La historia de Dimitri: padres alcohólicos, duro orfanato y un milagro que le cambia la vida
Este joven ruso pasó por dificultades desde su infancia y llegó a pensar que, si Dios existía, se había olvidado de él...hasta que lo encontró y le cambió
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Lo primero que pensé cuando le vi es que tenía cara de ruso. Dimitri Conejo nos saluda amablemente y con una sonrisa de oreja a oreja. La dramática historia que va a contar no parece haber pasado. Tal vez, porque es ese drama, el que le ha traído hasta aquí. El inicio de su historia transcurre casi al completo en un internado en Rusia, donde prácticamente es abandonado por sus padres alcohólicos.
Dimitri nació en una familia pobre. Vivía en una chabola junto a sus padres, aunque nunca estaban en casa. La medicina del frío invierno ruso -el alcohol- les pasó factura y convirtió la vida de este pequeño ruso de 5 años en un auténtico infierno de discusiones, soledad y violencia. Por eso, se ve obligado a mendigar.
Un día, mendigando por un mercadillo, se cruza con la profesora de un colegio cercano. "Ella me dijo que me pasara por el colegio para hablar de todo esto. Si ella no llega esa mañana al mercadillo a comprar, no sé qué sería de mí ahora mismo."
Cuando acude al colegio la profesora le propuso entrar en un orfanato y "le dije que sí. Sobretodo porque quería poder comer todos los días". Pero su vida en el orfanato no terminó de cambiar para bien: "Tenía cuidadores que nos arrancaban todos los sueños. nos decían que no seríamos nada ni nadie".
Un 'pope' viene a verme
Viviendo en este orfanato, sufriendo insultos y golpes constantemente, se invita a un sacerdote a dar una charla. Dimitri decide acudir, porque días antes se había encontrado un desconcertante cómic que hablaba sobre un tal Jesús, que decía que era hijo de Dios y que había sido asesinado injustamente."
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"El 'pope' -como llaman a los sacerdotes- empezó a hablarnos de un Dios que nos quiere, que nos acompaña en el sufrimiento y que jamás nos abandona. Me acuerdo que cada cosa que decía me iba cabreando más". Ante las 'locuras' que decía este cura, Dimitri le espetó: "Si tu Dios existe de nosotros se ha olvidado".
El sacerdote habló con el pequeño niño 'preguntón' tras la charla y le regaló unas estampas de santos. Le dijo que "tú cada noche pídele a Dios lo que quieras que Él te lo dará". A pesar de no creer Dimitri "esperaba a que todos estuvieran dormidos y me iba al bño a rezar".
El mayor regalo
"Durante meses no sentí absolutamente nada. Siempre le decía 'si existes sácanos de aquí". Pero poco después una enfermera le dio una noticia sorprendente: al día siguiente era su cumpleaños y le iban a traer una tarta.
"Me reí porque nunca nadie me había regalado nada". Pero al día siguiente, después de esa ilusionante noticia, decidió arrodillarse y rezar: "Sabes que nunca te he pedido nada de verdad. Pero por favor si existes, que aparezca aquí una tarta".
Y de repente tocaron la puerta... y era su madre biológica con una tarta, que venía a visitarle. "En cuatro años, mi madre solo me visitó esa vez. Era la prueba de que Dios estaba conmigo... la tarta me daba igual".
A partir de ese momento, Dimitri se convirtió realmente y empezó a rezar de verdad con "fe de niño". Pero ahora seguía teniendo un problema: él y su hermana seguían viviendo en un orfanato en el que les maltrataban constantemente.
Los bebés
Dimitri nos cuenta, que en el orfanato a él se le había encargado la tarea de cuidar a los bebés. Es en este momento cuando empieza a mosquearse, porque algunos niños le desaparecían. Y cuando ya no encontraba a uno de los pequeños que mas cariño había cogido, fue a preguntarle a una de las encargadas que qué estaba pasando ahí.
Y la mujer le explicó lo que era la adopción. y entonces fue a rezar y le dijo a Dios: "Creo que he encontrado la solución a mi vida. Mira, que mi hermana y yo queremos ser adoptados." Y en esa oración, sintió algo diferente: "Así que al día siguiente fui a ver a la directora y le dije: 'mi hermana y yo queremos ser adoptados, me ha dicho Dios que te lo diga'. Y ella no paró de reírse pero me respondió: 'si te lo ha dicho Dios habrá que hacer algo'".
Poco después llevan a Dimitri a Ucrania para tratarle una enfermedad complicada, y un día se encuentra con uno de los encargados de su antiguo orfanato. Ante la sorpresa de ver a alguien de tan lejos Dimitri recibe una noticia todavía más sorpresiva: "os van a adoptar a tu hermana y a ti".
Cualquiera que conozca a una familia con un hijo adoptado, sabe lo difícil que es que se adopte a "un bebé de 10 años", pero así fue. Ahora Dimitri y su hermana viven en Madrid y este pequeño vagabundo ruso de 5 años, se ha convertido en un hombre que solo piensa en "conquistar España" para María. De momento, por ejemplo, creando un banco de imágenes religiosas gratuitas online, que sirve a webs de todo el mundo, llamado 'Cathopic'.
Su vida es de película. Una buena historia que contar.