Einstein, uno de los hombres más inteligentes de la historia, ¿creía en Dios?

¿Creía Albert Einstein, una de las mentes más importantes de la historia, en Dios?

Einstein, uno de los hombres más inteligentes de la historia, ¿creía en Dios?

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Hace 75 años que una de las mentes más brillantes que ha dado este mundo, lo dejó, para irse... ¿a dónde? Albert Einstein es uno de los científicos más conocidos de nuestra historia reciente. Una persona respetada y admirada, el formulador de la Teoría de la Relatividad, premio Nobel de Física, y cuando alguien dice su nombre o una cita se le atribuye se respira respeto. Pero, una persona tan inteligente y sabia... ¿creía en aquello que hoy en día se separa de la ciencia? ¿Creía Einstein en Dios?

Hace tiempo, se hizo viral la noticia de que se subastó por una auténtica millonada, una carta de Albert Einstein en la que hablaba sobre Dios. En ella, el científico llegaba a asegurar que "la palabra dios es la expresión y el producto de las debilidades humanas". El texto fue subastado y llegó a la escandalosa cifra de 2,5 millones de dólares. Pero parece que este pensamiento, no hace justicia a toda la creencia del alemán.

Albert Einstein nació en una familia jufía, aunque él nunca fue religioso. Pero en muchas otras ocasiones ha hablado sobre Dios, aunque nunca haya dejado del todo claro aquello en lo que cree.

Algo sutil e intangible

En 1927, en una reunión en la casa del editor Samuel Fischer - según 'His Life and Universe' por Walter Isaacson-, conversaron en una cena sobre la posible existencia de Dios. Alguien apoyó la astrología, pero Einstein no estaba muy de acuerdo con ello y opinó que era más bien superstición. Entonces, le respondió que creer en Dios también era una “superstición.”

Queda algo sutil, intangible e inexplicable

Y le dijo a Einstein: "He oído que se supone que usted es profundamente religioso", y el científico contestó: "Sí, puede decirlo así. Intente penetrar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza y encontrará que, detrás de todas las concatenaciones perceptibles, queda algo sutil, intangible e inexplicable. La veneración a esta fuerza que está más allá de lo que podemos comprender es mi religión. En ese sentido soy, de hecho, religioso" (Einstein, citado en The Diary of a Cosmopolitan (1971), de HG Kessler, p.157 Londres: Weidenfeld & Nicolson).

Dios, el bibliotecario

En una entrevista publicada en 1930 en el libro "Glimpses of the Great, Einstein", el historiador G. S. Viereck comenta que le preguntó al físico si en realidad creía en Dios o no. El alemán quiso contestarle con la siguiente parábola:

"La mente humana, no importa cuán altamente capacitada esté, no puede comprender el universo. Estamos en la posición de un niño pequeño, entrando en una enorme biblioteca cuyas paredes están cubiertas hasta el techo de libros en muchos idiomas diferentes. El niño sabe que alguien debió haber escrito esos libros. No sabe quién ni cómo. No entiende los idiomas en los que están escritos. El niño observa un plan definido en la organización de los libros, un orden misterioso, el cual, no se comprende; un orden misterioso que no entiende pero apenas sospecha sutilmente".

Nuestras mentes limitadas no pueden escrutar la fuerza misteriosa que balancea las constelaciones

"Esa, me parece, es la actitud de la mente humana, incluso de la más grande y la más culta, hacia Dios. Vemos un universo maravillosamente organizado, obedeciendo ciertas leyes, pero solo entendemos las leyes vagamente. Nuestras mentes limitadas no pueden escrutar la fuerza misteriosa que balancea las constelaciones" (Cit. en Viereck, George Sylvester. "Glimpses of the Great". Duckworth, 1930. p. 372-373.; También citado en Einstein: His Life and Universe por Walter Isaacson, p. 386).

Si hay leyes... hay legislador

"¿Cómo concibes a Dios?", le preguntaron en 1943. Einstein respondió: "Dios es un misterio, pero un misterio comprensible. No tengo nada sino admiración cuando observo las leyes de la naturaleza. No hay leyes sin un Legislador" (cit. en William Hermanns, Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man (1983), p. 106).

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