El Congreso de Laicos 2020 te presenta a los Ciegos Españoles Católicos

Los ciegos católicos tienen mucho que ofrecer en la Iglesia, pueden llevar a cabo una gran misión y se están formando para participar en el Congreso de Laicos 2020, que tendrá lugar el próximo mes de febrero. Tienen una asociación y piden que los medios de comunicacion se acerquen a conocer su trabajo.  ¿Quieres conocerlos?

5 preguntas a... los ciegos españoles católicos

Describe el carisma de CECO

Los objetivos de CECO (Ciegos Españoles Católicos), dentro del espíritu del Concilio Vaticano II, son los siguientes:

- La promoción espiritual y moral de las personas con discapacidad visual, utilizando las herramientas necesarias para llevarla a cabo, atendiendo de manera especial a personas ciegas enfermas o ingresadas en residencias.

- La participación de las personas con discapacidad visual en la vida y en la misión de la Iglesia mediante  el testimonio y la propagación del Evangelio.

- La creación y el desarrollo de comunidades diocesanas de personas con discapacidad visual, con la colaboración de los ordinarios del lugar, asociaciones de personas con discapacidad visual y otras asociaciones afines a CECO.

- CECO mantendrá relaciones con otras asociaciones católicas de ciegos, tanto de carácter nacional como internacional.

- Los medios por los cuales CECO desarrolla su labor  son: distintas reuniones entre sus socios, congresos, peregrinaciones, convivencias y publicaciones dirigidas tanto al público interno como externo, así como otros medios de comunicación que la asociación considere apropiados para que se conozca su trabajo.

- Los servicios que la Asociación preste se podrán hacer extensibles a cualquier persona con discapacidad visual que lo solicite, aunque no tenga la condición de miembro.

¿Cómo surge? ¿Cuál es su historia? ¿Quién o quienes lo fundaron?

No podemos comenzar a hablar de CECO sin tratar la figura de nuestro fundador.

Luis García Martínez de Aguirre nació en Zaragoza el 9 de octubre de 1931, en una familia cristiana y numerosa. Desde niño perteneció a los «grupos infantiles» de Acción Católica de su parroquia. Era muy entusiasta y colaborador.

Quería ser sacerdote. Ingresó en el Seminario y, más tarde, nació en él la vocación misionera. Pero una enfermedad en la vista le impediría llevar a cabo su deseo de ir a las misiones.

Así pues, inicia sus estudios de Economía, que compagina con impartir clases de francés y latín. A la vez, siempre movido por una vocación de servicio y entrega, se incorpora al grupo de jóvenes de Acción Católica de su parroquia, para pasar luego a la Escuela Diocesana de Propagandistas de Acción Católica, tomando el crucifijo de propagandista diocesano el 6 de febrero de 1956. Ingresa también en la Asociación de Caballeros de Nuestra Señora del Pilar.

Su vida laboral transcurre en estos años como Director de una importante fábrica de Zaragoza y otros destinos desde la misma. Conoce a Rosa, también en Acción Católica, y se casan el 6 de Agosto de 1958. Tienen dos hijos varones.

Sus problemas en la vista persisten, y a los sesenta años, queda totalmente ciego. Hombre de Fe, no se derrumba. Intuye que Dios lo prepara para otra misión: ser «un ciego guiado por Dios para ser luz y guía en otros», según sus palabras. Recurre a la ONCE, donde recibe rehabilitación, le enseñan a leer y escribir con el sistema Braille y va aprendiendo a vivir con su nueva situación.

En aquel momento, Luis se da cuenta de que la ONCE proporciona todo aquello que sus afiliados necesitan, pero no proporciona atención religiosa. En ese sentido, le surgen dos inquietudes. Por un lado, que los ciegos reciban formación, cultura, que estudien y se preparen más, y por otro, que tengan formación cristiana, se apoyen entre sí, se animen.

A través de una publicación interna de la ONCE, Luis conoce la existencia de Fidaca, la Federación Internacional de Asociaciones Católicas de Ciegos. Así, en 1993 entra en contacto con la federación, asistiendo a la asamblea de socios que se celebraba aquel año en Suiza. Saldría de aquella asamblea con las primeras ideas para construir lo que ahora se conoce como CECO, que poco a poco se ha ido expandiendo a las diferentes ciudades españolas.

En noviembre de 2008, la Conferencia Episcopal Española aprueba a CECO como asociación católica con carácter nacional. En 2009, se elige a Luis García primer presidente nacional de CECO, cargo que ostentará hasta 2012, que presenta su dimisión por razones de salud.

El 9 de junio de 2013, fallece  Luis García. Tras su fallecimiento, es nombrado presidente en funciones Ignacio Segura  Madico, hasta que en el año 2014, es elegido presidente de la asociación, cargo que ocupará hasta 2019, que es elegida presidente Mª José Vaquero Santos.

En la actualidad, CECO está formada por 25 comunidades  y tiene socios en 11 diócesis, componiendo así nuestra gran familia un total de 405 miembros.

¿Qué aporta CECO a la acción misionera de la Iglesia?

Ciegos Españoles Católicos (CECO) es una asociación pública de fieles de ámbito nacional, erigida así en 2008 por la Conferencia Episcopal Española.

Es una Asociación católica compuesta por personas con discapacidad visual y personas sin discapacidad, cuyo fin es el enriquecimiento personal y espiritual por medio de la oración, la formación y el servicio a otras personas ciegas y la integración de sus miembros en la vida de la Iglesia.

Trabaja en la adaptación de nuestra Iglesia a las necesidades específicas de la discapacidad visual, haciendo que las personas con problemas visuales puedan integrarse plenamente en la misma.

¿Cómo os estáis preparando para el próximo Congreso de Laicos de 2020? ¿Qué estáis haciendo?

Las diferentes comunidades de CECO, según sus posibilidades, bien están trabajando los documentos del Congreso de forma comunitaria o bien se han insertado en el trabajo que su diócesis está desarrollando.

¿Qué esperáis del Congreso de Laicos 2020? Concreta alguna medida…

CECO espera de este congreso que nuestra Iglesia comprenda que los laicos que tenemos una discapacidad podemos llevar a cabo una gran misión, y que las personas con discapacidad pueden ser verdaderos testimonios del Evangelio y trabajadores en la viña del Señor.