Atilano Rodríguez, Obispo de Sigüenza-Guadalajara: "En la Iglesia sin el voluntariado no haríamos nada"
El prelado analiza la situación de su diócesis ante la despoblación y la indiferencia, y valora el papel social de la Iglesia desde su labor en la CEE
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El director de COPE Guadalajara, José Luis Mendoza ha entrevistado al obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Mons. Atilano Rodríguez Martínez. El prelado asturiano, de 73 años, lleva ocho años al frente del territorio. Más de 12.000 kilómetros de diócesis y 470 parroquias son su trabajo y vocación.
Su labor pastoral la compagina con la presidencia de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española. Desde ambos trabajos afronta retos y problemas actuales, propios de España, pero que el prelado también localiza en Europa. Esta realidad de su diócesis ayuda a comprender la labor de la Iglesia y la del propio obispo.
Secularización, indiferencia y despoblación, problemas para vivir la fe
El obispo de Sigüenza-Guadalajara señala, por un lado, un síntoma que afecta a todo el país...y a todo el continente. "El primero, que no es muy diferente a lo que está ocurriendo en el resto de España y Europa, es el problema de la secularización, de la indiferencia y de la dificultad para vivir la fe por parte de muchos cristianos", señala.
El reto más local es el de la despoblación de las zonas rurales. Este fenómeno demográfico afecta a la vida pastoral de la Iglesia...y a más áreas, explica Mons. Atilano Rodríguez. "En los últimos años se ha producido una gran movilidad hacia zonas urbanas. Esto trae consigo no solo el problema humano de la despoblación y el abandono del mundo rural, para la Iglesia hablamos también de mantenimiento de templos y de la dificultad de desarrollar la labor pastoral en estas áreas".
"Salir de la parroquia" para combatir la despoblación
El presidente de la comisión episcopal es consciente de este contexto. Por eso, ha comentado con el periodista de COPE, cuáles son las soluciones y reflexiones que se plantean al respecto. Una de ellas pasa por las unidades parroquiales en pos de una "pastoral abierta". El obispo espera que sean más que lugares de reunión.
"Hemos de superar el ámbito de la parroquia para abrirnos a un planteamiento en donde otras parroquias o miembros de otras unidades parroquiales se reúnan para la celebración, pero sobre todo que se reúnan para plantearse y preguntarse qué pueden hacer en una zona y una realidad concreta, que su compromiso les lleve a preguntarse “¿Qué podemos hacer para evangelizar hoy?”, afirma.
Además, quiere que ese planteamiento sea también un mensaje para los fieles. La evangelización es responsabilidad de todos: pastores...y laicos. "Y con esto quiero incidir en que muchas veces pensamos que la acción evangelizadora y misionera es sólo función del párroco. Y sin embargo debe ser responsabilidad de todos los bautizados en virtud de ese mismo sacramento del Bautismo".
Con ese espíritu se plantea el Sínodo Diocesano, como "una gran oportunidad que el Señor pone ante nosotros para orar juntos, reflexionar juntos y para buscar juntos esos caminos que el Señor quiere para la evangelización de su Iglesia".
La pretensión, hasta entonces, pasa por encuentros entre fieles de distintas parroquias para analizar esta situación. El punto de partida es que "la participación es desigual en función de las zonas de la diócesis", pero, a la vez, considera que todas"van a ser útiles y necesarias en el futuro".
La caridad de la Iglesia en España y a nivel internacional
Como obispo responsable de Pastoral Social, Mons. Atilano Rodríguez coordina el trabajo que desarrollan los obispos que integran dicha comisión en cada uno de sus departamentos. Además de esa labor más interna, el prelado y sus colaboradores acompañan a aquellas instituciones de la Iglesia que se ocupan de la dimensión social de la fe y de la actividad caritativa.
Su análisis, desde este punto de vista, de la aportación de dos instituciones como Cáritas y Manos Unidos es muy positiva. La caridad de la Iglesia que proyectan en las personas ha sido "extraordinaria durante los últimos años". Como ayuda ante la crisis económica y "también creando conciencia y desarrollando programas y objetivos de desarrollo tanto en España como en el Tercer Mundo".
Además de estas, se acuerda también de "Justicia y Paz y la Pastoral Penitenciaria". En el caso de esta última, considera "que probablemente sea la más difícil pero a la vez la más agradecida". La razón por la que asegura esto es porque tienen la oportunidad de acercarse y acercar a Jesús a "aquellas personas que carecen de todo, incluso de su libertad". "Es una labor maravillosa que además en muchísimos casos se extiende también a sus familias", añade.
Sin el voluntario, la Iglesia no es nada
El prelado agradece la labor de los voluntarios, que resulta fundamental. "Si no fuera por el voluntariado, la Iglesia no podría cumplir su misión evangelizadora en este momento". Aporta un matiz en este sentido. Antes que voluntarios, Mons. Atilano prefiere considerarlos "enviados", porque "todos somos llamados y enviados por el Señor".
A partir de ahí, se entiende la responsabilidad del cristiano, según el obispo. "Hemos de actuar desde la responsabilidad de nuestra fe, desde la exigencia de nuestra caridad y de nuestro amor a los demás".
Junto a quienes entregan su tiempo a los demás a través de Cáritas y Manos Unidas, no se olvida de otros voluntariados que parecen más pequeños. "No quiero, no debo olvidar a los catequistas que a diario trabajan en las parroquias ayudando a los niños a creer y a profundizar en su fe. Ni a tantas personas que se suman a los coros en sus parroquias, a los que se suman a las actividades litúrgicas y que ayudan a la fraternidad de la celebración y de la experiencia de la fe. Insisto, en la Iglesia sin el voluntariado no haríamos nada", apunta.
Todo aporte a la Iglesia, sin importar el tamaño, resulta clave para vivir la experiencia de Iglesia desde la propia parroquia. El obispo de Sigüenza-Guadalajara explica la razón. "Porque todos los cristianos tendrían que experimentar lo que experimentan muchas personas: que la Iglesia son ellos y que la Iglesia puede realizar su misión si cada uno nos comprometemos a asumir cualquier tarea por sencilla que pueda parecer, desde la limpieza de la Iglesia hasta la última actividad que se realiza en una parroquia o una diócesis".
Por último, precisa la necesidad de buscar a los jóvenes, las generaciones que van a tomar el testigo de ese ser Iglesia. El compromiso de evangelización de la Iglesia, recuerda, será suyo.
"No podemos olvidar que el voluntariado nace en la Iglesia como una respuesta de fe a Dios y como una preocupación de mostrar la fe a los demás. Por eso hay que cuidar la fe cristiana de los que ahora están comprometidos con la Iglesia, haciendo hincapié en los más jóvenes y en los adolescentes. Porque el futuro de la Iglesia y de la sociedad va a depender de que haya jóvenes que asuman su responsabilidad en la evangelización tanto como en el compromiso social y en la vida pública", subraya.