Las palabras del forense que realizó la autopsia a Miguel Ángel Blanco: "Una sensación de completo silencio"
COPE habla con Luis Miguel Querejeta, forense del Instituto Vasco de Medicina Legal, que realizó la autopsia a Miguel Ángel Blanco
Madrid - Publicado el - Actualizado
5 min lectura
25 años han pasado ya de aquellas 48 horas que mantuvieron a toda España con el corazón en un puño y unida frente al terrorismo. 25 años desde que ETA le quitó la vida al joven concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco. Con motivo de este aniversario, COPE estrena el podcast ‘Miguel Ángel Blanco. Aquellas 48 horas jamás contadas’, tres episodios repletos de investigación con sonidos inéditos que nunca antes habían visto la luz, como por ejemplo, las palabras del joven Miguel Ángel Blanco en un pleno del ayuntamiento de Ermua.
Durante los tres episodios podemos escuchar las voces protagonistas del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, el ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el ex consejero de Interior del Gobierno Vasco, Juan Mari Atutxa, el juez Baltasar Garzón o el guardia civil Francisco Gil, la primera persona en ver a Ortega Lara en el zulo tras los 532 interminables días de cautiverio. En este tercer episodio, Calibre 22, también contamos con la presencia del ex presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez, que fue quien ofició el funeral de Miguel Ángel.
Calibre 22
Precisamente ese fue el calibre de las balas que hallaron en el interior de la cabeza de Miguel Ángel Blanco. Las dos balas que le arrebataron la vida a un joven vasco con mucho por vivir. La sensación de tragedia era palpable entre las personas que estaban pendientes de la investigación del secuestro. El 12 de julio de 1997 a las 16.30h, el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco aparecía en un paraje boscoso en Guipúzcoa herido de muerte con dos balas alojadas en la cabeza. La marca del terrorista Txapote. Las autoridades tenían esperanzas de encontrarle con vida pero no pudieron hacer nada.
Clínicamente estaba muerto
Los médicos no pudieron hacer nada más que certificar horas después su fallecimiento. El entonces alcalde de Ermua, Carlos Totorika, comunicó desde el balcón del ayuntamiento de la localidad el fallecimiento de Miguel Ángel e inmediatamente se escucharon los gritos desconsolados de la gente allí congregada y comenzaron a corear: “¡Asesinos, Asesinos!”. “Tuve un rugido por respuesta que se convirtió en una tremenda manifestación”, recuerda Totorika.
Los miembros de la Ertzaintza que estaban allí desplegados decidieron quitarse los cascos y las capuchas como muestra de que no había miedo a ETA y provocar así un rechazo permanente hacia la organización terrorista.
Jaime Mayor Oreja reconoce que “los médicos no dieron ninguna esperanza de que pudiera salir con vida de allí. Neurológicamente era inviable vivir. La situación era irreversible”.
Su madre quería ver a su hijo y los médicos se lo permitieron. Eso la tranquilizaba. Ella quería estar cerca de su hijo.
Un funeral muy doloroso
Ricardo Blázquez, ex presidente de la Conferencia Episcopal, presidió el funeral de Miguel Ángel Blanco y recuerda cómo fue la llegada a la iglesia: “No pudimos llegar con el coche. Estaba todo repleto de gente. Solo una mínima parte de las personas allí congregadas pudieron entrar para presenciar el funeral. Estaba el ahora Rey Felipe VI como persona joven que acudía al funeral de otro joven. Ante una muerte así yo no podía hacer discursos”.
Una autopsia en completo silencio
El equipo forense realizó la autopsia totalmente impactado y en silencio, como ha reconocido Luis Miguel Querejeta, forense del Instituto Vasco de Medicina Legal. “Miguel Ángel recibió un primer disparo en la cabeza por detrás y calló de rodillas. Y es ahí cuando recibe un segundo disparo y ese segundo disparo es el que penetra en el cerebro y el que causa la muerte. En el cuerpo no había ningún signo de defensa ni de lucha. Miguel Ángel Blanco no se defendió”.
“Durante la autopsia los que estábamos allí presentes, no éramos capaces de cruzar palabra alguna. Era una completa sensación de silencio”, expresa el forense.
España había contenido la respiración durante 48 horas y todo terminó de la peor forma posible, con la muerte del joven Miguel Ángel.
Episodio 1 – BOL 5K
Pulsa aquí para escuchar el episodio 1 completo
La localización del zulo en el que ETA mantiene a Ortega Lara secuestrado solo se entiende por una anotación que la policía francesa detecta en una agenda de la que se incauta tras detener en 1996 al responsable del aparato de logística de la banda y a su número dos. Tras meses de vigilancia al comando Goierri, el juez Garzón autoriza una operación en la que intervienen 500 agentes y que se centra en el registro de una nave industrial ubicada en Mondragon (Guipúzcoa). Tras horas de registro, un error cometido por los terroristas permite en el último momento descubrir el zulo y liberar al funcionario de prisiones.
Episodio 2 – Un asesinato a cámara lenta
Pulsa aquí para escuchar el episodio 2 completo
Los días después de la liberación, José Antonio Ortega Lara hablaba poco y muy bajo. Y con un pequeño hilo de voz les dijo a los suyos: “no sabéis cómo son los terroristas. Seguro que ahora matan a alguien”. Ortega Lara estaba seguro de que ETA reaccionaría de alguna manera a su liberación. De que arrebataría la vida a alguien. Aquella feliz mañana del 1 de julio de 1997 se rompería solo 9 días después con el secuestro y posterior asesinato del concejal del Partido Popular en Ermua, Miguel Ángel Blanco. ETA daba un plazo de 48 horas al Gobierno para acercar a las cárceles vascas a todos sus presos. En total, 600. Si no, moriría. Más de 6 millones de españoles se manifestarían para pedir la libertad. ETA había tomado ya una decisión: sería un asesinato a cámara lenta.
Episodio 3 – Calibre 22
ETA cumplió su amenaza. El 12 de julio a las 16.30 h, el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco aparecía en un paraje boscoso en Guipúzcoa herido de muerte con dos balas del calibre 22 alojadas en la cabeza. La marca del terrorista Txapote. Los médicos no pudieron hacer nada más que certificar horas después su fallecimiento. El equipo forense realizó la autopsia totalmente en silencio. España había contenido la respiración durante 48 horas. Para muchos, el episodio supuso el principio del fin de la banda pero también el olvido o el desconocimiento por parte de las nuevas generaciones. De hecho, en la actualidad el 60% de los jóvenes no sabe quién es Miguel Ángel Blanco.