Día de la Iglesia Diocesana: ¿por qué "Somos una gran familia contigo"?

Cada parroquia parece un grano de arena dentro del territorio, pero cada una ha hecho y hace por cada uno más labores de las que imaginamos. 

Cartel promocional del Día de la Iglesia Diocesana 2018

Pablo Valentín-Gamazo

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Hoy es el día de tu parroquia. A la que vas todos los domingos y quizás algún día más durante la semana. Con una fachada más o menos atractiva, de estilo moderno o más antiguo, es la casa del Señor, tu casa. Detrás de sus puertas se encuentra la Presencia del Señor, y se celebra lo más importante: la Eucaristía.

Allí, los sacerdotes y voluntarios que lo ayudan te han ofrecido su ayuda. Desde que has sido pequeño te han bautizado, que es la bienvenida a la familia de los Hijos de Dios. A medida que has crecido, han contribuido a que ese crecimiento fuera también la fe. Los catequistas que se han empeñado tanto en que fueras amigo de Jesús en la Comunión y en la Confesión, que luego te preguntaron si querías serlo de verdad, si querías hacer la Confirmación. Y cada día y cada domingo han celebrado la razón de ser del cristiano: la Misa. La Eucaristía, el recordatorio de toda nuestra historia como pueblo de Dios. La misma ceremonia en la que quizás te entregaste a tu marido o mujer, o en la que decidiste dar tu vida por Él como sacerdote, monja, consagrado, fraile....

Eso, de puertas hacia adentro. Cuando el Papa Francisco pedía una iglesia “en salida”, pedía que lo fuéramos, pero más. Si todo lo anterior lo hace una parroquia, la labor pastoral de todas las parroquias en cada diócesis, y de cada diócesis en los territorios, es más de la que parece. También lo decía Francisco, que teníamos que ser “piedras vivas del templo de Dios”, estar unidos a nuestra diócesis y, con ello, a la iglesia.

Atención a los necesitados, personas mayores, gente sin hogar, a los hambrientos, a los presos, a los niños... Detrás de esa caridad que tanto gusta a los cristianos y que puede causar admiración en quienes no lo son, hay manos, hay rostros. Personas, consagradas y laicos, juntas por lo que pidió Jesús hace 2.000 años: amar al prójimo.

Las parroquias también atienden a los que atienden a otros. También desde corta edad se organizan campamentos, actividades para niños, misiones para los jóvenes o las familias, ejercicios espirituales o peregrinaciones. Todas esas actividades que, en realidad, tienen en común compartir lo que somos: a Jesús, con los hermanos.

Esta es una manera de entender este día y este lema: saberse parte de una Iglesia viva que es una gran familia...contigo. La Iglesia agradece hoy que cada uno pertenezcamos a donde pertenecemos y nos pide ayuda para poder seguir celebrando con nosotros lo que nos une.

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