CONFER convoca a las congregaciones religiosas a una cumbre contra los abusos
Su presidente, José Miguel Zamora, explica las razones de este llamado y de seguir trabajando contra los abusos: "Se lo debemos a las v'citimas"
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El secretario general de CONFER, José Miguel Zamora, acaba de anunciar en un artículo en la revista Somos CONFER que el próximo 29 de mayo tendrá lugar una jornada sobre la cuestión de los abusos sexuales dirigida principalmente a superiores mayores, religiosos y religiosas de los consejos de gobierno y personal de comunicación de las instituciones. Un evento organizado en colaboración con Escuelas Católicas y a través del que se desea "seguir ofreciendo cauces de diálogo, descender al terreno de lo cotidiano para buscar entre todos soluciones concretas".
Zamora reconoce que aunque CONFER no tiene autoridad sobre las distintas congregaciones, sí puede "sugerir, ofrecer pistas, canalizar inquietudes, llegar a elementos concretos que puedan ayudar". En en su opinión, para responder bien a los casos de abusos hay que tener en cuenta dos claves: que en el centro siempre esté la víctima y la necesidad de que las distintas organizaciones eclesiales caminen juntos.
Lo justifica diciendo que cuando se pone en el centro "al auténtico protagonista, tristemente protagonista, la víctima, cambia el modo de afrontar las cosas". Y añade: "Porque desde este último foco, las preguntas suenan de manera diferente: qué necesita, qué tenemos que hacer para restaurar su honor, qué necesita en su debilidad, qué medios tenemos que poner para remediar el mal. Lo último es proteger a la institución, pues ha sido culpable".
Sobre la necesidad de dar una respuesta conjunta por parte de la Iglesia, el secretario general de CONFER dice que "como Iglesia, es necesario caminar juntos puesto que el problema nos afecta a todos; no tanto con la idea de una defensa contra los medios, sino para devolver a la sociedad una capacidad de reacción ante el daño ocasionado y devolver la confianza perdida en una institución dañada".
Tras reconocer que las crisis surgidas a lo largo de los últimos tiempos han servido para caer en la cuenta "de que ha habido comportamientos totalmente deleznables" y que se han ido dando pasos, apunta que "el daño, el sufrimiento de las víctimas es tan fuerte, su realidad personal tan herida, que todo lo que se haga es poco". "Pero eso no nos puede acomplejar y coartar nuestra iniciativa para actuar. Se lo debemos a las víctimas, por responsabilidad histórica y por vergüenza, convencidos de que quizás hemos actuado tarde, pero no queremos cruzar los brazos y mirar para otro lado", concluye.