Dominarnos a nosotros mismos, acercarnos a Dios y potenciar la oración: la fuerza del ayuno en los cristianos

En 'Siempre aprendiendo', Josetxo Vera explica el significado del ayuno en este tiempo de Cuaresma, que debe ir acompañado de una transformación en nuestra vida

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Dominarnos a nosotros mismos, acercarnos a Dios y potenciar la oración: la fuerza del ayuno en los cristianos

Josetxo Vera

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El tiempo de Cuaresma se sustenta en tres experiencias que nos permite vivir lo que celebramos con la cabeza y el corazón: el ayuno, la oración y la limosna. En el podcast 'Siempre aprendiendo', el periodista y sacerdote Josetxo Vera explica el significado del ayuno.

Estrictamente hablando, ayunar significa dejar de comer alimentos y bebida durante un cierto tiempo. Las motivaciones pueden variar, dependen del fin que se busquen: salud, huelga... pero nosotros nos referimos al ayuno espiritual, de pago por nuestros pecados, de intentar mover la voluntad de Dios.

El ayuno está en muchas tradiciones y religiones. Es el deseo de dominarnos a nosotros mismos, ponernos en relación con Dios, que está en el pueblo judío y cristiano. El ayuno cristiano nunca es un fin en sí mismo. No lo hacemos porque sí. Lo hacemos para un fin distinto. En el Antiguo Testamento, encontramos dos elementos que se mantienen en nuestro tiempo:

- Busca aplacar la cólera de Dios, aplacar una desgracia o recibir de Dios su perdón.

- Sirve también para facilitar, hacerse fuerte, tener una mayor opción del encuentro con Dios. La gente que se encuentra con el Señor hace un tiempo de ayuno. Lo hace Elías o Moisés. El ayuno busca prepararse para el encuentro con Dios.

Estas dos dimensiones del ayuno siguen vigente en nuestro tiempo. Los cristianos lo seguimos haciendo así. ¿Qué buscamos los cristianos con el ayuno? Podríamos destacar tres objetivos.

1) Para el dominio de nosotros mismos. Hacer que nos sometamos a nosotros mismos y que muchas veces no logramos, por ejemplo cuando nos apuntamos a un gimnasio o a clases de inglés. Llevados por nuestras apetencias, rápidamente tendemos a no hacerlo, nos dejamos arrastrar por los gustos y placeres.

2) Para incrementar nuestra propia oración. Es para mover la voluntad de Dios, y pedir al Señor que nos ayude en algo. Esta oración, acompañada de ayuno, tiene una dimensión especial. El ayuno hace más poderosa nuestra oración.

3) Para pedir sabiduría de la voluntad de Dios en nuestra vida. Preguntarle al Señor qué quieres para mi vida. Ese ayuno hace visible el conocimiento de la palabra de Dios.

Estas tres motivaciones nos llevan a hacer el ayuno. Jesús ayunó 40 días en el Desierto. Nuestro ayuno tiene ese sentido, prepararse ante la tentación del enemigo, tener dominio sobre nosotros mismos, pedir al Señor la fortaleza para cumplir la misión a la que estamos siendo invitados.

¿Cómo se tiene que realizar el ayuno? Es meritorio si se realiza en secreto, sin soberbia, acompañado de una intención profunda de cambiar de vida y estar más cerca de Dios.

Los primeros padres e la Iglesia también utilizaron el ayuno muy poderosamente. Cada uno de ellos le daba una explicación distinta: unos decían que era para pedir perdón por los pecados, otros para comprender mejor la vida divina y estar preparados para la Vida Eterna.

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