¿Formamos a nuestros hijos para alcanzar el triunfo social o para ser felices?: "El enfoque no es el adecuado"
Este sábado los delegados de la Pastoral Familiar se reunieron en Madrid para abordar el discernimiento vocacional en las familias: "Ahora no hay hijos que quieran ser sacerdotes"
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¿Preparamos a nuestros hijos para un mañana triunfal o para ser felices? Es uno de los temas que se ha abordado este sábado en el encuentro de delegados diocesanos de la Pastoral de Familia y Defensa de la Vida que ha organizado la subcomisión episcopal.
En declaraciones a ECCLESIA, el secretario de la subcomisión, Miguel Garrigós, ha contrapuesto la falta de vocación en las familias respecto a décadas anteriores, en la que era normal que alguno de los hijos fuese sacerdote, religiosa o misionero: “Es una tarea de formación de las familias cristianas, para que tengan en cuenta este tema del discernimiento vocacional, para rezar al Señor y que dé a cada uno su vocación. Es una manera de entender la vida”.
A juicio de Garrigós, no es el enfoque más adecuado educar a nuestros hijos para que estudien una carrera que le abra una perspectiva laboral exitosa y con altos salarios: “Creo que la educación tiene que pasar por ayudarles, ver el camino que Dios tiene para ellos. Un misionero no va a tener nunca un gran sueldo y parecería que a nivel social ha llegado a menos, pero la felicidad del que vive este camino vocacional. Más que a nivel de técnicas o herramientas, sería un planteamiento de vida, de familia y de educación”, sostiene.
Pero cambiar esta mentalidad no es sencillo en un mundo donde priman valores como la belleza, la fama o el éxito, conceptos alejados del Evangelio en muchas ocasiones: “¿Qué hacer con niños o jóvenes que no son los más guapos ni los más listos? Es lo que comenta el Papa Francisco, la sociedad del descarte, que son gente que parece que no encuentran su sitio y les corresponde estar marginados por no encuadrar en esos cánones sociales y nada más lejos”.
Frente a esta cultural del desgaste, puntualiza el secretario de la subcomisión episcopal de Familia, emerge la propuesta de la Iglesia “que quiere a todos sus hijos sobre todo a los débiles, tiene que alzar la voz y plantear las cosas de otra manera. Todos tenemos cabida. No se puede considerar que unos merecen la pena y tienen dignidad y otros son del montón y no sirven para nada. Dios no lo entiende así y ama a todos”, subraya.
Asimismo, Garrigós ha destacado que uno de los puntos más importantes del encuentro del sábado fue la ponencia del director de la subcomisión episcopal para los Seminarios, Sergio Requena, quien a su juicio “abrió el campo de trabajo y perspectiva porque a veces no se tiene en mente esta pastoral familiar en el discernimiento dela vocación, pero es donde se fragua todo. Si esto se cultiva en la familia es más fácil que los adolescentes y jóvenes tienen que responder a la llamada”, ha comentado.