Carta del obispo de Tarrasa: «Sin compromiso no hay trabajo decente»

Salvador Cristau Coll reflexiona en su escrito de esta semana acerca del trabajo decente y recuerda que la Iglesia siempre ha defendido la dignidad de los trabajadores

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Como cada año, el pasado 7 de octubre se ha celebrado en todo el mundo el Día internacional del Trabajo decente. Este año con el lema:” Sin compromiso no hay trabajo decente”, la Organización Internacional del Trabajo con patronales y sindicatos, manifiestan una especial preocupación por conseguir que todo el mundo pueda tener un trabajo decente acompañado de un sueldo digno. Ésta es una reivindicación histórica, que cuesta mucho hacer realidad. Con todo es evidente que los trabajos, desde los más sencillos a los más complicados, deberían poder hacerse siempre lo mejor posible y con los mejores medios disponibles.

En la Iglesia Católica ha habido siempre una especial preocupación por el mundo del trabajo y por defender la dignidad de las personas trabajadoras. Empezando por el Señor Jesús en el evangelio, con la parábola de los trabajadores que querían trabajar en la viña. Desde los antiguos Padres de la Iglesia y llegando a las encíclicas sociales más recientes, desde la “Rerum Novarum” del Papa León XIII en 1891, se ha trabajado para defender la dignidad de los trabajadores frente a algunos posibles abusos del sistema capitalista, que desgraciadamente se han podido producir y pueden producirse. Los últimos Papas han sido especialmente muy sensibles en esta materia.

El evangelio de san Lucas nos transmite unas palabras de Juan Bautista sobre esta cuestión: “Entre quienes iban a hacerse bautizar había algunos cobradores de impuestos, que le decían: “Maestro, ¿qué debemos hacer? Él les respondió: “No exijáis más de lo establecido. Igualmente, unos soldados le preguntaban: Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les respondió: No utilicéis la violencia ni presentéis falsas denuncias para sacar dinero a nadie y contentaos con vuestra soldada” (Lc. 3, 12-14).

Necesitamos a personas, cristianos convencidos, que vivan el compromiso en este campo del trabajo. Esto vale para todos, desde el dueño o director de la empresa hasta el personal de limpieza, y también en la Administración pública, desde el ministro o consejero hasta el último ujier. El compromiso cristiano, pasa también por ahí.

Es decir, pasa por ser todos conscientes de esta realidad, y por dedicar esfuerzos en la medida de lo posible para mejorarla. Se dice que el trabajo bien hecho siempre tiene futuro, lo que significa estar comprometidos en que así sea. Confío que la celebración de esta jornada estimule a todos a continuar mejorando en la situación de los trabajadores. Desde la Iglesia, a través de sus organismos y movimientos, se está atento a esta situación, acompañando a los trabajadores y velando por sus derechos.

+ Salvador Cristau Coll

Obispo de Tarrasa