Carta del obispo de Huesca y Jaca: «Frenar la desigualdad está en tus manos»

Julián Ruiz Martorell nos invita a colaborar con la campaña de Manos Unidas a través de gestos concretos, opciones vitales, expresiones de justicia, solidaridad y atención

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El 14 de noviembre de 2021, el Papa Francisco dijo en la homilía de la Jornada Mundial de los Pobres: “Estamos dentro de una historia marcada por tribulaciones, violencia, sufrimientos e injusticias, esperando una liberación que parece no llegar nunca. Sobre todo, los que resultan heridos, oprimidos y a veces pisoteados son los pobres, los anillos más frágiles de la cadena”.

Y nos recordaba que es necesario “que no miremos a otra parte, que no tengamos miedo de ver de cerca el sufrimiento de los más débiles, para quienes el Evangelio (…) es muy actual: el sol de sus vidas frecuentemente se oscurece a causa de la soledad, la luna de sus esperanzas se apaga, las estrellas de sus sueños caen en la resignación y su misma existencia queda alterada. Todo eso a causa de la pobreza que a menudo están forzados a vivir, víctimas de la injusticia y de la desigualdad de una sociedad del descarte que corre velozmente sin tenerlos en cuenta y los abandona sin escrúpulos a su suerte”.

El lema de la Campaña 2023 de Manos Unidas es: “Frenar la desigualdad está en tus manos”. No es coherente adoptar una actitud pasiva, ni debemos resignarnos ante la magnitud de la empresa que supone hacer frente a la desigualdad cuando sabemos que todavía hay 828 millones de personas hambrientas.

Manos Unidas denuncia que la brecha de la desigualdad sigue creciendo y que es preciso ponerse manos a la obra para frenar esta oprimente escalada. Está en nuestras manos cambiar la realidad no desde un optimismo inconsciente, sino desde una creciente responsabilidad, desde una constante colaboración. No se puede esperar que las cosas cambien si no activamos la capacidad de nuestras manos.

También decía el Papa: “A nosotros se nos pide esto: que seamos, en medio de las ruinas cotidianas del mundo, incansables constructores de esperanza, que seamos luz mientras el sol se oscurece, que seamos testigos de compasión mientras a nuestro alrededor reina la distracción, que seamos amantes y atentos en medio de la indiferencia generalizada”.

En nuestras manos está la posibilidad de realizar gestos concretos, opciones vitales, expresiones de justicia, solidaridad y atención. Poner freno a la desigualdad no es tarea de unos pocos, ni un proyecto utópico, sino un itinerario cotidiano de largo recorrido.

Frenar la desigualdad supone combatir las causas estructurales de la pobreza. Y, para ello, es imprescindible que nuestras manos estén unidas y sean eficazmente activas.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+ Julián Ruiz Martorell

Obispo de Huesca y Jaca

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