El único habitante de un pueblo de La Rioja aclara por qué le gusta estar solo: "He vivido en Madrid"
Juan Calonge vive en Oliván y nadie más; este señor explica en Poniendo las Calles cómo hace su vida diaria, entre otras cosas, con cosas tan básicas como la compra para comer
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Mudarse al pueblo supone cambiar muchas rutinas y realidades para encontrarse con otras nuevas. Lo cierto es que el cambio de ritmo puede resultar un shock al principio. Más aún cuando no hay nadie más en la aldea. Eso le ocurre a Juan Calonge. Es el único habitante de Oliván y cuenta en Poniendo las Calles cómo es su vida allí.
En los últimos años, y acrecentado por la pandemia, ha surgido el fenómeno de la huida al campo. Tras los múltiples confinamientos en casa, las cárceles de pladur y las vistas a patios de interior han motivado a muchas personas a buscar una vida alternativa a la que llevaban, disfrutar de la vida lentamente y, de forma consciente, calidad de vida.
La vida urbanita ha sido el sueño de casi todo joven de pueblo que veía todos esos lujos por la tele. Pero en realidad, también conlleva grandes desventajas: ruido, contaminación, precios elevados, inseguridad, poco espacio… Y finalmente se dispone de poco tiempo para poder disfrutar de todo eso que prometen.
En contraposición, aire libre, casas espaciosas, contacto con la naturaleza, silencio, ausencia de contaminación… Son las principales necesidades de las personas que han decidido o están a punto de decidir trasladarse a vivir a un pueblo. La siguiente pregunta es cómo encontrar la aldea en el que puedas desarrollar la vida que quieres.
Un pueblo de La Rioja
El sueño de tener una vida mejor en la ciudad empujó a más de tres millones de personas a abandonar el campo solo en la década de 1960 en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En la actualidad no podemos afirmar que esté ocurriendo al revés, pero sí hay muchos jóvenes y también adultos están volviendo a las zonas rurales como Oliván.
Es una localidad casi despoblada en el valle del río Jubera perteneciente al municipio de Robres del Castillo. Un puente de madera y ramas de estepa cubiertas de tierra servía para cruzar el breve río y encontrar en la otra orilla la senda que por la empinada ladera del barranco lleva a la aldea en la que vive Juan Calonge y nadie más.
Los avances y las tecnologías permiten acercar al pueblo muchas de las comodidades y atractivos de los que hasta ahora solo gozaba la ciudad, aunque Juan no tiene ni cobertura allí. Si se quiere, por supuesto, dado que como hablamos antes, hay varias motivaciones para realizar el cambio y varias formas de vivir en el ámbito rural.
Demasiado estrés, padecer largos atascos, falta de vida saludable, elevado precio de la vivienda, añoranza de volver a las raíces familiares… La decisión de cada persona puede venir de distintas razones, pero el fin siempre es el mismo: alcanzar la calidad de vida deseada.
"He vivido en Madrid"
¿De verdad me puedo ir a vivir a un pueblo sin renuncias? ¿Hay futuro para mí y mi familia en el pueblo? ¿El retorno a la vida rural es algo pasajero o el nuevo modelo de vida plena sostenible? Estas son algunas de las cuestiones que se plantean los que quieren dejar la ciudad e irse a vivir al pueblo. Pero, ¿por qué se queda en Oliván el protagonista de Poniendo las Calles?
"Pues no sabría explicar el motivo, pero yo de verdad estoy enganchado", revela Juan Calonge, "no soy capaz ni de irme de allí": "Desde luego el tiene un clima muy benévolo porque está orientado al sur, a pesar de estar en la sierra. No sabría explicar a explicar el motivo, pero tiene algo que engancha. He vivido en Madrid y no cambio esto por nada del mundo".