''Encontrarse con Jesús en los pobres'', así cambia la vida de los jóvenes en los campos Lázaro

La diócesis de Málaga organiza cada verano los campos de trabajo Lázaro para que decenas de jóvenes ayuden a personas marginadas y necesitadas

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Muchos jóvenes dedican parte de sus vacaciones de verano a los demás. Tienen inquietudes, quieren ayudar. Una opción son los campos de trabajo, actividades dedicadas a diferentes propósitos, desde acompañar a ancianos, participar en campamentos urbanos infantiles o restaurar casas y templos. Los jóvenes buscan a Jesús en los demás.

La delegación de juventud de la diócesis de Málaga propone los campos Lázaro. Empiezan con unas charlas formativas, después los jóvenes se distribuyen en centros coordinados con Cáritas .''Van a vivir por la mañana en distintas realidades: desde ancianos, personas de la calle, niños en exclusión, enfermos de sida, etc. Tienen el encuentro con ese Cristo pobre'', explica Francisco José Ruiz Guillot, el encargado de esta delegación.

Hacer de la vida un campo Lázaro

Se llaman Lázaro por el pobre de la parábola del Evangelio (Lc 16, 19-31). Por las tardes harán formación y adoración eucarística. En la noche tendrán un momento de ocio distendido. Un poco de todo.

Los jóvenes ''llegan con mucha ilusión y con ganas''. Lo ve en su mirada. ''Lo dejan todo para encontrarse con el Señor en los pobres''. Asegura que ''se meten de lleno en los centros, en tocar a la gente, escucharlos''

El testimonio lo comparten entre ellos, ilusionan y motivan a otros. Incluso han salido vocaciones. Muchos jóvenes ''han sentido la llamada a trabajar con los pobres, han salido parejas que se han casado, sacerdotes y religiosas. Esos son los frutos testimoniales. Cuando uno se encuentra a Jesús así, uno se plantea: ''Señor, ¿qué quieres que haga?''.

Encontrarse con Jesús en los marginados

Raúl Leal es un joven que empezó participando en los campos y ahora es coordinador. ''Intento que esta experiencia que tanto me sirvió ayude a los jóvenes''. Empezó en campos e trabajo en Navidad en Los Asperones, un barrio marginal de Málaga que le cambió la vida. Trabajaba con chavales. Gracias a esa experiencia decidió sus estudios y vocación profesional.

El padre Francisco anima a particiar: ''Es importante vivirla, y lo que vivimos, nos transforme. Animo a todos los jóvenes que vivan un verano distitno. Para ir a la playa siempre hay tiempo''. Y Raúl informa: ''también tenemos piscina y playa. Hay momento para todo, y también para encontrarse con Cristo en quienes más lo necesitan''.