Chabolas, drogas, tiroteos y desempleo: la cara más pobre de Andalucía que sobrevive gracias a la Iglesia

ECCLESIA ha hecho en los últimos días un estudio de los barrios con mayores desigualdades de una comunidad autónoma que este domingo decide su futuro

Chabolas, drogas, tiroteos y desempleo: la cara más pobre de Andalucía que sobrevive gracias a la Iglesia

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

32 min lectura

A lo largo de la campaña electoral en Andalucía, ECCLESIA ha analizado la situación que viven algunos de los barrios con mayor tasa de pobreza y desigualdades de la comunidad autónoma con mayor número de habitantes en España, y la labor que desempeña la Iglesia en estos espacios.

Barrios que no han sido visitados por los canditatos a presidir la Junta de Andalucía, ya que si a todos estas zonas les une algo, es el abandono de las administraciones, por lo que las instituciones eclesiásticas constituyen un verdadero pulmón para sus habitantes. A continuación, hacemos un resumen de este 'Informe ECCLESIA: la Iglesia en Andalucía'

ALMERÍA

Los asentamiento de inmigrantes en la provincia de Almería forman parte de su realidad social, tanto en el Poniente como en el Levante (cercano a municipios como El Ejido, Níjar, etc.). Se estima que unas 6.000 personas ocupan estas chabolas y cortijos abandonados, en condiciones infrahumanas y sin apenas recursos para cambiar su suerte.

La diócesis de Almería ha denunciado en reiteradas ocasiones “la marginación que sufren con respecto al tema del empadronamiento”, en referencia a la población inmigrante diseminados entre el mar de plástico que han formado los invernaderos.

Se estima que un 86% de los chabolistas son hombres, el 13% mujeres y el 3% son menores que están creciendo en este entorno. Desde Cáritas, trabajan desde años por ofrecer una ayuda integral a estas familias, tal y como ha explicado para ECCLESIA Toñi Manzano, coordinadora del Proyecto de Asentamientos en la ONG de la Iglesia.

“En la zona del Levante los asentamiento son tipo chabolas hechas con materiales de madera, plásticos... y los de Poniente son cortijos abandonados y casetas de apero en la que entran muchos con alquileres y si están abandonados pues los ocupan. Están alejados de las zonas de servicios”, explica.

El 99% de las personas a las que atienden son inmigrantes procedentes de África. Pisan suelo español sin familias y con todas las administraciones dándoles la espalda y facilidades para conseguir algún tipo de ayuda con el que dibujar un futuro esperanzador. Por ello, la labor de Cáritas es esencial.

“El 90% de estas personas trabajan en los invernaderos, pero sin regularizar. Encuentran empleos en campañas de recogida de frutos, pimientos, melones, sandías.... pero no pueden estar contratados por falta de papeles. Una forma de encontrar empleo en esta zona es que estos chicos cojan la bicicleta y se pongan en una rotonda, hasta que el dueño del invernadero o el capataz llega con una furgoneta y recoge a las personas que necesita”, ha relatado Toñi Manzano.

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El trabajo de Cáritas en los asentamientos chabolistas de Almería

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En este contexto, Cáritas ofrece sus servicios a los ocupantes de los asentamientos, no únicamente repartiendo bolsas de alimentación o limpieza (que también), sino que van mucho más allá: “Los voluntarios de las parroquias trabajan con ellos al estar comprometidos con las personas. Les ven como hermanos con todos sus derechos y capacidades. Por eso emprendemos campañas de sensibilización, ofrecemos clases de español que imparten los propios voluntarios, les apoyamos en la búsqueda de empleo, les acompañamos si es preciso al médico o a servicios sociales... en fin damos una respuesta la más amplia posible”, ha subrayado la técnico de Cáritas.

Actualmente, la institución de la Iglesia da cobertura a unas 700 personas. Incluso ahora cuentan con un servicio jurídico para seguir dando pasos hacia la integración: “Estamos dando pasos a esa visualización que tenemos como objetivo. Que no seamos solo trabajadores que cuando termina nuestra jornada laboral nos olvidemos de ellos, sino que les demos un tratamiento integral, tratarles como un hermano”, ha insistido Manzano.

Un trabajo que va dando sus frutos, aunque es complicado ya que la falta de papeles hace que tengan muy difícil el acceso a las ayudas de las diferentes administraciones: “Gracias a los cursos de capacitaciçon y empleo como ayuda a domicilio, talleres de mantenimiento para arreglar la luz o humedades, etc. consiguen progresar, pero es difícil porque no solo depende de nosotros que salgan de la pobreza.

En este sentido, Toñi Manzano ha lamentado que las administraciones locales no estén dando facilitades al empadronamiento de estos inmigrantes, pese a lo establecido en la Ley de Empadronamiento: “Hay una sensación hacia el extranejro que da miedo cuando son personas que vienen a realizar su proyecto de vida. Hay muchas cortapisas y barreras desde muchos ayuntamientos y queremos poner quejas porque no hay manera de empadronar a estas personas pese a lo que dice la ley. Desde Cáritas y otras entidades se está lanzando una iniciativa de recogida de firmas para que se regularicen a estas personas que viven en España desde seis meses antes de noviembre de 2021. También trabajamos en Cáritas para desvincular la residencia con un contrato de trabajo, porque es complicado que alguien haga un contrato de un año a una persona sin papeles”.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' en Almería

CÁDIZ

Cádiz es una de las provincias con mayor tasa de desempleo de nuestro país. Las sucesivas crisis económicas de la última década ha deteriorado la estructura económica del territorio, hasta convertirla en una provincia con amplias zonas de depresión, pobreza y tráfico de drogas, especialmente en el Campo de Gibraltar.

Se trata de la provincia andaluza con mayor tasa de población residiendo en zonas desfavorecidas. La Junta de Andalucía estima que uno de cada cinco vecinos gaditanos viven en zonas con necesidad de transformación social.

De esta manera, en torno a un 20% de la población gaditana vive en un barrio en riesgo de exclusión, lo que quiere decir que sus viviendas están en mal estado, o hay una elevada tasa de desempleo, o tiene menos nivel de estudios. Un mal que padecen más de 180.000 vecinos de un total de 1'2 millones de habitantes con los que cuenta la provincia costera.

Junquillo, la barriada de La Línea donde la Iglesia atiende a 600 familias

La Línea de la Concepción es un municipio gaditano situado en el Campo de Gibraltar. El contrabando de tabaco es una forma de vida para miles de familias para poder subsistir económicamente. No en vano la tasa de desempleados alcanza el 30%.

Un drama que se multiplica en El Junquillo, barriada que tiene su origen en la década de los ochenta, y que ya nació en medio de una depresión económica, con viviendas unifamiliares muy precarias que se han ido deteriorando con el paso de los años. Tal es la situación que viven sus vecinos que su sostenimiento económico es “un misterio” para el Padre Juan Manuel Benítez, trabajador de Cáritas en La Línea.

“En la parroquia atendemos a más de 600 familias a lo largo del año. La mitad de personas a las que ayudamos lo hacemos de manera continuada. Otros viven de las subvenciones mínimas que reciben. A veces el abuelo cobra la pensión y de ese dinero tratan de sobrevivir familias de ocho o diez personas. El paro es altísimo en esta zona, y las subvenciones que están anunciadas como la renta mínima o las pensiones no contributivas las personas que las han solicitado todavía las están esperando”, precisa en Ecclesia el Padre Juan Manuel Benítez.

La economía sumergida es la única vía para subsistir. En verano se reactiva algo la economía gracias al turismo, pero es insuficiente. Otros vecinos, sobre todo mujeres, cruzan Gibraltar para trabajar como empleadas del hogar.

En cuanto al contrabando de tabaco, el sacerdote gaditano precisa que en Junquillo se da menos que en otras zonas de La Línea: “Algunos se llegan a Gibraltar para sacar dos o tres paquetes de tabaco y ganar veinte euros con el que dar de comer a su familia. Pero es cosa de poco, aquí no te encuentras mansiones como en otros lugares”, relata.

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Junquillo, la barriada de La Línea donde la Iglesia atiende a 600 familias

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El 40% de la población de Junquillo es joven, los cuales apenas pueden ser atendidos, por lo que se crían y educan prácticamente en la calle: “La escolarización termina con la educación obligtoria y luego son pocos los que continúan Bachillerato o una FP”, expone el Padre Juan Manuel Benítez en ECCLESIA.

Con el encarecimiento de la vida de los últimos meses, la Iglesia de Junquillo ha tenido que arrimar más el hombro para atender las necesidades de tantas familias. Entre Cáritas y el Banco de Alimentos atienden a unas 600 familias en una barriada integrada por unos 17.000 habitantes.

Los cortes de luz y de agua son una constante en Junquillo, especialmente en los últimos tiempos con las tarifas disparadas, por lo que Cáritas trata de asumir la factura. Pero abarcan mucho más, tal y como nos comenta el sacerdote.

“Hay familias que no pueden pagar cinco euros de medicamento y disponemos de ese servicio en la parroquia. Tenemos programas dirigidos a madres embarazadas y bebés, talleres de formación social, salud, trabajo, etc. Tenemos un programa de apoyo escolar para alumnos con dificultades, recaudamos fondos para la compra de alimentos para la campaña de Navidad y Reyes Magos, porque todo niño tiene derecho a vivir la ilusión....”

Es decir, Cáritas se ha convertido en un pulmón de tantas familias gracias a los voluntarios con los que dispone la entidad de la Iglesia en Junquillo. Ahora que los andaluces están llamados a las urnas, el Padre Juan Manuel Benítez tiene claro lo que pediría a los candidatos a presidir la Junta de Andalucía: “Lo primero es que se paseen por aquí de verdad y no a hacer campaña. Que vengan tranquilamente sin avisar a nadie y se dediquen a conocer la realidad del Campo de Gibraltar y estas barriadas”, reclama a la clase política andaluza.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Cádiz

CÓRDOBA

El porcentaje de personas en siutación de pobreza en la provincia de Córdoba alcanza el 35%. Una cifra que ha empeorado aún más con la pandemia, y que ha supuesto una regresión en las condiciones de vida de sus habitantes.

Y es que Córdoba cuenta con unas de las tasas de paro más elevadas de España, con en torno al 22% de desempleados, y unos salarios medios que apenas superan los 15.000 euros de media.

Algunos de los barrios de Córdoba están entre los más pobres de nuestro país. Las Palmeras, Guadalquivir, Sector Sur o Las Moreras, todos ellos en Córdoba capital, son barrios marcados por las desigualdades, la pobreza y el desempleo.

Las Moreras: el barrio cordobés donde la pobreza se palpa con tan solo pisar su suelo

El abandono del barrio de las Moreras, integrado por unos 15.000 vecinos, es palpable nada más pisar su suelo. Sus calles, parques y edificios están marcados por el deterioro. La economía sumergida es el medio de superviviencia, la Policía apenas patrulla por sus calles y espacios como las pistas deportivas llevan décadas abandonadas.

En medio del caos brilla con luz propia la labor de la Iglesia, por incomparecencia de otras instituciones públicas y privadas.Una de las parroquias, Santas Margaritas, cuenta con amplios programas de ayudas para estos habitantes tan castigados.

Su párroco, el Padre Antonio Juan Caballero, llegó en 1999 a Las Moreras. Por ello, precisa en ECCLESIA que la pobreza del barrio viene heredada: “Aquí piden ayuda nietos de hombres y mujeres que vinieron hace más de veinte años”, precisa.

Actualmente, la parroquia cuenta con dos proyectos de promoción: por un lado el centro de la mujer y otro para menores: “En el centro de la mujer tenemos matriculadas a unas setenta mujeres que vienen a los talleres, mientras que el de los niños ofrecemos desde la parroquia una sala de lecturas, donde hay libros ordenadores, etc. para que puedan hacer las tareas”, explica el sacerdote.

Además, el Padre Antonio Juan Caballero ha detallado el programa del que últimamente se han beneficiado un total de quince familias con niños pequeños, por el cual a través de un código QR pueden acceder a la compra en supermercados con los que mantienen acuerdos con Cáritas: “Les ingresamos una cantidad y pueden hacer la compra con el código. Es decir, tratamos de proporcionar ayudas lo más personalizada posible. Compramos frigoríficos, electrodomésticos, gafas, etc. para quien lo necesita”, asegura.

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La pobreza creciente en algunas zonas de Córdoba, principal enemiga de una Iglesia que se siente desbordada

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Asimismo, se encuentra la actividad de Cáritas para acompañar y atender a las familias: “Tenemos un programa de inserción laboral, a personas que le faltan pocos meses o años de cotización y poder jubilarse con algo de pensión se les busca un trabajo... En fin tratamos de llegar hasta donde podemos”, ha agregado el párroco de Santas Margaritas.

Todo suma en un barrio como Las Moreras, marcado por el deterioro provocado por la pobreza y necesitado de un plan integral por parte de las administraciones públicas: “El problema no es la inseguridad o la suciedad, sino la falta de empleos dignos. Muchas mujeres que se van a una casa para limpiar, lo que le dan no les llega para llevar una vida digna. Muchas de ellas mantienen a familias numerosas. El problema del barrio es que no hay estabilidad económica, no hay sueldos dignos, demasiadas familias desestructuradas....

Drogas, desigualdad y una Iglesia activa: el día a día en Sector Sur de Córdoba

El Sector Sur de Córdoba es uno de los espacios con mayor tasa de pobreza en España. Según se desprende de la estadística de los declarantes del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), esta zona de la capital es la tercera del país con menos renta bruta media de España.

El Padre Ramos Domingo trabaja en la parroquia de San Martín de Porres desde 2017, y como párroco desde hace año y medio. En este tiempo ha podido comprobar de primera mano la pobreza y las desigualdades que proliferan en el barrio cordobés.

“No es tanto pobreza material como espiritual. Es verdad que tenemos muchos problemas de economía sumergida, con ingresos no declarados. Se notan los negocios negros. La realidad social y económica es degradante”, asegura el religioso.

En cuanto al tráfico de drogas, está presente en el día a día del Sector Sur, especialmente entre los jóvenes: “La patrulla policial es constante, por la calle te encuentras con chavales y jóvenes drogadictos... a mí me llegaron a amenazar con agredirme un día. Hay un ambiente de dejadez y de gente que vaga por la calles sin nada que hacer”, ha relatado el Padre Ramos Domingo.

Más de 200 familias se veían beneficiadas por la labor de la Iglesia en el Sector Sur antes de la pandemia, gracias a Cáritas parroquial. Luego, reestructuraron la solicitud de los programas para evitar engaños: “Ahora tenemos unas ochentas familias a la que repartimos alimentos, les buscamos cursos de formación de economía doméstica, talleres de costura y alfabetización...”, ha manifestado el sacerdote.

Con el encarecimiento del nivel de vida provocado por la inflación o la subida de la luz, el Padre Ramos Domingo afirma que la Iglesia está desbordada en el Sector Sur de Córdoba: “en los últimos meses se nota mayor demanda de servicio en Cáritas, sobre todo para los suministros”.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Córdoba

GRANADA

En Granada la pobreza y la exclusión social es también una realidad tanto en la capital granadina como en la provincia. El Distrito Norte de la ciudad, está integrado por una serie de barrios: Almanjáyar, Campo Verde, Cartuja, Casería de Monijo, Parque Nueva Granada, La Paz y Rey Badis. A todos ellos les une el desempleo, la pobreza en muchos de sus vecinos y el hastío.

Unos barrios donde los cortes de luz son muy frecuentes para una población castigada, que no ha terminado de recuperarse de la crisis económica del año 2008. Desde entonces, sus problemas se han agudizado, especialmente a raíz de la pandemia.

La Iglesia, a través de sus instituciones y parroquias, trata de paliar todas las necesidades de sus gentes, aunque no llegan a todo. Entre ellos se encuentra Mario Picazo, párroco de Nuestra Señora de la Paz y la Sagrada Familia, se muestra pesimista respecto al futuro del Distrito Norte granadino: “Es una población que está muy machacada y con poca perspectiva de futuro”, lamenta en ECCLESIA.

El sacerdote ha dibujado el panorama de la zona y a los que las administraciones no ponen solución: “La tasa de desempleo es muy grande, lo que impide al barrio ver el futuro con más esperanza. Tenemos la tasa más elevada de absentismo escolar. Se acumulan los problemas a los que no se dan respuesta. Se ponen parches, pero no soluciones a largo plazo”, ha expuesto.

Uno de los barrios más conflictos de la zona es Almanjáyar, uno de los espacios más degradados de Andalucía. Las personas que tratan humildemente de ganarse la vida se entremezclan con los vecinos más conflictivos. La policía brilla por su ausencia, el correo prefiere no pisar por allí y ni siquiera los repartidores de pizza a domicilio hacen su entrega, por miedo a que les roben, según ha contado Mari, una de sus habitantes.

“Desde pequeña recuerdo que iba caminando por la calle y me encontraba jeringuillas, gente pinchándose por las esquinas... Es un barrio donde las peleas, los tiroteos o los cubos de basura ardiendo forman parte del día a día.”

Por su parte el párroco de Nuestra Señora de la Paz y la Sagrada Familia reconoce esta realidad, si bien considera que también hay cierta dosis de estigmatización hacia su gente: “Hay un potencial de gente muy bueno, pero no se apuesta seriamente por la población. La sociedad no tiene escrúpulos para que tengan otras salidas antes que recurrir a la economía sumergida, que es pan para hoy y hambre para mañana, y no crea relaciones sanas”.

Pero Mari insiste en compartir algunas experiencias desagradables vividas en el barrio, como el día que agredieron a su hijo y a su sobrino: “Los dos bajaron al campo de fútbol de debajo de mi casa. Cuando me asomé por la ventana comprobé que había mucha gente jugando y me despreocupé. Unos diez minutos más tarde llamaron los dos a la puerta y tenían la cara echa un cristo, porque al parecer llegaron dos chiquillos mayores que ellos, que yo se quienes son, porque aquí nos conocemos todos, y con una excusa absurda empezaron a pegarles”, ha relatado.

“Lo más normal por la noche son las reyertas y los tiroteos. Y una de esas noches, hará unos dos años, me tuve que esconder con mis hijos en una habitación de mi propia casa que estaba retirada de la cocina, que da a un callejón donde estaba habiendo disparos. Algunas de las balas estuvieron muy cerca de darnos en la cabeza. Pero lo más grave de todo es que te acabas habituando a eso”, ha agregado.

Muchas de las familias que integran el Distrito Norte salen adelante gracias a empleos precarios, como mujeres que trabajan en el sevicio doméstico, los mercadillos o fontanería. La mayoría de ellos no están dados de alta, por lo que no tienen seguridad laboral.

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Cortes de luz, tiroteos y pobreza: el abandono del Distrito Norte de Granada

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Asimismo, los cortes de luz son una constante en los últimos tiempos en las viviendas, y que aleja al barrio aún más de la normalidad, como explica Mario Picazo: “Es el remate de esta situación, porque en el mundo en el que vivimos no se puede hacer una vida de normalidad sin la luz. Esto hace más difícil poder dar pasos para resolver los problemas. Estar horas y horas sin luz, sin calefacción comida, frigoríficos... les obligas a tener que estar en la calle, buscando alternativas”.

Un problema de suministro que el sacerdote atribuye a la despreocupación de ENDESA a la hora de revisar las instalaciones: “Desde que se construyeron las viviendas en el barrio no se han revisado, y las necesidades de las casas han cambiado. Las instalaciones no están preparadas para aguantar el suministro que hoy se necesita. Empezando por eso y siguiendo que en nuestra zona hay mucha gente que no tiene ni el ingreso mínimo para vivir ni pagar las facturas”, argumenta Picazo.

A su juicio, este problema se resolvería con voluntad por parte de las administraciones y de la empresa eléctrica, dando facilidades a quienes no pueden afrontar el coste: “No se puede solo estigmatizar un barrio y decir que la causa son los engaches ilegales sin más, porque no es así”, añade.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Granada

HUELVA

Algunos estudios revelan que la provincia de Huelva es una de las provincias más pobres de toda España, con una tasa de pobreza y desigualdades que las sucesivas crisis económicas de la última década han agudizado.

Se estima que el 36% de la población onubense está anclada en la pobreza, y en torno a 10.000 familias no perciben ningún tipo de ingreso, según los datos recogidos por la 'Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social'.

La población inmigrante en Huelva ha ido creciendo en los últimos años, debido a un modelo de producción agrícola intensivo y de exportación que demanda una gran cantidad de mano de obra en un corto espacio de tiempo. Un fenómeno que puede ser visto como un elemento positivo, aunque el problema reside en las condiciones en las que viven muchos de estos temporeros en la provincia onubense.

Por ello, Cáritas Huelva trabaja de manera incansable en atender a la población inmigrante que reside en los asentamientos chabolistas e infraviviendas de la zona del Condado Occidental onubense (Moguer, Lucena del Puerto, Palos de la Frontera y Mazagón), en la zona de la costa (Lepe) o en otros municipios.

La atención de Cáritas en los asentamientos chabolistas

Se estima que Cáritas atiende unos treinta asentamientos en la zona del Condado Occidental, que en personas se cifra en unas mil. Muchos de ellos son temporeros que permanecen en estas chabolas en periodos de campaña de la fresa, pero otros son permanentes, tal y como ha revelado en ECCLESIA Susana Toscano, Técnica del Proyecto Atención en Asentamientos de Cáritas Huelva: “Cuando la campaña concluye es verdad que el número de personas disminuye, pero otros trabajan esporádicamente todo el año y se quedan”.

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La atención de Cáritas Huelva en los asentamientos chabolistas

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La realidad de los asentamientos es muy dura, la mayoría alejados de los núcleos de población. El agua potable o las condiciones higiénicas brillan por su ausencia: “Hay gente que tiene que caminar kilómetros para conseguir agua potable. La basura no pasan a recogerla... son chabolas de plástico y cartón que en invierno con el frío y las lluvias es dificultosa, y en verano con el calor tampoco es agradable estar”, precisa Toscano.

Para paliar las necesidades de las personas que malviven en los asentamientos, Cáritas ofrece dos líneas de ayuda: intervención social y acompañamiento por un lado, y por otro búsqueda de empleo: “Con personas documentadas tratamos de buscarles un trabajo, pero siempre con la condición de que se le dé una vivienda a quien está en el asentamiento”, cuenta Susana Toscano en ECCLESIA.

Para erradicar definitivamente estos asentamientos chabolistas, la técnico de Cáritas Huelva tiene claro que todo pasa por la unidad entre administraciones, entidades y empresariado: “La unión hace la fuerza, y si todos queremos trabajar por intentar velar y eliminar esta realidad, sería posible”, ha expresado.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Huelva

JAÉN

Jaén se va vaciando de vecinos, especialmente en los espacios rurales de la provincia de los olivos: “Cada año perdemos 2.000 habitantes. Las zonas rurales se están quedando despobladas como la Sierra del Segura, que tiene la mitad de población que hace 35 años, al ser zonas abandonadas donde solo han quedado los mayores y el futuro es difícil”, ha explicado el Padre Juan Raya en declaraciones a ECCLESIA.

Febrero del año 2011 es una fecha señalada en negro por parte de los vecinos de la localidad de Linares, al ser el momento en el que cerró su gran pulmón económico, la empresa automovilística de 'Santana Motor', que daba empleo a unas 2.000 personas del pueblo y de sus alrededores.

El Plan Linares Futuro diseñado por la Junta de Andalucía como alternativa al cierre de la entidad, resultó ser un fracaso del que la localidad no se ha recuperado. Las consecuencias hablan por si solas: Linares se ha convertido en el municipio español con mayor tasa de paro, superando el 30%.

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La labor de Cáritas en Linares, el pueblo con la mayor tasa de desempleo de España

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En este contexto de depresión económica, la Iglesia hace lo que puede, aunque la solución pasa por la labor de las instituciones públicas: “No podemos solucionar la vida de la gente. Hay momentos en el que Cáritas consigue encontrar trabajo para una familia, que es la única forma de que las personas se promocionen y vivan sin necesidad de pedir ayuda. En cuanto a la clase política, harán lo que puedan pero o pueden poco o no se ven resultados. Nadie está contento con ellos porque no se atraen empresas, no se le da importancia al problema de Linares...”, lamenta Cristóbal Lupiáñez, responsable de Cáritas en Linares.

Barrios como el Cerro, San Antonio o Arrayanes se llevan la peor parte en la tasa de pobreza. A lo largo y ancho del municipio, de unos 57.000 habitantes, la Iglesia dispone de once parroquias que trabajan a destajo para atender las necesidades de su pueblo.

“En 2021 atendimos a unas 660 familias, en el comedor social se atiende a 25 familias de manera estable, pero entre rotaciones fueron 46 familias el año pasado. Luego entre transeúntes, personas sin hogar o que viven solas fueron unas 52. Esto va oscilando de un tiempo a otro, un poco más o menos”, ha recalcado Lupiáñez.

El responsable de Cáritas Linares ha manifestado que no están desbordados, pero sin con mucha tarea. La pérdida de población que no cesa en la localidad o las ayudas concedidas por las administraciones como el Ingreso Mínimo Vital, impiden el colapso: “Esto hace que se compense ese aumento de necesidad que existe. Pero la ayuda no cubre todas as necesidades de una familia, y no solamente pueden subsistir con ellas, sino que tienen que acudir a Cáritas y a otras entidades que pueda darles más ayudas. Luego tenemos las colectas, los socios, los donativos, etc. gracias a eso nos mantenemos”, subraya Lupiáñez.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Jaén

MÁLAGA

Los Asperones y Palma-Palmilla son los dos barrios con mayor tasa de pobreza en la provincia de Málaga. Ambos espacios se encuentran en la capital malagueña. Como ya habrán supuesto los lectores, se tratan de dos zonas que no salen en los carteles paras vender al turismo las bondades de la Costa del Sol. Es la otra cara de Málaga, la del desempleo, el consumo de drogas e incluso los tiroteos.

La vida en Los Asperones: “El lugar perfecto para dar de comer al hambriento”

Los Asperones es un barrio de reciente creación, situado en la periferia de la ciudad, en el distrito de Puerto de la Torre, al oeste de Málaga. Nació en el año 1987 como solución provisional, con el fin de acabar con las chabolas que existían en sus alrededores (Estación del Perro, el Punete de los Morenos y Portada Alta), con la condición de que a sus vecinos, la mayoría de etnia gitana, se les trasladara en un periodo de tres años a una vivienda digna.

35 años después las primeras 175 familias que llegaron esperan sentados que le asignen un inmueble. Luego, con el paso del tiempo, se han ido incorporando otro centenar de padres e hijos al asentamiento de cuartillos y chabolas cada vez más deterioradas.

Patxi Velasco es uno de los vecinos más combativos de Los Asperones. Asturiano de nacimiento pero residente en Málaga desde la adolescencia, durante décadas este cristiano de base lucha por la dignidad del barrio. Lo hace como cristiano, profesor y actualmente director del colegio 'María de la O'.

En declaraciones a 'ECCLESIA', Velasco ha explicado la complejidad del barrio: "Es un sufrimiento injusto pero a su vez evitable si hubiera voluntad política. Muchos de los padres que vinieron aquí con sus hijos pequeños ya han ido muriendo por el paso del tiempo, y mientras el problema se ha enquistado. No formamos parte de la publicidad de la Costa del Sol. Las asociaciones, la escuela, etc. trabajamos por intentar de dar algo de dignidad a esta gente”, explica.

Las fuerzas vivas de Los Asperones, entre ellas la Iglesia, trabajan en red por lograr mejoras, siempre desde una vocación cristiana, como reconoce Patxi Velasco: “Es un creer que tiene que haber bien y justicia. Los Asperones es el lugar perfecto para dar de comer al hambriento y vestir al desnudo. La acción de la Iglesia tiene que estar en el barrio porque la gente no merece nacer en un sitio como este”, expresa.

El día a día en Los Asperones es difícil. En el colegio 'María de la O' que dirige Patxi, ofrece desayuno diario y picnic a los alumnos pertenicentes a las familias más vulnerables. Toda una estructura de ayuda coordinada desde el centro educativo, integrado por monitores, cocineros e incluso docentes del propio barrio, forjando así una sinergia perfecta de solidaridad.

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La vida en Los Asperones: “El lugar perfecto para dar de comer al hambriento”

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En cuanto a los adultos, la situación se complica: “Aquí la gente se gana la vida con la chatarrería, otros aparcan coches, otros viven de la mendicidad...” Pocos frutos para tanto trabajo, aunque se logran pequeños avances: “Hace veinte años no había nadie con nómina, y ahora al menos tenemos dos universitarios gracias al esfuerzo de mucha gente, e incluso alguna nómina”, precisa.

Un barrio estigmatizado por los foráneos en parte por el consumo de drogas en el barrio. Una realidad que existe, y que ha aumentado tras el paso de la covid-19 por Los Asperones: “Había gente que había logrado salir y han vuelto a recaer. Desde el colegio y las asociaciones administran metadona y ofrecen tratamientos de desintoxicación”.

Mientras tanto, la parroquia de San Fernando hace lo que puede con quienes más lo necesitan, supliendo los recursos que no llegan desde las administraciones: “Yo como Iglesia pensaba que los políticos no tenían consciencia ni conocimiento de lo que había aquí, pero cuando hemos denunciado tantas veces la realidad del barrio, acudir al Defensor del Pueblo Andaluz, etc. comprobé que es un problema de sensibilidad. Los pobres no les importan, porque esta situación de Los Asperones es evitable y se puede reparar con voluntad”, manifiesta Patxi Velasco.

Ahora que Andalucía está sumida en plena campaña electoral, para Patxi la solución no pasa por las promesas, sino por la sensibilidad: “No importan los colores, porque los políticos te regatean y echan la pelota a otras administraciones que no son de su partido. La clave es la sensibilidad, porque capacidad tienen. Cuando quieren construir puertos preciosos o museos espléndidos son capaces de hacerlo. Hace falta una búsqueda de la justicia. Si no construimos la sociedad atendiendo a los vulnerables, ancianos o dependientes, no podemos construir el puzzle social bien”.

A lo largo de tantos años, este cristiano de base de origen asturiano ha acumulado multitud de anécdotas que permanecen en la retina. No espera un 'gracias' por su reivindicativa labor, pero reconoce que le emociona: “El otro día un señor me dio las gracias porque me pedía que si podíamos cambiar a su hijo preso de módulo, porque lo estaba pasando muy mal como consecuencia de una enfermedad. A través del sacerdote de la cárcel le escribimos una carta a la cárcel y finalmente le cambiaron. Me lo agradeció. La Iglesia es una bendición”, expresa con emoción.

Otro de los grandes hitos que han logrado en los últimos tiempos tuvo lugar después del confinamiento, cuando consiguieron hacer llegar el wifi y aparatos electrónicos a algunas chabolas con el objetivo de que los niños pudiesen conectarse a Internet y hacer los deberes: “Yo en el confinamiento tuve que hacer uchas fotocopias para hacerles llegar los deberes a los alumnos. Cuando pudimos salir, acordamos con la Universidad un proyecto para alargar el wifi con una antena que llegasen a estas casas. Fue muy bonito”, revela.

Conoce el 'Informe ECCLESIA' de Málaga

SEVILLA

Sevilla capital cuenta en sus entrañas con algunos de los barrios considerados más pobres y conflictivos de toda España: Los Pajaritos, Torreblanca y Las Tres Mil Viviendas. El Polígono Sur, donde se enclava este último barrio, es la zona más deprimida del país según los indicadores del Instituto Nacional de Estadística, con una renta media que no supera los 5.000 euros anuales.

La Iglesia, a través de sus instituciones y voluntarios, abarcan toda una red de ayudas e iniciativas que no se limita a las parroquias de estos barrios, sino de otras zonas de la ciudad con mayores recursos. En 'Informe ECCLESIA', contamos la realidad en Los Pajaritos y Las Tres Mil Viviendas.

Los Pajaritos: uno de los barrios más conflictivos de Sevilla al que el Gran Poder puso en el mapa

Los Pajaritos es uno de los barrios que lideran todos los rankings de pobreza no solo en los indicadores de Sevilla y Andalucía, sino de toda España. La venta ambulante o la chatarrería son los medios para ganar unos euros entre muchas familias, pero otras viven de la droga, siendo el factor que más deteriora la convivencia entre sus habitantes. No en vano Los Pajaritos es el mayor mercado de droga de Sevilla. Así las cosas, los ajustes de cuenta y los tiroteos están a la orden del día en el interior y en los aledaños de los edificios tomados por los traficantes.

El pasado mes de octubre, el barrio tomó notoriedad gracias al Gran Poder, hasta donde se desplazó el 'Señor de Sevilla' durante tres semanas en varias de las parroquias con las que cuenta la zona, con el fin de llevar esperanza a unos vecinos muy castigados por las desigualdades.

Han pasado ocho meses de aquello y, aunque el olvido de las administraciones sigue presente, la labor de la Iglesia se ha intensificado en la zona, tal y como cuenta para ECCLESIA Loli García, directora de la parroquia 'Blanca Paloma'.

“De aquello quedan los voluntarios que nos ayudan en las visitas a las personas que atendemos, sobre todo mayores y dependientes, les llevamos la Comunión si la piden, les proveen de alimentos, medicación, nos dan aviso si necesitan ayuda... Y también el Gran Poder nos ofrece asesoría jurídica para la búsqueda de empleo a personas que lo necesitan. Es un lazo con la hermandad que no se corta”, expone con orgullo Loli.

Las fuerzas vivas del barrio adviertían por aquel entonces que la presencia del Gran Poder debía constituir un punto de inflexión para que las administraciones trabajasen por solucionar los déficit de un barrio marcado por el desempleo, el tráfico de drogas y la pobreza. Pero la clase política, a diferencia de la Iglesia, no ha hecho sus deberes.

“Los servicios sociales del Ayuntamiento están desbordados y tardan meses en tramitar muchas veces las ayudas, por lo que estas personas recurren a Cáritas, a las parroquias o congregaciones como Sor Ángela de la Cruz. No puede ser que tarden tanto, tienen que poner más medios”, reclama la directora de la parroquia 'Blanca Paloma'.

Asimismo, García lamenta todas las promesas incumplidas por parte de las diferentes instituciones, que podrían paliar los problemas de los 20.000 vecinos que integran Los Pajaritos: “Dijeron que iban a hacer un centro de día de mayores, un centro cívico... y nunca se hace. No hay arreglo porque no quieren que lo haya. La droga aquí está camuflada, pero se sabe donde está y la policía no viene”, relata.

Las Tres Mil Viviendas: el barrio sevillano de los pisos marihuana, mafias y miedo

Como consecuencia de la fama o de la realidad, Las Tres Mil Viviendas de Sevilla lidera todos los rankings publicados en Internet como el barrio más peligroso de España. Lo que poca gente conoce es que está compuesto por seis barriadas pertenecientes al Polígono Sur. Y de estas barriadas, las verdaderamente conflictivas son la de Murillo y Martínez Montañés, conocida también como “Las Vegas”. Pese a que las administraciones locales invierten cada año en el distrito importantes partidas presupuestarias, los resultados no llegan.

El tráfico de droga prolifera en las calles del barrio. Utilizan los pisos como plantaciones de marihuana que ponen en peligro la vida de otros vecinos por estar enganchados a la red eléctrica. Viviendas que no están a nombre de ningún particular, ya que abandonaron hace años el inmueble, siendo ocupados ilegalmente por estos traficantes.

Acceder a los puntos más conflictivos de las Tres Mil Viviendas es una operación de alto riesgo. Las miradas con recelo se suceden. Cuando ven un coche o una cara nueva te van siguiendo a pie, en moto, con otros vehículos... siempre sospechan que puedas ser un policía o algún periodista. Y es que a estos clanes no les interesa que la realidad se conozca en los medios de comunicación.

Varias entidades de la Iglesia, como Cáritas, los salesianos o o la Junta de Hermandades y Cofradías de Sevilla contribuyen a mejorar la realidad del Polígono Sur. Entre estas iniciativas se encuentra el 'Proyecto Fraternitas', en la que participan todas las hermandades de la capital hispalense.

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Las Tres Mil Viviendas: el barrio sevillano de los pisos marihuana, mafias y miedo

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Su coordinador, Hugo Gentil, ha explicado que con este proyecto se atienden a unas cien familias todos los meses “proporcionándoles alimentos que provienen del Banco de Alimentos” para unos vecinos que viven en situación “de marginalidad, analfabetización, alto nivel de paro con trabajos residuales de mercadillos, chatarras...”. A ello se suman otras realidades, como el de las personas mayores, al que las pensiones no les llegan para salir adelante.

Pese a la mala fama de algunos puntos del barrio, Genil ha apuntado que la mayoría de las calles son pobres pero no conflictivas: “Aquí vive gente trabajadora. Nosotros venimos con frecuencia con el coche y no nos hacen nada. Es gente obrera. Otras partes si son más problemáticas, pero tenemos que ver al Polígono Sur como un barrio más de Sevilla”, demanda Hugo Genil en ECCLESIA.

A su juicio, la vía para lograr que los habitantes del barrio abandonen su situación de pobreza es que supere sus complejos, como ha hecho otros lugares de la capital andaluza como El Cerro, Polígono Norte o Parque Alcosa: “Aquí en cuanto alguien progresa se lleva a los niños fuera del barrio, esto hace que se convierta en una zona de gueto. Aquí vie gente trabajadora, y para quienes no tengan trabajo hay que lograr su reinserción laboral, que los hijos se escolaricen, etc. para que suba el nivel”, sostiene el coordinador del Proyecto Fraternitas.

Asimismo, opina que para que el Polígono Sur progrese es importante que su agrupación parroquial se convierta en hermandad: “Está muy comprobado en Sevilla la importacia de que un barrio tenga su hermandad, como ocurrió con Santa Genoveva en Tiro de Línea, en Torreblanca, en Pino Montano, El Cerro... es importante potenciarlo porque alrededor de las hermandades existe la posibilidad de aglutinarse en torno a la parroquia, con sus acciones sociales, apoyo a Cáritas... Sería es un eje en el barrio”.

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