Carta del obispo de Tarazona: «Manos Unidas»

En su carta pastoral de esta semana, Vicente Rebollo asegura tajante que es una verguenza que aún siga muriendo gente de hambre

Vicente Rebollo

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Estas palabras podrían ser el lema de una asociación, un grupo e incluso hasta de un partido político. Podría ser, pero no. Todos en la Iglesia y más allá de ella, sabemos que se trata de una organización de la Iglesia de España que nació en el año 1959, cuando un grupo de mujeres pertenecientes a la Acción Católica, prepararon la primera campaña contra el hambre que se realizó en el año 1960. Usaban muchos métodos para recaudar dinero y combatir el hambre, pero fue muy determinante cuando la Conferencia Episcopal Española en el año 1970 decidió que, en todas las parroquias de España, el segundo domingo de febrero, se hiciese una colecta extraordinaria para luchar contra el hambre y que el viernes anterior, se convocara una jornada de ayuno.

Tenían que ser las mujeres, tan especialistas en la administración del dinero y preocupadas por las necesidades cotidianas de sus familias, las que asumieran esta tan benéfica labor, y además, formadas en Acción Católica. El compromiso que emana de la fe les impulsa de forma práctica y concreta para asumir esta tarea; tarea que traspasa las fronteras de nuestro país, llevando así hasta el máximo, su compromiso activo y totalmente desinteresado.

Desde entonces no han dejado de luchar contra el hambre, contra la deficiente nutrición, contra la miseria, contra la enfermedad contra el subdesarrollo y contra la falta de educación. Siempre inspiradas en el humanismo cristiano y la Doctrina Social de la Iglesia.

Que son excelentes administradoras lo demuestra que el 86 % de los ingresos, que destinan a sus proyectos, proceden de fondos privados y solo el 14 % de fondos públicos; además de todo lo que recaudan, dedican menos del 10 % a los gastos de gestión.

En la campaña de este año, nos hacen una llamada “ayúdanos a generar esperanza en un mundo donde la iniquidad está llevando a que millones de personas mueran de hambre”. Cómo no ayudar; nos enseñan que “para cambiar muchas vidas solo hacen falta tus manos” y que estas manos, las unamos a las de otras personas, porque así juntos ayudamos a frenar la desigualdad, causa de la pobreza y el hambre.

Da igual que tus manos sean grandes o pequeñas, bonitas o feas, ágiles o con artrosis, todas las manos suman y así generan vida. Cooperemos con generosidad en esta nueva campaña de Manos Unidas porque la lucha contra el hambre merece todos nuestros esfuerzos. Es ocasión para mostrar nuestra solidaridad con tanta gente que no tiene lo básico para subsistir.

Que aún siga muriendo gente de hambre es una vergüenza de la que nos debemos lamentar. En esta campaña se nos recuerda que es muy importante el donativo, pero también y mucho, la sensibilización que vayamos generando en las personas. Proclamemos con fuerza ante niños, jóvenes, adultos que entre todos podemos acabar con el hambre en el mundo; nuestras manos cargadas de esperanza y compromiso y unidas a las de los demás lo posibilitarán.

Felicidades y muchas gracias a todas las que formáis MANOS UNIDAS.

+ Vicente Rebollo

Obispo de Tarazona

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