Un nuevo encuentro de amor y de misericordia con personas sin hogar: "Nuestros maestros de vida"
El pasado Miércoles de Ceniza, la asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia realizó una salida nocturna para estar con los que luchan por sobrevivir
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El pasado día 17 de febrero era Miércoles de Ceniza, día en que, la Iglesia católica, empezaba el tiempo litúrgico de la cuaresma. Los socios y voluntarios de la asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia tuvieron ocasión de vivir, junto a toda la comunidad parroquial de San Francisco de Borja, la eucaristía solemne de ese día y, terminada la misma, como hacen todas las semanas, prepararon la furgoneta con todo lo necesario para empezar un nuevo encuentro de amor y de misericordia en la oscuridad de la noche.
En la eucaristía habían sentido la presencia y la cercanía de Dios, ahora era el momento de que también Dios, pudiera hacerse cercano, a través de ellos, a los pobres y necesitados que duermen, al raso, en las calles de Valencia. "No había mejor manera de empezar la cuaresma que, actualizando el misterio mismo del amor de Dios haciéndolo vida en nuestra propia vida. Cuaresma y misericordia son una misma cosa", han recordado. Éste es el ayuno que yo quiero, dice el profeta Isaías: "Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos" (Isaías, 58, 6-7).
La experiencia que viven en cada apostolado es nueva y diferente. No saben a dónde les llevará el Señor, qué le pedirá. Que les susurrará al oído en el camino de la cruz de tantas personas con las que te encuentras. Lo más importante en cada salida es “dejarte llevar, dejarte conducir por su Espíritu y tener actitud de escucha a las diversas mociones del Espíritu para que sea Él y no cada uno de nosotros quien pueda actuar por nuestro medio".
"La experiencia de tantas noches tocando las llagas de Cristo nos hacen ver que muchas personas vienen a España pensando que la pobreza aquí, en este país, es diferente que, en esta parte del mundo, no hay marginación, desempleo, soledad o peligros", han remarcado. Pero, "¿cuál es la sorpresa?", se pregunta Luis: “Cuando llegas aquí todo es distinto de lo que tú te habías imaginado, tus proyectos y tus ilusiones pronto se desvanecen. Tienes que comprobar, en primera persona, la dura realidad de lo que supone tener que dormir en la calle, y malvivir con la caridad de algunas personas”. En el apostolado se encuentran, todas las semanas, personas que luchan por sobrevivir el día a día, que viven en condiciones críticas, con escasos recursos y por supuesto que se encuentran sin trabajo o, si lo tienen, es condiciones precarias.
"Los pobres han sido nuestros maestros de vida"
En el primer día de Cuaresma, cuando ya regresaron a sus casas, se dieron cuenta de que habían vuelto a aprender la lección: "Una vez más los pobres han sido nuestros maestros de vida. Los pobres, nos han enseñado, que la riqueza y las cosas materiales, no nos proporcionan una auténtica felicidad", ha subrayado la asociación.
En esa noche, como en otras tantas, se han dado cuenta de que muchas veces las personas que no tienen un hogar son felices con lo poco que tienen. "Para terminar, al final de esta inolvidable experiencia podemos decir que los pobres nos han ayudado a crecer como personas, nos han ayudado a darnos cuenta de lo afortunados que somos y de algo que, aún es más importante: hemos aprendido, gracias a ellos, a saber agradecer a Dios todo lo que su amor y su misericordia nos regala", han concluido.