Carta del obispo de León: «Nos encontramos en Cuaresma»

Ahora que iniciamos la Cuaresma, Luis Ángel de las Heras nos invita a salir de nosotros mismos para encontrarnos con el Señor Jesús y con los hermanos y hermanas

luisangeldelasheras

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El día 22 de febrero comienza el camino cuaresmal hacia la Pascua. Este año hemos querido cambiar la denominación de las “Charlas cuaresmales” por “Encuentros cuaresmales”. Nuestra intención es la de subrayar la importancia de la actitud participativa y abierta al encuentro del Señor y de los demás bautizados en esta actividad diocesana —al igual que en el retiro diocesano del 11 de marzo— que nos ayudará a situarnos para vivir y recorrer este año la senda del tiempo cuaresmal “juntos como hermanos”, pueblo del camino. Durante estos encuentros tendremos la oportunidad de descubrir los motivos por los que peregrinamos juntos o profundizar en ellos. Queremos aprovechar el espíritu sinodal y crecer siendo miembros de la Iglesia que “caminamos juntos porque… somos hermanos; somos buena noticia; somos samaritanos; somos perdón”. Así, al llegar a la Pascua de Resurrección también podremos ser más hermanos, más buena noticia, más samaritanos y más perdón.

Para lograr nuestros objetivos debemos vivir atentos y bien dispuestos a salir de nosotros mismos para encontrarnos con el Señor Jesús y con los hermanos y hermanas. Benedicto XVI afirmó en repetidas ocasiones la relevancia del encuentro con Cristo. Así lo expresa en la reflexión del Ángelus el 5 de agosto de 2012: «El centro de la existencia, lo que da sentido y firme esperanza al camino de la vida, a menudo difícil, es la fe en Jesús, el encuentro con Cristo. No se trata de seguir una idea, un proyecto, sino de encontrarse con Jesús como persona viva, de dejarse conquistar totalmente por Él y su Evangelio».

Recordaréis que el papa Francisco comienza Evangelii gaudium haciéndonos caer en la cuenta de que el encuentro con Jesús llena el corazón y la vida entera y nos invita a renovarlo (cf. EG 1, 3). Un poco después cita a su inmediato predecesor: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (Deus caritas est,1). Más adelante, dice Francisco: «Sólo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad» (EG 8). Finalmente, comentando el don extraordinario de las relaciones nuevas que genera Jesucristo, nos pone delante un desafío sugerente para esta Cuaresma: «El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros» (EG 88). En el encuentro con Cristo hemos de conocer mejor nuestra verdad, la de aquellos a quienes miramos a los ojos y la verdad de nuestra fe en camino compartido hacia la Cruz de la Redención. No han de faltar nunca vida, alegría y esperanza en nuestro caminar acompañados.

Que la Cuaresma sea un tiempo precioso de encuentros con Cristo y con los hermanos y hermanas. Que sean encuentros llenos de vida capaces de aumentar en nosotros el amor y la generosa donación, la oración personal y comunitaria, la amistad y el tiempo compartido, la fraternidad y la filiación de quienes tenemos el mismo Padre misericordioso que nos espera a cada uno con el abrazo que necesitamos. Que nadie se quede sin encuentros; que nadie se quede sin encuentro.

Con mi afecto y bendición.

? Luis Ángel de las Heras

Obispo de León

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