El Papa agradece a la Iglesia en Valencia su ayuda a los afectados de la DANA
El Pontífice recibió esta mañana a los seminaristas de las diócesis españolas de Valencia, Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón, Mallorca, Menorca e Ibiza, y les reitera su solidaridad tras el dramático paso de la DANA
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Esta mañana el Papa Francisco se ha reunido con un grupo de seminaristas españoles de la provincia eclesiástica de Valencia. La Sala Clementina acogió este encuentro con los futuros curas de las diócesis de Mallorca, Menorca, Ibiza, Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Valencia, acompañados de sus obispos y formadores.
El Pontífice arrancó su intervención deteniéndose en la tragedia provocada por la DANA, sumándose una vez más al dolor y al luto, "pensando en las Navidades seguramente atípicas con esa vivencia de que “Dios se ha hecho barro” en ustedes" ha comenzado diciendo. “Obligándonos a tocar fondo y a dejar atrás todo lo que parecía sostenernos, nos permite ir más allá”, reflexionó acerca la catástrofe, poniendo el foco en “la ayuda desinteresada de tantas personas” y “los ojos llenos de entrega de la gente” que “han sido capaces de iluminarnos con la ternura de Dios”.
La DANA es una extrapolación
"En este campo están llamados a trabajar ustedes". Con este comienzo, explicó que la DANA “no es un fenómeno atípico que simplemente esperamos no vuelva a suceder, es la extrapolación de lo que vive cada ser humano que se enfrenta a una pérdida y se siente solo, desubicado, necesitado de apoyo para poder continuar”.
"Jesús lo dice con toda claridad" relata el Obispo de Roma, “para esto he sido ungido —para esto son ungidos ustedes—, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar el año de gracia del Señor”. Ahora que estamos en Año de Gracia, el Santo Padre ha querido también "dedicar a la esperanza y que ustedes vivirán en toda su fuerza meditando estas palabras".
Ahí es donde el Pontífice relacionó el actual Jubileo, invitando a los seminaristas a convertirse en sembradores de una esperanza que “no es optimismo”. “Optimismo es una expresión light, la esperanza es otra cosa. No podemos tomar a la ligera el sufrimiento de las personas e intentar consolarlas con frases de circunstancias y buenismo”, explicó Francisco a su auditorio.
"Ser otro Cristo es hacerse barro en el llanto del pueblo"
“Nuestra esperanza tiene un nombre, Jesús, ese Dios que no ha sentido asco de nuestro barro y que, en vez de salvarnos del barro, se ha hecho barro por nosotros”, relató Jorge Mario Bergoglio.
Con esta reflexión de fondo, defendió que "ser sacerdote es ser otro Cristo, es hacerse barro en el llanto del pueblo”. Por eso, instó a los presentes a salir al encuentro de la “gente rota cuando hay en Valencia”. “Repártanles ustedes trozos, pedazos de ustedes mismos, como Cristo lo hace en la Eucaristía”, planteó como misión. Y añadió una condición más: “Por favor, dense gratis, porque todo lo que tienen lo han recibido gratis, no se olviden de la gratuidad”.