El Arzobispo de Burgos denuncia que la ley de eutanasia recorta la objeción de conciencia a los médicos
En una entrevista concedida a 'La Tarde', Mons. Mario Iceta niega que la normativa cuente con el respaldo social e insta a las administraciones a impulsar los cuidados paliativos
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El pasado 17 de diciembre, la eutanasia se abrió camino en España tras la aprobación en el pleno del Congreso de los Diputados, con los votos en contra del PP, Vox y UPN, de la proposición de ley que regulará la ayuda médica para morir, lo que conocemos como la ley de eutanasia.
El Arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, ha mostrado en ‘La Tarde’ de COPE el rechazo a la normativa que se aprobará de manera definitiva, previsiblemente, en primavera: “Tengo una valoración negativa de ella. En primer lugar, porque no es una necesidad que tengan ni los enfermos, ni las familias, ni los profesionales de la salud, ni la sociedad. Se introduce como elemento nuevo en la profesión médica, que tiene como fin curar, y cuando no se puede aliviar y siempre acompañar y consolar. Ahora se introduce una nueva finalidad que es eliminar la vida del enfermo, algo extraño en la práctica médica”, subraya.
La ley establece que la eutanasia se considera una muerte natural. Un hecho que no comprende el titular de la Archidiócesis burgalesa, y que duda se ajuste a la legalidad: “Se pide en un documento público, en el acta de defunción, que se especifique que es una muerte natural, cuando se está provocando. Esto tiene consecuencias jurídicas por cuestiones de herencias o de tipo civil. Especificar que es muerte natural no es ajustarse a la realidad”.
A buena parte de la sociedad le sorprende que España haya sacado adelante una normativa que regularice la eutanasia pero que no cuente con una ley de cuidados paliativos, siendo este un aspecto muy criticado. El Arzobispo de Burgos considera que estos cuidados han de ser la respuesta adecuada y digna a situaciones dolorosas.
“El nivel de implantación de cuidados paliativos no es el requerido. Las enfermedades incurables pueden ser de muchos tipos, como crónicas. El dolor insufrible se combate con cuidados paliativos o analgésicos. El sufrimiento ya es más complejo, porque entran en debate las expectativas de vida, el sentido de la existencia, cómo se siente el paciente… Es más complejo de manejar. Pero en toda situación es posible acompañar, suprimir el dolor y paliar el sufrimiento”.
A juicio de Mons. Mario Iceta, el hecho de que una persona solo vea como salida acabar con su propia vida, es un signo de desesperanza: “Hay que buscar un sentido al sufrimiento, y hacer ver que la vida de la persona es un don inmenso para la persona y para los demás”.
Sobre la objeción de conciencia de los médicos, que se considera un derecho fundamental, el Arzobispo apunta que se ve recortada: “Se pide a los médicos que objeten que se inscriban en un registro. Debe ser al revés. Decir que hay un elenco de médicos dispuestos a hacer esto (practicar la eutanasia), y no al revés. Recorta la objeción de conciencia”.