Carta del arzobispo de Valencia: «Día del Seminario»

Ofrecemos una nueva reflexión de Enrique Benavente, quien en esta ocasión dedica su escrito a laa celebración del Día del Seminario

enriquebenavent

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El domingo 4 de marzo celebramos en nuestra diócesis el Día del Seminario. Osanimo a que en las celebraciones de la Eucaristía tengáis presentes a los jóvenesque se están preparando para el sacerdocio en nuestros seminarios, y pidáis alDueño de la mies que envíe operarios a su mies y nos bendiga con santas yabundantes vocaciones al ministerio presbiteral. Las comunidades cristianas sabenel bien que hace un sacerdote que vive su vocación con fidelidad y entrega. Queesta jornada sea también un momento para ayudar a las parroquias, a las familias ya los jóvenes a que descubran la grandeza de esta vocación, para que no cierren elcorazón a una posible llamada del Señor.

Este año celebraremos la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. El lemaescogido para esta jornada son las palabras del evangelio de Lucas, cuando nosnarra la reacción de la Virgen María cuando el ángel le comunicó que su primaIsabel esperaba un hijo: “María se levantó y se puso en camino deprisa” (Lc 1, 39).También el lema del Día del Seminario (Levántate y ponte en camino) se inspira enestas palabras de Lucas. El camino vocacional debe recorrerse con las mismasactitudes con las que María hizo su visita a Isabel. No hay mejor modelo para unseminarista que la Virgen.

La reacción de María es la de alguien que desde siempre ha prestado atención alas cosas de Dios, ha ido creciendo en la actitud de apertura y disponibilidad a suvoluntad y es dócil a la acción del Espíritu Santo en su corazón. En su ponerse encamino hay un elemento de generosidad de quien no duda en dejar suscomodidades por el Señor y arriesgarse a entregar la vida por Él; pero no es lareacción de una persona irreflexiva. Cuando alguien ha ido cultivando en la oraciónuna actitud de escucha de la Palabra de Dios y ha ido madurando en el deseo deseguir a Cristo entregándole su persona, está preparado para ponerse en camino.

Se trata de un camino que se tiene que recorrer con una actitud de fe y deconfianza en Dios. Quien quiera tenerlo todo calculado en su vida no tendrá nuncala disponibilidad de María en el momento de la visitación. El Evangelio nos dice quese puso en camino “deprisa”. Si hubiera sido una persona calculadora y hubierapensado en los riesgos e incomodidades del viaje es posible que no se hubierapuesto en camino, pero actuaba movida por la fe y bajo la acción del Espíritu. Quiendesea entregarle su vida al Señor debe vivir con la misma fe y entrega generosa deMaría.

El camino de María termina cuando se encuentra con Isabel. Cuando secontempla la escena de este encuentro el sentimiento que transmiten los personajespresentes en él es de una gran alegría en el Señor, que todos comparten y secomunican mutuamente. Es la alegría del encuentro vivido en la fe, la alegría por elservicio, la alegría por la salvación que Dios les ha regalado a ellas y a toda lahumanidad.

La aventura de la vocación sacerdotal puede verse a menudo como un camino llenode riesgos, pero quien lo recorre con fe llega a experimentar lo que significa el gozode la salvación recibida y anunciada.

† Enrique Benavent Vidal

Arzobispo de Valencia