El vídeo de un profesor dirigiéndose alto y claro a uno de sus alumnos tras llevar este famoso juego a clase

El alumno, que cursaba Secundaria, se presentó en el aula con un juego que se convirtió en protagonista absoluto aquella mañana

El vídeo de un profesor dirigiéndose alto y claro a uno de sus alumnos tras llevar este famoso juego a clase

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Es cierto que muchos docentes se muestran frustrados con sus alumnos en ocasiones. La falta de interés o la apatía por parte de determinados estudiantes genere esta sensación de hartazgo. Y más en unos momentos como los actuales, donde las dificultades educativas se han duplicado como consecuencia de la pandemia del coronavirus.

Pero en ocasiones, son los alumnos los que tienen la capacidad de enseñar a sus profesores, marcándoles incluso para el resto de sus vidas. Es lo que le ocurrió a Daniel Pajuelo, profesor y sacerdote muy activo en redes sociales que ha relatado su experiencia durante sus primeros años como docente a través de un vídeo difundido en las redes sociales, cuando aún no fue ordenado cura.

Fue en el colegio del Pilar de Valencia, en el curso escolar 2007/2008. Lo vivido en la asignatura de Tecnología con su alumno Javier, de 13-14 años, le dejó marcado en su forma de afrontar la vida.

“Aquel curso tenía ganas de innovar para suscitarles interés. Youtube ya existía, y buscando encontré la resolución del cubo de Rubik. Vi en un vídeo cómo una niña china de tres años lo resolvía en solo 114 segundos. Flipé, porque nunca fui capaz de resolverlo. Una vez mi abuelo me retó a darme 500 pesetas (tres euros de la época) si lo hacía. Me encerré en el cuarto de baño, despegué las pegatinas para colocarlas en orden. M abuelo se dio cuenta del truco, pero es lo má cerca que estuve de resolver el cubo, cuenta con una sonrisa el sacerdote.

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A su juicio, siempre fue un problema de locos imposible de resolver: “Por ello, dediqué dos clases a explicar la historia del cubo de Rubik, la estructura, las muestras de resolución... Les hablé con mucha pasión del tema. Cuando les enseñé el vídeo de la niña china, quedaron boquiabiertos”.

Tras la clase, Daniel Pajuelo preguntó a sus alumnos si alguno tenía el cubo de Rubik en su vivienda. Tras recibir algunas respuestas afirmativas, les pidió que la trajeran al día siguiente: “Mi intención era explicarles la solución, que pasaba por un algoritmo”.

Un alumno, dispuesto a resolver el cubo de Rubik

Antes de comenzar la clase un día después, uno de sus alumnos, Javi, se presentó en la mesa del profesor con el juguete, que pertenecía a su madre. Para sorpresa del Padre Daniel, Javi estaba dispuesto a resolver el cubo ante todos sus compañeros: “Yo me quedé sorprendido, porque me dijo que lo había aprendido el día anterior, en un solo día. Aprendió solo, viendo tutoriales en Youtube”, narra el Padre Pajuelo en el vídeo.

El docente tenía dudas. Y es que Javi no era un chico normal, ya que era de estatura más baja que la media, cada ojo era de un color, llevaba consigo un corsé por su desviación de columna y su movilidad en un brazo era limitada: “Era objeto de burla muchas veces por parte de sus compañeros, y yo no quería que saliera a hacerlo por si fallaba y hacía el ridículo. Se podían reír aún más de él. Pero le vi tan seguro...”

¿Resolvió Javi el cubo de Rubik?

Cuando todo estaba preparado para dar inicio a la clase, Daniel Pajuelo decidió confiar finalmente en Javi para que resolviese el cubo de Rubik: “Se puso en el centro de la tarima, y les expliqué a sus compañeros que iba a resolverlo. El murmullo en el aula era generalizado. Muchos desconfiaban y se burlaban de él. Yo pedí el máximo respeto, y les adelanté que si no lo conseguía, tenía el mérito de haberlo intentado”, precisa.

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Cuando llegó la hora de la verdad, tan solo se escuchaban los crujidos del cubo. La expectación era máxima, tal y como detalla el hoy sacerdote: “Tres minutos después, yo veía que cada vez estaba más lejos de la resolución. Pensé en pararlo. Pero vi a Javi tan tranquilo. Estaba bien. Yo tenía que seguir confiando en él. A los cinco minutos, como por arte de magia, lo completó”.

Los aplausos retumbaron en todo el centro educativo por largo tiempo: “Yo no daba crédito. Sentí vergüenza por haber dudado de él, y a la vez una gran alegría. Incluso se me escaparon unas lágrimas que intenté disimular. Son momentos enormes para un profesor”, confiesa.

Aquello le marcó: “Javi me dio toda una lección de que no hay que tener miedo a afrontar lo que nos asusta. Me enseñó mucho”.

Años después, Daniel Pajuelo le dedica estas palabras a su alumno fallecido

Tras años sin saber nada de su alumno, hace poco conoció que murió hace un año aproximadamente, como consecuencia de un accidente de tráfico: “Me cuesta creerlo. La admiración y respeto hacia él yo sé que era correspondido. Pero cuando dejé el colegio para formarme como sacerdote, perdí el contacto con él. Javi, sé que desde el Cielo me escuchas, y quiero que sepas que has sido uno de los grandes 'influencers' de mi vida. Este vídeo es por ti. Espero verte pronto cuando parta de esta tierra y darte un fuerte abrazo”, concluye Daniel Pajuelo.

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