La confesión que hizo Ortega Cano sobre su trayectoria como torero y que le ha acompañado el resto de su vida
El diestro ha vivido su vida personal y profesional de manera intensa, por lo que la fe ha jugado un papel esencial en su vida
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José Ortega Cano es conocido a partes iguales por su faceta como torero y personaje del corazón. Es lo que conlleva contraer matrimonio a mediados de los noventa con una de las grandes divas de la canción española, Rocío Jurado. Tras su muerte llegarían otros amoríos que le han mantenido en las páginas del papel couché.
Pero como hemos dicho al principio, José Ortega Cano es ante todo torero. Nacido en Cartagena en 1953, tomó la alternativa en Zaragoza en 1974 de manos de José María Manzanares y con Paco Bautista como testigo de la ceremonia.
La primera mitad de los ochenta fue su etapa dorada en los ruedos, pero también cuando sufrió las primeras cornadas graves. Una de ellas tuvo lugar en 1978 durante la Feria de Bilbao, en el muslo derecho, cuando entraba a matar a su primer toro. Un año más tarde, en la Feria de San Isidro, volvería a sufrir una fuerte cornada.
Pero aquel riesgo merecía la pena al diestro, que logró situarse en las primeras posiciones del escalafón de matadores. Hasta en dos ocasiones salió por la puerta grande de Las Ventas (Madrid).
La fe, fundamental para que Ortega Cano superara las cornadas
El 13 de octubre de 1987 sin duda quedará marcado en su vida y en el de los suyos, después de que en Zaragoza resultase herido de extrema gravedad por un toro, sufriendo importantes daños en las cavidades abdominal y torácica. Estuvo más muerto que vivo. Lesiones que ya le marcarían en el resto de su trayectoria.
El torero ha llegado a contabilizar hasta 32 cornadas en su cuerpo. Sin duda, para superar todas estas embestidas y seguir adelante en este mundo taurino, José Ortega Cano ha recurrido a la fe, tal y como relató en una reciente entrevista concedida al diario ABC: “Soy muy de vírgenes. A Rocío (Jurado) le rezo mucho, ella tenía una relación especial con las Vírgenes y los Santos”, confesaba.
Además, remarcaba durante aquel encuentro que el toro le había enseñado a valorar la vida: “He conocido a artistas e intelectuales, a gente muy metida en la fe, cosa que me ha ayudado mucho”, precisaba.
Así ayudó a Ortega Cano la fe durante su estancia en prisión
Una fe que no solo le ha ayudado en su trayectoria profesional, sino también personal. Y es que durante su estancia en prisión, tras atropellar en 2011 a una persona con su vehículo costándole la vida, afirma que se mantuvo fuerte gracias a ella: "La experiencia de verse privado de la libertad y esas vivencias te tienen que transformar. En todos los sentidos. En mi vida he pasado muchas cosas, la profesión de torero es muy dura. Con estos percances y los éxitos he saboreado toda la clase de sensaciones. Pero mi paso por prisión ha sido algo que no me esperaba y sólo gracias a la fe no decaí y me dio fuerza. He valorado mucho las cosas", confesaba a la revista ‘Chic’ en 2015.