La imborrable huella de San Juan de Ávila en la Iglesia que fascinó a Santa Teresa de Jesús
Juan de Ávila fue beatificado tres siglos después de su muerte, y canonizado hace medio siglo por Pablo VI
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El Papa Francisco ha decretado la introducción en el Calendario Romano General de san Juan De Ávila el día 10 de mayo, por lo que su figura ha de ser inscrita en los Libros Litúrgicos para la celebración de la Misa y la Liturgia de las Horas y publicado por las Conferencias Episcopales .
El sacerdote San Juan de Ávila nació a comienzos del siglo XVI (1500) en la localidad ciudadrealeña de Almodóvar del Campo. Tras estudiar en Salamanca, fue ordenado sacerdote en el año 1526, cuando sus padres ya habían fallecido. Figura siempre preocupado por los que menos tenían, a su primera misa asistieron doce pobres que comieron en su mesa. Además, Juan de Ávila repartió sus bienes entre la gente sin recursos.
Su otra gran pasión fue la Eucaristía. Tanto es así que cuando estaba ya gravemente enfermo, trató de oficiar una misa en una ermita. Su delicado estado de salud hizo que tuviese que detenerse en medio del camino hacia el templo. Fue en ese momento cuando Dios se le apareció como peregrino. Aquella aparición fue el motor para que San Juan de Ávila cumpliese con el objetivo.
La huella de San Juan de Ávila
Durante sus años de servicio a Dios, conoció a figuras religiosas católicas de su tiempo como Ignacio de Loyola, Juan de Dios o a Teresa de Ávila. De una influencia notable, sus palabras fueron fuente de inspiración para muchos escritores sacerdotales coetáneos y posteriores.
Andalucía fue para San Juan de Ávila muy importante. Hasta allí se desplazó, concretamente a Córdoba en 1535, llamado por el obispo Álvarez de Toledo. Fue en esta ciudad donde organizó predicaciones por los pueblos andaluces, sobre todo en la sierra cordobesa. En aquellas predicaciones, logró la conversión de muchas personas, incluidas de alto rango, gracias a su convincente oratoria.
Dedicó también mucho tiempo al clero para quien fundó centros de estudios como los colegios de San Pelagio y de la Asunción. Al año siguiente, se desplazó a Granada a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad.
El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento.
Su muerte tuvo lugar el 10 de mayo de 1569, día en el que el Pontífice actual ha incluido al santo en el Calendario Romano. Santa Teresa rompió a llorar cuando conoció la muerte de Juan de Ávila, ya que aseguraba que con su marcha de esta vida la Iglesia “pierde a una gran columna”.
San Juan de Ávila, beatificado y canonizado siglos después de su muerte
Más de tres siglos después de su muerte, fue beatificado por el Papa León XIII. En 1946 fue declarado Patrono del clero secular español. 24 años más tarde fue canonizado el 31 de mayo de 1970 por Pablo VI. Finalmente, en 2012, su nombre fue agregado a la lista de Doctores de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI.