Saúl Craviotto, medallista olímpico y embajador de Manos Unidas: "Mi familia es mi sustento"

El medallista olímpico Saúl Craviotto, embajador de Manos Unidas, saca tiempo para colaborar con la Iglesia y los más necesitados   

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Alfa y Omega Marina Martín Álvarez

Publicado el - Actualizado

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Piragüista con cuatro medallas olímpicas, una carrera como policía y generoso con los más necesitados. Así es Saúl Craviotto. Un joven natural de Lérida y que con 34 años a sus espaldas no ha parado de cosechar éxitos. Entre tantos compromisos sociales y personales sabe sacar un hueco para colaborar con la Iglesia.

Hace unas semanas, Saúl Craviotto estuvo en Mozambique como embajador de Manos Unidas. El cuádruple medallista olímpico en piragüismo subraya que una experiencia así "te abre a la realidad del mundo y te pone los pies en el suelo". Aunque ahora está centrado en los Juegos Olímpicos de Tokio, su familia y su trabajo como policía, confía en seguir colaborando con la ONGD de la Iglesia.

Saúl Craviotto ha contado su experiencia en una entrevista para AlfayOmega

Acaba de estar en Mozambique con Manos Unidas, ¿cómo ha sido la experiencia?

Ha sido una experiencia muy bonita, he vivido algo inolvidable. Es necesario de vez en cuando conocer países como Mozambique porque te abre a la realidad del mundo y te pone los pies en el suelo. Recuerdo a niños con patinetes hechos con cuatro palos o pelotas de fútbol hechas con plásticos, envueltas con cinta aislante. O cosas complicadas como a un niño con una infección en el oído, que estaba supurando pus, sin antibiótico ni nada para el dolor.

¿Le gustaría conocer otros proyectos de Manos Unidas de primera mano?

Me encantaría. He podido ver la experiencia con los responsables de Manos Unidas. Son gente maravillosa con un corazón brutal, que trabaja de forma altruista. He podido palpar cómo usan el dinero, cómo tratan a las personas, y me he enamorado de su labor. Estoy encantado de colaborar y me encantaría seguir vinculado a ellos.

Esa entrega se ve muy nítida en los misioneros…

Conocí al padre Germán, que estuvo 20 años en el Congo y lleva otros veintitantos en Mozambique. Es una persona que ha entregado su vida por y para los demás. Tienen el cielo ganado.

El proyecto que visitó une educación y deporte. Buen binomio, ¿no?

Fuimos a inaugurar un pabellón para que más de 1.200 niños pudieran jugar al fútbol sala, al baloncesto y al balonmano. Cualquier acción que hubiera podido hacer para mejorar la calidad de vida de la gente allí habría sido bonita, pero, siendo deportista, algo así me llena mucho más. El deporte me ha ayudado para todo, me ha forjado la personalidad, ha forjado mis valores. Es necesario invertir en deporte en España, en Mozambique y en cualquier parte del mundo. Mientras los niños estén haciendo deporte, no estarán haciendo otras cosas.

Muchos niños admiran a Saúl Craviotto…

Ser el espejo de muchos niños, sobre todo piragüistas que están empezando y me ven casi como un héroe, como veía yo a los del Equipo Nacional cuando era un crío, es una gran responsabilidad. Espero que vean a un chaval normal. Lo que hay que enseñarles es que las cosas, ya sea en los estudios, el trabajo, el deporte o cualquier ámbito, se tienen que vivir con mucha constancia, sin tirar la toalla. Cuando voy a dar charlas a los colegios, intento transmitir eso y no venderles humo al estilo de libros de «ponte en forma en cuatro días». Las cosas se consiguen con mucho esfuerzo.

Tras sus títulos, ¿ha aumentado el interés por el piragüismo?

Desconozco el número de fichas pero donde entreno, en Asturias, sí se ve movimiento… Supongo que, gracias a Carolina Marín, también habrá quien se interese por el bádminton. Si he podido aportar mi granito de arena para que haya más deporte o más piragüismo, bienvenido sea.

¿Cómo se compagina entrenar en Asturias con una gastronomía como la de allí?

[Se ríe] Complicado. La alimentación es un pilar básico para un deportista y en Asturias hay muy buen producto, se come en abundancia…

Hablando de cocina, ¿con qué se queda de su victoria en Masterchef Celebrity?

Me quedo con la experiencia, que al final es con lo que me voy a quedar de todo. Me quedo con los compañeros que hice, con haber conocido el mundo de la televisión por dentro, con las puertas que se han abierto… Antes no sabía hacer nada, pero ahora he perdido un poco el miedo a cocina. Aunque ya estoy otra vez más en la rueda del deporte y a mi mujer le encanta cocinar, los fines de semana intento hacer algo para no perder lo que aprendí.

En redes muestra orgulloso a su familia…

Es el apoyo principal. Sin mi mujer, mis hijas [de 10 meses y 4 años], mis padres y mis hermanos, no sería quien soy. Son la alegría de mi vida; son mi sustento, mi pilar.

La victoria suele saber bien, ¿tenerlos a su lado hace más llevadera la derrota?

Sí, los que suelen estar cuando fallas son tus familiares y tus amigos de verdad. La victoria o el éxito tienen muchos amigos, todo el mundo quiere ponerse en las fotos, recibes muchos mensajes; pero cuando fracasas o te va mal, la cosa cambia.

¿Qué retos tiene ahora por delante?

Sigo muy unido al tema deportivo y, por supuesto, con mi familia; la cocina la dejo algo más de lado, y sigo ejerciendo de policía… El reto deportivo que tengo ahora es ir a Tokio, a mis cuartos Juegos Olímpicos, e intentar una quinta medalla olímpica. Después ya veremos hay que tener algún reto.

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