando el lugar como un símbolo de la pasión, el sacrificio y la belleza efímera de los sentimientos humanos.
Luarca no es solo conocida por esta leyenda. Pedro Madera, experto en viajes y gastronomía, también nos invita a descubrir los encantos del pueblo asturiano, que se encuentra entre montañas y el mar Cantábrico. Para aquellos que deseen profundizar en su historia, la Ruta de Severo Ochoa es una excelente opción. Un recorrido por la casa natal del premio Nobel, la Casa de las Ciencias, la Playa del Portizuelo, entre otros puntos clave de la localidad, hacen de Luarca un lugar perfecto para una escapada de San Valentín.
No podemos olvidarnos de la gastronomía local, que es otro de los grandes atractivos de la zona. Desde el queso Gamoneo hasta el famoso Cabrales, pasando por sus deliciosas galletas de mantequilla, no hay quien se resista a probar la cocina asturiana, siempre deliciosa y reconfortante. Pedro Madera destaca, además, que la gastronomía asturiana nunca falla, lo que la convierte en uno de los mejores destinos para los amantes de la buena mesa.
Así que si este San Valentín estás buscando un destino lleno de historia, amor y una gastronomía exquisita, Luarca es el lugar ideal. Además, si tienes suerte, quizás te toque ser testigo de una propuesta de matrimonio en el mítico Puente del Beso, donde el amor de antaño sigue vivo y presente, como un homenaje a esos jóvenes cuyo destino quedó marcado por un beso y la tragedia.