Así cambió la JMJ a Santiago y sus hijos después de que el cáncer alterara sus vidas: "Iba al cielo"

Santiago perdió a su mujer el 7 de enero de 2023 tras 6 años de lucha contra el cáncer. Seis meses después acudió junto a sus 3 hijos a la JMJ de Lisboa, donde sus vidas cambiaron

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Así cambió la JMJ a Santiago y sus hijos después de que el cáncer cambiara sus vidas: "Iba al cielo"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Santiago Jiménez (Santi para los amigos) es padre de tres hijos. Se dedica a la docencia en un centro escolar de Madrid. La vida de la familia dio un giro de 180 grados cuando a su mujer, Elena, le diagnosticaron cáncer del que falleció seis años después, el 7 de enero de 2023.

Fueron años de lucha contra la enfermedad, una pesada cruz que vivió con su familia y amigos, en comunión con Cristo. La historia de amor de este matrimonio comenzó a los 17 años y, tras 9 años de noviazgo, se casaron en el 2001. Fruto de este amor nacieron Gonzalo, Nacho y Pablo, que ahora tienen 20, 17 y 15 años respectivamente.

En 2017, volviendo de la playa, Elena se encontraba mal. Poco después le diagnostican un cáncer de ovario en estadio cuatro, muy avanzado. Tras pasar por quirófano y hacer frente a las sesiones de quimioterapia, recayó durante la pandemia del covid-19. Vuelta a empezar, como ha relatado Santi en COPE:

“A partir de ahí comenzamos un calvario de medicamentos, de ensayos clínicos, de pruebas, hasta que en septiembre de 2022 nos dijeron que no podían hacer nada más. Comenzó en ese momento lo que ella le llamó la ´preparación para nacer al cielo´. Nos comenzamos a preparar todos juntos".

"Puedes ser profundamente feliz en una circunstancia que a nivel humano es una catástrofe"

En una sociedad que huye del dolor y del sufrimiento, Santi reconoce, siempre con la fe por delante, que la vida está repleta de obstáculos: "Aunque nos quieran vender una vida de color de rosa, a lo largo de nuestra vida nos encontramos con muchas complicaciones”.

El matrimonio nunca estuvo solo en la lucha contra el cáncer. De hecho, un amigo sacerdote se acercaba diariamente a su hogar para administrarles la comunión y rezar junto a ellos: "Así concretamos lo que siempre habíamos vivido, compartiendo la fe y celebrando con nuestros hijos todo siempre con el Señor pero haciendo aun más latente que Elena en pocos meses se iría al cielo”.

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Frente a un sentimiento de desamparo y horfandad en medio del dolor, Santi y su familia siempre tuvieron a Dios como sostén en los peores momentos, incluso cuando tocó despedirse de Elena: "Durante los 6 años de enfermedad, uno se arrodilla con las manos vacías, sin tener nada y se lo entrega todo al Señor, es ahí donde Él te lo da todo y puedes ser profundamente feliz en una circunstancia que a nivel humano es una catástrofe. Es decir, la mujer de mi vida, con la que lo he compartido todo, mi vocación, en la que yo me acerco al señor a través de ella, se iba a ir al cielo ya”, ha relatado en COPE el cabeza de familia.

"Nosotros vimos cómo el cielo se juntaba con la tierra”

Durante la enfermedad de Elena y hasta su muerte, para su familia fueron años de aprendizaje, de disfrutar del Señor y darle gracias. Elena se fue al cielo rodeada de sus hijos y de su marido, como evoca Santiago: “Un momento en el que lo normal hubiera sido horrible nosotros vimos cómo el cielo se juntaba con la tierra”.

Los hijos también encontraron en Cristo su fuerza: "Se han acercado a él fiándose", ha subrayado.

Seis meses después de la marcha de Elena, Lisboa acogía la JMJ. Santiago propuso a sus hijos acudir en familia a la capital portuguesa, aunque todo dependía del estado de salud de Elena. Sus hijos mostraron su disposición de desplazarse hasta Lisboa fuese cual fuese la circunstancia, con Elena en el cielo o sanada milagrosamente. Lo más importante para Santiago era arrodillarse frente al Señor y poder ofrecerle los sufrimientos con los que venían cargando varios años.

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"Ardor apostólico"

Santiago nos contaba entusiasmado que esta JMJ la pudo vivir con una mayor madurez con respecto a las anteriores a las que había asistido, como la de Madrid en 2011. Para el marido de Elena, se podría definir como “ardor apostólico”: “Cuando vuelves te han actualizado, sabes que el Señor ha actuado en tu vida, notas el corazón cambiado, lo notas más enamorado de Él, más libre, con más ganas de rezar. En la JMJ no somos conscientes de que el Señor nos está actualizando, está renovando el amor contigo, te da también nuevas capacidades de estar con Ël y de saber que eres sostenido”.

Los frutos que Santiago nos contaba que vio a raíz de la JMJ se hacen presentes en las alabanzas a las que acude y cuando canta frente al Señor. Desde entonces, no deja de visualizar la imagen del Parque Eduardo VII, de Lisboa, cuando el Papa Francisco proclamó que “en la Iglesia cabemos todos”.

Santiago se ve muy llamado a evangelizar y cada vez es más consciente de que tiene una responsabilidad con los que le rodean, “no puedo caer en mis reparos humanos”, nos decía. Este año esta frase ha estado muy latente en su vida a raíz de la JMJ de Lisboa.

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Para Santiago, la JMJ ofrece a los jóvenes el encuentro con la Iglesia del Señor, un abanico de opciones y de carismas que te sacan de tu comodidad para que conozcas toda la diversidad de la Iglesia, su riqueza. Esas diferencias, nos contaba Santiago, que en ocasiones nos resultan complejas de vivir pero que en la JMJ el Señor nos muestra que el problema es nuestro y que la diferencia se trata de un don, un regalo para enriquecer más nuestra fe. “El señor ha hecho diversa la Iglesia para que podamos caber todos”, nos explicaba. Eso es lo que más se le quedó grabado a Santiago. Otra momento que jamás olvidará fue cuando en la vigilia estuvieron todos de rodillas frente al señor, “un millón y medio de silencios arrodillados”.

"Cristo no nos deja solos en esta persecución"

El miedo a ser juzgados por comunicar a Cristo va disminuyendo cuando vas cumpliendo años y vas conociendo más al señor, cuando te vas formando para poder contestar determinadas dudas, Santiago nos contaba que: “Leyendo a diario, rezando a diario, me estoy preparando para ser cristiano, en cambio un ateo no se prepara para ser ateo”. El argumento es importante, pero lo es más poder amarles y respetar su proceso. Santiago nos llama con su testimonio a comprender que, aunque pueda resultar duro no olvidemos que Jesús habló en las bienaventuranzas de aquellos que fueran perseguidos por su causa. Cristo no nos deja solos en esta persecución, él ya nos avisó de que sucedería, pero también de que él estaría siempre con nosotros. Así nos lo cuenta Santi, “la oscuridad se defiende atacando”.

Necesitamos experimentar el amor de Dios, buscarlo en la Iglesia. No son tan importantes las razones sino que el corazón se empape y se enamore del Señor, luego hay que seguir cuidándolo pero necesitamos de ese amor previo de Cristo. Santiago nos decía sobre el cristianismo: "Yo no veo que el camino difícil sea el del cristianismo sino que lo que yo veo es que lo que es difícil es vivir sin el señor... Cuando todo parece ir perfecto podemos mirar al señor como una complicación, pero cuando la vida se hace real, cuando llega el cancer a tu vida o a la de tu mujer, u otras muchas situaciones muy difíciles de vivir, con el señor las puedes exprimir y las puedes vivir, ser feliz, sin el señor no tienes nada que hacer. Lo que le diría a los jóvenes es que se peguen bien al señor, porque van a disfrutar de todo y no van a dejar de vivir nada, no van a tener que evadirse de las cosas, sino que van a poder disfrutarlas".

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