La reflexión de Ana Iris Simón sobre el aborto y las personas con síndrome de Down: "El 90% no nace"
La escritora comparte en un artículo la historia de una niña de 3 años síndrome de Down y cómo el testimonio de su madre ha sido un punto de inflexión para la periodista
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Es una niña de tres años con nombre de flor. Apenas tenemos más datos sobre su vida ni de la de sus padres. Pero sí sabemos que ella tiene síndrome de Down y que sus padres tomaron la valiente decisión de seguir adelante con el embarazo. La palabra 'valiente' es importante subrayarla, si tenemos en cuenta que el 90% de los bebés que son como esta niña con nombre de flor, no nacen.
La carta de los padres al colegio el Día Mundial del Síndrome de Down
La pequeña con nombre de flor es compañera de clase del hijo de la periodista Ana Iris Simón, que ha compartido en su artículo semanal de 'El País' cómo contactó por primera vez con sus padres. Fue el pasado 21 de marzo, coincidiendo con el Día Mundial del Síndrome de Down.
Aquel día, sus padres dejaron una carta en el casillero de la escuela, donde compartían rasgos de la personalidad de su hija y cómo para ellos era un regalo haberla traído al mundo. Ana Iris Simón fue una de las lectoras de la misiva, que para la escritora supuso un punto de inflexión tal y como revela en su artículo.
“Terminé de leerla emocionada y sintiéndome un poco ridícula por la compasión con la que los había mirado al cruzarnos por los pasillos. Para ellos, traer a su hija al mundo no había sido una faena sino un regalo, y así nos lo contaban”.
El relato de la madre marcó en Ana Iris Simón un antes y un después
Semanas después, algunas madres del colegio compartieron un café con la madre de esta niña de tres años con nombre de flor, donde se abrió para relatar cómo acogieron la noticia después de que los médicos les advirtieran del trastorno genético de su hija.
Lo que más ha llamado la atención de Ana Iris Simón de la historia de la madre es cuando el ginecólogo dio por hecho que los padres de la pequeña optarían por el aborto: “Por lo visto es habitual: que cuando una pareja recibe la noticia de que su bebé tiene síndrome de Down, los médicos asuman que van a abortarlo”.
Pero lo más llamativo no es que los padres decidieran seguir adelante, sino la reacción del profesional sanitario, tratándolos “como si estuvieran haciendo algo malo por decidir no hacerlo”.
Como hemos comentado más arriba, el testimonio de la madre con una hija Síndrome de Down ha supuesto un antes y un después para Ana Iris Simón y en su sensibilización con estas familias. Y es que según la asociación 'Down España' se calcula que el 90% de los niños con este cromosoma de más nunca llegan a nacer.
Antes de conocer este dato demoledor, Ana Iris Simón se preguntaba por qué a la madre de la compañera de clase de su hijo no matriculaba a su hija en un centro para niños con síndrome de Down, aunque nunca llegó a planteárselo: “Desconocía entonces que cada vez había menos, que ya apenas nacían”.
Un dato que la escritora compartió con un amigo, quien le replicó que el “problema” de estos niños es “que son dependientes, como si el resto no lo fuéramos, o como si depender de alguien, algo intrínsecamente humano, fuera negativo”, se ha cuestionado Ana Iris Simón en su artículo de 'El País'.
"Vivimos en una sociedad eugenésica"
A juicio de Ana Iris Simón, el hecho de que la mayoría de los niños síndrome de Down sean abortados refleja que vivimos en “una sociedad eugenésica”, es decir, aquella disciplina que tiene como fin modificar la herencia genética de las personas para mejorar la especie humana, aplicando leyes biológicas y técnicas de la genética avanzadas. Así se lo trasladó a su amigo (declarado de izquierdas), quien se llevó las manos a la cabeza por esta reflexión de Ana Iris Simón.
“Pero lo hizo por el calificativo, no por el dato. Eso de llamar eugenesia a abortar niños con síndrome de Down casi por defecto le debió sonar meapilas y derechón, y la ideología funciona así, muchas veces como una guía puramente estética”, continuaba argumentando la periodista.
Después de meses compartiendo aula, Ana Iris Simón tiene claro que la presencia de la niña con nombre de flor le hace un bien muy grande a su hijo y a los demás: “Ojalá nadie le quite la sonrisa. Ni a su madre, que también tiene nombre de flor, el orgullo valiente de haberla traído al mundo”.